jueves, 19 de enero de 2012

ROMANCE DE LOS CURROS

A media mañana, cuando entré en el salón, me encontré a Gaudioso leyendo el ABC, que yo había dejado encima de la mesa cuando tuve que salir a hacer una gestión. Tenía el gesto un tanto hosco, como si, en su interior, hirviese el runrún de un verdadero cabreo.
--Pero, Gaudioso, ¿qué te está corroyendo los entresijos? Se te nota. No me digas que no tienes un cabreo, tirando a cojonudo.
--Es que es para mear y no echar gota, Eloy. Acabo de enterarme. Juan Francisco Trujillo, ex chofer oficial y camarada de juergas de Francisco Javier Guerrero (el Midas del profeta Oseas) se hizo de oro gracias a los conocimientos de alquimia y manejo de una piedra filosofal, conocida como “nido de reptiles”, de su jefe. Le regaló, así por las buenas, 1.350.000 euros para financiarle tres empresas imaginarias.
--No habrás leído bien, Gaudioso; ¿cómo se pueden financiar empresas imaginarias? Eso es cosa de locos.
--¿De locos, dices? No, Eloy, es un asunto de sinvergüenzas a los que se les concede el derecho de pernada.
--¿Qué empresas pudo imaginar, el tal Trujillo, para conseguir semejantes subvenciones? Mira que son 224.626.500 pesetas de las que tú manejabas; porque, cuando pasamos al euro, tú ya estabas enclaustrado. Esa cantidad, lo sabes muy bien, no la ganaba yo todos los meses.
--Pues ya ves, Eloy, el Midas se los dio a su chofer en un momento, el día 16 de febrero de 2004. Eso es un amigo, sí señor, y no como tú, que sólo me das charla, coño.
--¿Qué empresas fueron esas, si puede saberse?
--Mira, Eloy, la primera fue “Iniciativas Turísticas de Sierra Morena, S. L”.
El tal Curro compró unos terrenos que vendió, al poco, con 150.000 euros de ganancia, ya que no tenía previsto construir las casas rurales que anotó en la cuartilla; buen pelotazo. La segunda tiene una denominación casi sofisticada y todo. Pásmate, Eloy; la llamó “Lógica Estratégica Empresarial S. L”. Una empresa que ganó 450.000 euros, en un instante, resultaba muy prometedora; aplicaba una “lógica estratégica” verdaderamente fructífera. Con este resultado no fue necesario un estudio de viabilidad; ¿no crees?
--Desde luego, Gaudioso: con ese resultado fulminante, no necesitaba estudio alguno. ¿Cuál fue la tercera.
--La tercera estaba bien estudiada. Puso a un amigo suyo, Isidoro Ruiz Espigares, como socio, que fue el que recibió el dinero como subvención nominal y la llamó: “Ave nueva”. Se dedicaría a la cría y engorde de 150.000 aves por pollada. No se contaba con las gallinas (ahí estaba el negocio) porque las gallinas comen y no producen más que huevos.
--¡Coño, qué lumbrera! ¡Así, cualquiera!
--Y, ahora, resulta que Curro Trujillo declara, ante la Juez de Andújar y la policía, que los 900.000 euros, correspondientes a las dos primeras, se los gastaron, Curro Guerrero y él, en un piano antiguo, otras antigüedades menores, relojes, güisqui y cocaína. ¿Cómo lo ves?
--¿Cómo quieres que lo vea, Gaudioso? Unos sinvergüenzas de tomo y lomo. Auténticos listopolíticos.
--Para sinvergüenzas, Eloy, quienes le nombraron Consejero de Trabajo de la Junta y le dieron un “nido de reptiles” con 670.000.000 de euros, más otros 65.000.000, provenientes de la UE para la fomentación de formación y empleo en Andalucía. Fuera de control, a libre disposición, o séase, derecho de pernada. Esos, sí son los culpables: Manuel Chaves (Presidente) Griñán (Consejero de Hacienda) y Zarrías (Botijo de acompañamiento de ambos). Esos, tienen que parar en la trena con los dos Curros y algunos más, después de vaciarles completamente los bolsillos y cuentas familiares; que todos sabemos que existen complejas formas de esconder capitales.
--¡Joder, qué tropa!
--Sí, Eloy, Curros y responsables varios.

