viernes, 18 de noviembre de 2011

ROMANCE DEL CANDIDATO

ROMANCE DEL CANDIDATO

Don Alfredo Rubalcaba,
salsa de múltiples platos:
químico en combinaciones
de líderes sublimados,
husmeador persistente
de contubernios de saldo,
insultador prominente
del opositor callado
y mente privilegiada
en el zurcido de apaños.
Salsa para la ensalada,
salsa de carne y pescado.
Kétchup fue en Educación,
en tiempos del “ Gonzalazo”,
condimentando la LOGSE
como alimento de vagos;
más tarde, ya en interior,
resultó fuerte tabasco
para ocultar el sabor
en el preocupante asado
de un GAL, del todo intragable,
y le quedó requemado.
Rubalcaba, a su manera,
siempre se salvó, flotando
sobre la sucia inmundicia
como una rana en un charco.
González se fue de naja
cuando Aznar vino engarzando.
“¡Váyase, Señor González,
porque aquí ya está sobrando;
sea cosa de las urnas
si queda o sale pitando!”
“¡Váyase, Señor Gonzáles!”
González se fue al carajo,
por motivo de las urnas
y votantes con hartazgo,
como criado de Slin
y otros menesteres varios.
Por entonces, Rubalcaba
vistió concha de galápago
y vivió en la oposición
tocando el trombón del bajo
en la orquesta discordante
del socialismo menguado.
Pasado el tiempo de Almunia,
Borrell se alistó en el paro
y, ante nuevas elecciones
primarias, que las llamamos,
Rubalcaba siguió urdiendo
tejemanejes y amaños
y vino a ser Zapatero
el feto que llegó al parto.

Alfredo, de Juan Bautista
del José Luís, Candidato,
le ascendió hasta la Moncloa
con la campaña de “¡pásalo!”.
Evita cazar faisanes;
son aves de vuelo rápido;
prefiere el ánade torpe
como la oca o el pato.
Evoluciona en el tiempo,
a Darwin si los pasos
y, respecto a Zapatero,
va de Bautista a Pilatos.
¿Qué el Gobierno es un desastre?
Ppunto lava sus manos
pues dice que de Ministro
tan solo estuvo de paso:
obedeciendo en silencio
y ejecutando cayado.

Ahora llámase Alfredo,
hombre nuevo y candidato.
dice aportar soluciones
que a su patrón ha negado
y saca el puñal de Bruto
contra el César resignado.
Alfredo dirá sus planes
para un futuro inmediato;
el que estaba en el Gobierno
era un Rubalcaba extraño
que no es pariente de Alfredo
y fue un puto mandado.
Ppunto es otra cosa:
puro márquetin abstracto,
entelequia del futuro;
es un hombre equilibrado,
honrado, donde los haya,
políticamente  sano,
libre de tejemanejes,
hombre veraz, hombre llano,
hombre que busca alianzas
con los del quince de Mayo
y fuente de soluciones
a éste, ajeno descalabro,
que ocasionó Zapatero
un medianejo endiosado.
Rubalcaba le aguantó;
pero Alfredo es otro caso:
nació así, como de pronto,
en un acuerdo taimado
rodeado de primates
que atendieron en el parto.
Allí nació un ente nuevo,
ente puro, limpio, albo,
pesando unas cuatro arrobas,
midiendo unos ocho palmos.
Don Alfredo es el Mesías,
Don Alfredo, el Candidato.
“¡Será el salvador de España!”.
Escribe tu email y ¡pásalo!

                            (León, 27 de Julio de 2011)


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