martes, 29 de noviembre de 2011

ROMANCE DEL RELISTO

--Felicidades, Eloy, estarás contento con el resultado. ¡Vamos, digo yo!
--¿Te refieres al resultado del Real Madrid en la Champions?
--También te felicito por el resultado del Real Madrid. ¡Faltaría más! Me refería al resultado de las elecciones. Por fin, se irá el “ojos glaucos y cejas circunflejas” a pastorear nubes en tu León del alma.
--Contaminará la ciudad con el virus de la insensatez, Gaudioso; habrá que tener mucho cuidado y vacunarse antes de que haga el traslado a las Eras de Renueva. Un amigo de Pepiño le está haciendo un chalé con los muros de tres metros de altura.
--¿Será para que no pueda entrar nadie, o para que no salga él?
--¡Vete tú a saber, Gaudioso! ¿Quién sabe las intenciones de este elemento? Tú sabes que hace unos años pensaba trasladarme a León para residir entre los míos; pero vino la crisis, que él no veía, y se fastidiaron mis deseos. Habré de esperar a que escampe. Me habré de conformar, como hasta ahora, en ir a pasar los meses de verano para tener contacto con parientes y amigos; aunque cada año me quedan menos.
--¿Y eso?
--La Parca, Gaudioso, la puta Parca; cada año se lleva alguno, dejándome su vacío y sus recuerdos. Las ausencias son como los silencios en el pentagrama de la vida y, algunos, vienen con calderón; duelen las interrupciones en la melodía, la vida se trocea.
--Si vas el próximo verano a lo mejor te lo encuentras en cualquier sitio. León es una ciudad pequeña y familiar.
--En cuanto le otee, me cambio de acera; no lo dudes, Gaudioso.
--No me lo explico, Eloy, a fin de cuentas, sois casi parientes.
--¿Lo dices por el parentesco con su hermano Juan?
--¿Por quién, si no?
--Juan y yo ya no somos parientes; se separó, hace unos años, de mi sobrina Begoña. Por ese lado, ni fu ni fa; pueden darles a los dos por donde amargan los pepinos.
--¿Por qué le tienes tanta manía al de “ojos glaucos y cejas circunflejas”? ¿No te gustan sus mofletes?
--Lo que me cae mal, Gaudioso, es su completa incongruencia. Un hombre, con su escasez de preparación y conocimientos, al margen de su falta absoluta de sentido común, nunca debió presentarse para dirigir una nación que, encima, la hizo discutible y discutida en cuanto abrió la boca. Se necesita ser necio. Aunque su madre, según él, ya pronunciara el “num dimitis servum tuun…” del profeta, cuando tuvo en brazos a su Mesías privado. ¡Qué ganas de joder la marrana! Vamos, que lo endiosó para los restos.
--Ten en cuenta, Eloy, que por aquel entonces no tan lejano, entre la Jiménez, Jordi Sevilla y unos cuantos elementos, en el cónclave del café con cruasán, en casa de la actual Ministra, le convencieron para liderar el Partido contra Bono. Le convencieron de que era el más guapo y el más listo; como no le conocía nadie en el País, era la persona adecuada para dar imagen de renovación; ya que el Partido, tras Almunia y Borrell, estaba hecho unos zorros. Después, su propia egolatría hizo el resto. Por aquel entonces no tenían posibilidades de hacerse con el Gobierno. Aznar lo estaba haciendo muy bien; había sacado a España de la ruina que dejó el dios González y había hecho de España un país respetado y económicamente muy sano.
--Ya, pero según tú, alguien invitó a los putos moros a campaña electoral y ya ves las consecuencias.
--Eloy, si malo fue que él se creyese que era el elemento que salvaría la patria; peores fueron las decisiones que fue tomando, a la chita callando y a lo zorro, de ir cargándose a las personas que aún quedaban en el Partido y que podrían haberle ayudado en tareas de gobierno. Pero como, en el fondo, se sabía tuerto, buscó ciegos más inútiles que él, no fuesen a hacerle sombra; así, entre los ciegos, ya sabes, el tuerto es el rey. Ya ves, al mismo Jordi Sevilla, que fue uno de los que le promocionó, por intentar enseñarle economía en dos tardes, le puso a la luna de valencia; bueno, de Castellón, que viene a ser la misma luna.
--Sí, Gaudioso, prácticamente, no ha dejado títere con cabeza; ha llenado el Consejo de Ministros de verdaderas medianías y analfabetos; así, no es raro que él llevase la voz cantante y los resultados son los que son.
--¡Qué pena! ¿Por qué nombró ministro a Sebastián? ¡Joder, que trasto más inútil!
--El anterior tampoco fue una persona normal, Gaudioso; hacerlo peor era imposible; labor de titán y Sebastián en eso ha sido un titán.
--El dichoso Montilla, otro que tal baila: formación elemental, charnego converso, inutilidad supina, pinta frailuna de mendicante poberelo, absolutamente negado al sentido común; creo que el “ojos glaucos y cejas circunflejas” le mandó a Cataluña con muy malas intenciones, fue un regalo envenenado; le mandó adrede para arruinar la Generalitat; tiene muy mala leche el ZP.
--Ya ves, Gaudioso, para sustituirle en el Consejo, se trajo a su amigo Sebastián; no tenía otra forma de compensarle por la derrota que le infligió Gallardón; mucho arroz para tan poco pollo.
--Pues, Eloy, nos la lió cojonuda. ¡Pobre España! ¿Por qué nos odia tanto? ¿Será por lo del abuelo?