ROMANCE DE LOS CURROS

Francisco Javier Guerrero
cursó Master de Rey Midas
en el Centro de San Telmo,
Sede que es de Andalucía,
con ilustres profesores:
José Griñán y Zarrías;
el propio Manolo Chaves
llevaba la tutoría
de los “cursos de excelencia”
en la Sede de Sevilla;
tutelaba, especialmente,
la asignatura de Alquimia;
siempre pretendió dorar,
totalmente, Andalucía.
Pretende el “reino de jauja”
porque quiere cambiar guitas
por chorizos, que le sobran,
para sujetar jaurías;
porque, aunque ladren, no muerdan
mientras huelan las salchichas.
Francisco Javier Guerrero
se hizo un experto alquimista,
orlado Summa cum Laudae
tras de las pruebas precisas.
La piedra filosofal
él usaba de manija
para coger ocasiones
de esas que calvas se pintan.
Griñán, que era el Consejero
de Hacienda en Andalucía,
le dio un “nido de reptiles”
para practicar la alquimia
y pudiese de besugos
hacer “doradas” divinas.

A Francisco llaman “Curro”
por tierras de Andalucía
lo mismo que dicen “Paco”
por las tierras de Castilla.
“Curro” se buscó otro “Curro”
para llevarle en berlina
al trabajo, a lupanares,
al güisqui, a la cocaína
y a comprar antigüedades
por los barrios de Sevilla.
Sigue la Giralda inhiesta,
la Torre del Oro erguida,
el Guadalquivir desangra
en el mar toda su vida
tras abrevar arrozales,
tras engordar las olivas,
encender los naranjales
y haber besado Sevilla.
Todo iba viento en popa
navegando en la rutina:
cada uno iba a lo suyo
y Guerrero con su alquimia
se puso a “dorar”, a gusto,
al chofer de su berlina.
--“Curro, dale a tres Empresas
muy simples características
y apúntame, solamente,
sus nombres en la cuartilla;
cuatrocientos mil por cada
te subvenciono, de prima.
Yo soy plenipotenciario
y le doy a quien me anima
en asuntos de jaranas
disfrutando cocaína”.
Trujillo buscó un camello
traficante en papelinas
y el tomate de los guates
se hizo rosa sin espinas.
Trujillo apuntó una Empresa,
eso sí, imaginativa,
para hacer “Casas Rurales”
allá, por la Serranía.
Imaginó otra más seria:
“Asuntos de Asesoría”,
y con un colega suyo
una “Granja sin gallinas”:
ciento cincuenta mil pollos,
se imaginaba, darían;
que, puesto a soñar, el Curro,
no iba a andar con medias tintas.
Así doró el Curro al Curro
con secretos de la Alquimia
y del “nido de reptiles”
sacaba la purpurina.
Los Curros se lo curraban;
los Curros se repartían
las “Ayudas al Empleo”
en juergas con cocaína
y los Curros se esnifaban
dineros de Andalucía.
Uno en su coche oficial,
el otro lo conducía.
Los ambos, conjuntamente,
grandes juergas se corrían
por los lugares de alterne
de la ciudad de Sevilla;
los andaluces pagaban
y, ni siquiera, sabían
que fundían los dineros
de toda la Andalucía.
Chaves, se nos hace el “sueco”,
Griñán, se nos hace el “lila”,
y, entre lelo y tonto el haba,
se manifiesta Zarrías.
No reconocen que fueron
formadores del Rey Midas;
los responsables del caso,
que ahora a los Curros olvidan,
deben ir al tribunal
y a la trena con el Midas.
Un Curro doró a otro Curro;
se me revuelven las tripas.

(Madrid, 13 de Enero de 2012)

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