jueves, 10 de noviembre de 2011

ROMANCE DE LOS BELLACOS ( III )

No deja de ser otra incongruencia más. Los de Tráfico deberían hacer menos controles de alcoholemia y más controles de incongruencia, digo yo.
--Sí, habría acertado si hubiese vestido el talante, aunque lo tenga tan raído. Los asistentes lo hubiesen tomado mejor que las coces del cólera.
--Si tanto le apetecía ir jinete hasta Santander, podría haber elegido otro caballo más domado, digo yo, como el “Imperioso” del difunto Jesús Gil, por un ejemplo.
--Pienso que…Visto lo visto, Gaudioso, no me cabe la menor duda: al de ojos glaucos y cejas circunflejas (que dices) le cagó un golondrino bravío; como tú decías.
--No hay otra explicación. Mira que montar en cólera, en su estado, no deja de ser una incongruencia.  Si llega a Santander montando a “Imperioso”, a lo mejor, le toman por “Gil y Puertas”.
--¡Coño! ¿Se equivocaban? Después de todo lo que dijo y ¡con qué ardor! debieron quedar todos absolutamente convencidos.
--¿De lo que dijo?
--No, Eloy, de que es un gilipuertas con cara de candado, además de mentiroso visceral, incongruente y pendejo.
--Gaudioso, te estás pasando; piensa que estás hablando del Presidente.
--¡Por desgracia, Eloy, por desgracia! ¿Cómo pudo negar sus recortes del estado de bienestar? Si a todos los allí presentes les había tocado la china, de uno u otro modo.
--No a todos, Gaudioso.
--¿A quiénes no?
--Sin ir más lejos, a los sindicalistas, como tales.
--Eso no se lo hubieran permitido ni Cándido, ni Toxo. ¿No ves que les hizo “vicepresidentes honoris causa” con poderes casi absolutos por lo del “diálogo social”?
--Tienes razón, Gaudioso, estos elementos nunca soñaron tener tanto poder. Mira tú, en compensación por los cargos, le hicieron la famosa huelga general, a cinco meses vista, y de mentirijillas; solo para disimular antes los cabreados, que eran muchos; pero no hicieron la huelga ni los cabreados. Lo estaban demasiado, como para a  ir a una huelga de gilipollas. No fue ni ZP y eso que son uña y carne.
--Sí, Eloy, fue una parodia intragable. Para huelgas, como mandan los sindicatos, las que hacen a Esperanza Aguirre con lo de los maestros; y eso que la Esperanza tiene más razón que un santo, no se puede gastar lo que no se tiene. ¡Estas son huelgas, coño! No aquel paripé.
--Son huelgas ensayo, Gaudioso, para hacerlas por todos los rincones de España, si el 20N gana Rajoy las elecciones; que las ganará o se demostrará la teoría de Salomón.
--Sí, Eloy, se van a poner en huelga hasta los golondrinos bravíos, lo que resultará un alivio. Lo de llamarnos “bellacos” a Cristóbal Montoro y todos los que decimos que nos ha cortado (¡qué corte!) el famoso bienestar social… ¿Lo dijo el de los ojos glaucos y cejas circunflejas o cólera?
--No, Gaudioso, los caballos piafan, pero no hablan. El subconsciente, sí.
--Este ZP es incongruente hasta la médula; además de mentiroso y faltón; a ver si desaparece pronto de la vida pública, que la privada es cosa suya, que se la aguante, ¡coño!.
--¿Seguimos?

ROMANCE DE LOS BELLACOS ( III )

Cantemos todos, a coro,
por si entiende el castellano:
“El bienestar y el talante
juntos fueron al carajo”.
En ese instante preciso
somos, ya, putos bellacos.
Bellacos yo y mi mujer,
mis padres y mis hermanos,
un pariente de Mansilla
que se dice primo hermano,
los paseantes de a pié
más los auto mocionados.
Bellacos son los currantes
y, también, son los parados,
las monjitas de clausura
y todos los funcionarios
y, además, añadiremos
a niños y jubilados.
Nos demuestra que mentimos
un ZP cabreado
enumerando los logros
de su segundo mandato:
los dos mil quinientos euros
que se cobraban por parto;
más los otros cuatrocientos
que no vio el necesitado,
congelación de pensiones
pa nivelar jubilados
con ese puto IPC
que ahora trepa desbocado;
recorte de manga y sisa
al sueldo de funcionarios
para rebajar las grasas
que el obesismo es muy malo;
y, para crear empleos
abaratamos el paro;
así, patrón que interese,
manda obreros al carajo;
no por nada, por la luz,
se ve el espacio más amplio.
Trece mil millones fueron,
entre cemento y asfalto,
por las ciudades y pueblos
absurdamente tirados.
Aquel, que hizo los carteles,
fue el único beneficiado,
Gansadas de Zapatero
(nació ganso y creció ganso)
gansadas de un presidente
que, ahora estamos pagando
millones de mentirosos,
a escote, como bellacos.
Palabras de un Presidente
que sobra hace cuatro años,
madre de la incongruencia
con innumerables partos.
¡Váyase pronto a León!
Allí le están esperando
los tres o cuatro, más íntimos,
y una bandada de grajos
que sobrevuelan las torres
sin penetrar en el claustro.

               (Madrid, 13 de Mayo de 2011)

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