lunes, 14 de noviembre de 2011

ROMANCE DEL PODADOR ( I )

--Buenos días, Gaudioso. ¿Has dormido bien en el claustro materno?
--¿Qué quieres que te diga? ¿Cómo puedo dormir bien, después del mosqueo que me hizo coger el de los “ojos glaucos y cejas circunflejas”? Si es que, pensándolo bien y detenidamente, hemos sido insultados de forma inmisericorde, con lengua viperina y mendaz. Sólo un cínico incongruente puede tratar, con semejante desfachatez, a más de cuarenta millones de españoles, que pensamos y decimos que ha hecho unos recortes brutales al “estado de bienestar”.
--Pues ya ves, él lo niega y, encima, nos llama mentirosos y bellacos. La verdad, Gaudioso, que yo también me acosté mascullando algún que otro improperio contra nuestro Presidente. Lo de mentiroso y bellaco lo tomé como un insulto personal.
--Es como para mear y no echar gota, Eloy. Que te lo digo yo. Para empezar, tenía que haber ido a Santander con el traje del talante, aunque lo tenga muy raído. Y si le apetecía ir de cabalgada, en lugar de volar en el Falcon de costumbre, debería haber montado a “Imperioso”, que es más comedido que “cólera”. ¡Dónde vamos a parar! Se le habría visto el plumero de mendaz; pero no el plumero de “insultador mayor del reino”. Nunca me lo imaginé de esa guisa. ¡Menudo cabreo se debieron de llevar los allí presentes!
--La verdad es que, como mentiroso, se puede comparar con el “simplemente Alfredo” que es el político que miente con más sinceridad. Ése sí que es un verdadero genio de la mentira; a fuerza de mentir, durante tantos años, se ha hecho un virtuoso.
--Tienes razón, Eloy, miente con sinceridad; a veces he llegado a pensar que se cree sus propias mentiras; las lleva, siempre, muy maduradas. Es un hábito que se adquiere a fuerza de repeticiones. A veces, imprime carácter, como es el caso.
--La verdad es que si Rubalcaba no encuentra, así de pronto, la mentira razonable, siempre recurre al escaqueo por los “Cerros de Úbeda”. En eso también es un virtuoso de la leche.
--Como que he llegado a pensar que considera los “Cerros de Úbeda” propiedad privada. Si no, ¿por qué ha impuesto en esos lugares la veda del faisán?
--Es que le resulta una gallinácea repugnante, por lo visto.
--Sí, Eloy, ese tunante no quiere que nadie cace la dichosa gallinácea y pueda desplumarla. Fíjate, ha intentado que su amigo, el Juez Bermúdez, declare cazador furtivo al Juez Ruz que anda, escopeta al hombro, por esos dichosos lugares tras el dichoso faisán y esta cacería le trae a mal traer.
--Que quede entre nosotros, Gaudioso; pero pienso que el Juez Ruz no caza el faisán hasta que haya un cambio de Gobierno y desaparezca Gómez Pumpido de la Fiscalía General.
--Ten en cuenta, Eloy, que el Juez Ruz cometió un error imperdonable.
--¡No me digas! ¿Cuál?
--Cogió, para el rastreo de faisán, a los mismos podencos que tenían la pieza a buen recaudo. Esos olfateadores le han estado llevando tras un rastro falso. Tenía que haber cogido una jauría de “galgos verdes”. Son mucho más eficaces para este tipo de rastreo y, por otras parte, no estaban implicados; pero no, escogió los dichosos podencos, que le han tenido entretenido, mareando la perdiz (que no el faisán) por falsos senderos en la espesura del bosque. ¡Así, no hay manera!
--Bueno, Gaudioso, dejemos que siga investigando el Juez Ruz; a lo mejor, un día nos enteramos de quien es la verdadera X de este feo asunto y no nos quedamos “in albis”, como sucedió con el caso de los GAL, que terminó metiendo entre rejas a los intermediarios y el responsable se fue de rositas. Ahora lo que importa, Gaudioso, es si el de los “ojos glaucos y cejas circunflejas” es un recortador del “estado de bienestar” o somos unos bellacos mentirosos quienes así lo pensamos y decimos. Lo importante es saber cómo han ido sucediendo los hechos. ¿Qué herencia recibió de Aznar? ¿Cómo la ha administrado en sus dos legislaturas? ¿Qué patrimonio deja en herencia al heredero?
--Pues veamos, Eloy, Veamos.

ROMANCE DEL PODADOR ( I )

Se nos hizo podador
el bendito jardinero,
que llegó de progresista
para el progreso del pueblo.
Florido estaba el jardín
y es que daba gusto verlo:
las rosaledas en flor,
cuajados los rododendros,
los parterres con narcisos
y morados pensamientos,
los laberintos de boj,
caprichos del jardinero,
donde el Ministro de Hacienda
multiplicaba el dinero.
Si hermoso estaba el jardín,
más hermoso estaba el huerto:
los manzanos, los perales,
naranjos y limoneros,
los nogales y avellanos,
los cerezos y ciruelos,
todos cargados de frutos
maduros para cogerlos.
En cuanto a las hortalizas
y verduras, ni te cuento:
los tomates, una gloria,
jugosos, sabrosos, tiernos,
como tiernos los guisantes
y sabrosos los pimientos;
las berenjenas orondas
y las guindillas ardiendo.
El PIB de España crecía
y el paro se iba muriendo.

Veintitrés de cada cien
poblaban el desempleo
cuando González dejó
hecho un erial el huerto:
agostados los jardines,
los parterres cenicientos,
los canales obstruidos
y las arcas sin dinero.
Absentismo laboral,
multiplicado en su tiempo,
fue lo que llevó a González
a arruinar jardín y huerto,
cambiar haberes por deuda,
un Ministro prisionero
con Vera, su Secretario,
por ilegales manejos.
Dejó González a Aznar,
cuando hizo testamento,
todo el país arruinado
con los españoles dentro.
En ocho años Aznar
trabajó con mucho acierto,
corrigiendo los errores
del gobierno gonzalero
que, como buen progresista,
nos progresó a los desiertos.

(Continuará….)

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