lunes, 23 de enero de 2012

ROMANCE DE LAS TORMENTAS ( I )

El asunto del “eregate andaluz” le dejó a Gaudioso muy escamado; el vaticinio del Profeta Oseas, acerca la aparición o advenimiento de un Midas, no dejó de sorprenderle, pero admitió que era cierto, pues coincidían demasiadas circunstancias entre la profecía y la realidad. Andalucía, seguía insistiendo, se parecía demasiado a la Palestina de Herodes: nepotismo, tráfico de influencias, dentelladas al erario público, cabeza del Bautista, manga muy ancha para sus cosas, ley del embudo, etc. Lo único que las diferenciaba era el paisaje y el folclore, en Palestina no tenían color, según Gaudioso, ni el uno ni el otro.
--Yo, la verdad encuentro una diferencia de cierta importancia, Gaudioso.
--¿Cuál?
--Que en Andalucía no gobierna Poncio Pilatos con las legiones romanas.
--¿El de la palangana? Bueno, Eloy, eso te lo admito; pero si tenemos en cuenta a Zarrías…
--Sí, ése, también se lava las manos en la sombra.
--A Zarrías, si te has dado cuenta, Eloy, le han llevado siempre como el botijo; será por si les viene la sed. Más vale prevenir…
--Es cierto, Gaudioso, le dejan siempre a la sombra; será para que mantenga el agua fresca; quita mejor la sed.
--Por otra parte, Eloy, ese botijo les puede venir como anillo al dedo cuando la Juez Mercedes Alaya (¡qué huevos tiene la niña!) siga investigando el “eregate” y descubra cómo se montó el “nido de reptiles”.
--¿Tú, crees? Mira, Gaudioso, la fiscalía no para de poner palos en las ruedas de la investigación.
--Es que a los fiscales les manda su puto jefe. Les ha dado órdenes rigurosas de que lo que deben perseguir es a los elementos que están implicados en la “trama de Correa”. Lo demás, les ha dicho, ni tocarlo: lo del faisán, “eregate”, los millones de la ayuda de la UE para la creación de empleo, el pufo de Castilla la Mancha, etc. etc. etc… Ha dicho Conde Pumpido que al cajón más profundo; ni tocarlo, no sea que ahúme y por el humo se sabe dónde está el fuego.
--Sí, Gaudioso, y del humo del cariño nacen los celos.
--¡Coño, Eloy, hoy me sales zarzuelero.
--No, precisamente, más bien enlazador; es que me las pones como a Fernando VII las carambolas.
--¿Tú, crees algún día responderán ante la justicia los fundadores del Monipodio de Sevilla? Porque la cosa tiene muchos bemoles.
--¡Qué bien te has expresado, coño! Estos elemento son los propios Rinconcete y Cortadillo.
--Sí, pero con botijo; no te olvides del botijo, aunque se lave las manos en la sombra, llegará a ser importante en el caso. A ese elemento es más fácil saltarlo que rodearlo. ¿Te has dado cuenta, Eloy, del preciso detalle? Yo creo, Eloy, que estos jetas terminarán mal.
--¿Con la Justicia?
--No, Eloy, entre ellos. Ya tuvieron sus más y sus menos esta primavera. Estuvieron en un tris de darse de hostias. ¿Lo recuerdas?
--Sí, dejé contados los hechos en el “romance de las tormentas”, en su momento. ¿No lo recuerdas, Gaudioso?
--Tengo una vaga idea; ¿por qué no me lo recitas, para abrir boca?
--¡Vale!

ROMANCE DE LAS TORMENTAS ( I )

Ha llegado a Andalucía
la florida primavera;
pero auguran los augures
que ésta vendrá con tormentas.
De momento, llueven hostias
y granizos como peras.
Predicen inundaciones
que arrasarán las cosechas,
dañarán los olivares,
pudrirán todas las fresas;
si acaso, los arrozales
habrán de benevolencia;
pero, lo que son naranjos
y la misma Presidencia,
van a sufrir huracanes
y tan terribles tormentas,
con sus aguas torrenciales
y granizos como piedras,
que no arriendo las ganancias
ni al campo ni a Presidencia.

Vienen tiempos muy revueltos
por montañas y riberas
y las aguas torrenciales,
ésas, que inundan las vegas
y acumulan las basuras
que retenían secretas
debajo de los acuerdos,
contubernios, contuberzas,
secretillos de Partido
y amaños “sine recetas”,
van a rodar por los suelos
para que todos las vean.
En Madrid, ya brama Chaves
con esa cara de berza,
entre tosca y sonriente,
que donó naturaleza;
pero duradera y dura
como tallada en la piedra.
Quieren endilgarle ERES
que no son de su incumbencia;
si acaso, sería Zaplana
el que organizó la fiesta
de subvención y de ERES
donde los intrusos cuelan;
pues les dejó cabos sueltos
cuando él Ministro fuera.

(Continuará…)

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