ROMANCE DEL RELISTO ( I )

¡Qué jodido es mi relisto!
Dijo, del Sebas, su abuela,
demostrando el amor ciego
que sentía por su prenda.
Con menos luces de seso
que el que tiene una luciérnaga,
con menos vista que un topo
que escarba bajo la tierra.
Lleva un agujero negro
trabajando en su cabeza
y devorando neuronas
a velocidad tremenda;
será un inútil total
a poco que lo pretenda;
porque, ser iluminado
ni lo es, ni lo aparenta,
aunque ría como un memo
o ponga cara muy sería,
cuando le ponen atril
o le entrevista la prensa.
Un Presidente, negado,
que llegó a la Presidencia
sin haber rascado bola
ni nada que se parezca,
tiene que escoger mindundis,
tontos, lelos, bobos, berzas
para ocupar ministerios,
no quiere que le ensombrezcan;
porque tiene más orgullo
que luces en la cabeza
y se basta, por sí solo,
pa dejar a España en quiebra.
Él, a todos sus ministros,
tan solo exige obediencia:
los quiere sin formación,
los quiere sin experiencia.
Muchos, la universidad
la pasaron por la izquierda:
Montilla, Blanco, Pajín,
Corbacho… tan solo escuela
y un poco de bachiller
por guardar las apariencias;
lo importante es el carné,
lo de menos es la ciencia.
A Sebastián le escogió…
¿Por la ciencia, o por la jeta?
Le nombró tras su derrota
bajo el voto de obediencia.
Como alcalde de Madrid
le quiso la Presidencia
y le obligó a pelear
con Gallardón en contienda.
Pensó que, en Madrid, los tontos
brotan debajo las piedras
y salió, como escaldado,
con el rabo entre las piernas;
no quiso ser concejal
y salió por peteneras
reclamando un ministerio
en concepto de la renta
por alquilar su prestigio
por el voto de obediencia.
Maquiavelo de León
(tonto el haba de Cistierna)
Le regaló el Ministerio
de Industria, con su cartera,
con el su Audi oficial,
con su chofer, asistentas,
asistentes, asesores,
y cargos de conveniencia;
los llama de confianza,
camaradas de merienda.
Es cuestión de intimidad
comer en la misma mesa.

(Continuará…)

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