viernes, 27 de enero de 2012

ROMANCE DE LAS TORMENTAS ( IV )

Hoy ha amanecido un día, más que tonto, tontorrón. He ido a comprar el periódico y leer los titulares mientras desayunaba en la cafetería de costumbre. A mi regreso, entro en el salón y veo a Gaudioso apoyado en la ventana y mirando fijamente el lejano horizonte. No quise sacarle, así de pronto, de su concentración. Supuse que, como otras tantas veces, estaría esperando la aparición de una bandada de golondrinos bravos.
A estos golondrinos es preciso apuntarles y descerrajarles un tiro, según Gaudioso, cuando están en la lejanía; porque cuando llegan a la cercanía, su vuelo se vuelve más rápido y, encima, zigzagueante, por lo que resulta más difícil apuntarles y descerrajarles un tiro bajo en ala izquierda, que viene a ser mortal para el golondrino bravo.
Según Gaudioso, que es un entendido, entre las diferentes familias de golondrinos, que son varias y diversas, la de los bravos viene a ser francamente peligrosa para el ser humano; porque, en cuanto divisan un viandante (con los automovilistas lo tienen más difícil por lo del capó de automóvil, dice Gaudioso) atacan, con un vuelo más rápido y veloz que el del halcón peregrino cuando divisa a un palomo cojo; en llegando a la altura del transeúnte defeca en su cabeza. El excremento es de un efecto terrorífico y radical (nada que ver con la cagada del palomo, que solo produce molestia, asco y bochorno en el afectado y una risa espontánea y descojonante entre los que se percatan del hecho). El excremento del golondrino bravo, en cuanto toca la cabeza del humano, exilia para los restos el posible sentido común de la víctima, dejándole como un quídam aberrante y disperso de ideas y conceptos, lo que viene a ser un tanto ridículo y hasta bochornoso, dice Gaudioso. Esta entelequia (que lo es) asegura que, cuando el golondrino bravo tiene viandantes donde elegir, escoge siempre un político en ciernes porque tiene un futuro más prolongado. “Total, para lo que va a hacer (se justifica el golondrino bravo) ¿Para qué quiere ese político en ciernes el sentido común?
Gaudioso se percató de mi presencia; se volvió y me saludó.
--Buenos días, Eloy, ya has vuelto.
--Es la tuya una deducción muy atinada, dado que me estás viendo.
--Sigo pensando; Eloy, que cuatro años de una legislatura para madurar un consejo para el jefe y cobrar todos los meses, yo lo considero un despilfarro, aunque el consejo sea bueno que, por lo visto, no ha sido nunca el caso.
--¿En qué te basas para decir que no han dado un buen consejo?
--Pues por los resultados, Eloy, los árboles me has dicho siempre, que se conocen por los frutos que dan; me has repetido, infinidad de veces, que tú nunca has visto un cerezo que dé manzanas; solo los manzanos. Con tantos consejeros y ninguno se percató de que se nos venía encima una crisis pistonuda. Y mira que Rajoy se lo advertía continuamente; pero como no es persona de confianza, siguió despilfarrando y tardó dos años en admitir: “¡Coño, estamos en crisis!” “¡Vaya putada!”
--Los consejeros en Babia, Gaudioso; si el Presidente decía que no había crisis, pues para ellos no la había. El que más sabe es el jefe, ¡coño!
--¡Ah, ya! Por lo que se deduce que el tal Rosendo, ante la acusación de la jueza de ser un intruso en el ERE de Cydeplas, puede contestar que él, en realidad, cobró los 110.000 euros en concepto de subvención como consejero personal del Ilustrísimo Señor Francisco Javier Guerrero. A fin de cuentas un día, en un bar de El Pedroso le dijo: “Anda, Paco, tómate un Moriles, que está chupi”. Y el consejo fue bueno, porque Don Francisco se tomó seis seguidos. Los buenos consejos es de justicia que se paguen, coño.
--Sí, Gaudioso, al parecer, hay contertulios que así lo aseguran.
--¡Vaya coartada! La Juez Alaya lo va a tener crudo.
--Pues sí, Gaudioso, éstas y otras muchas causas son el motivo de las tormentas andaluzas. ¿Seguimos?

ROMANCE DE LAS TORMENTAS (IV)

Muchos años sin barrer,
muchos años, son los treinta
que no han usado una escoba,
en San Telmo, de limpieza.
Debajo de las alfombras
crece el champiñón, las setas,
el musgo más pertinaz
y crecen enredaderas
de corrupción, que amenazan
convertir salas en selvas.
La Juez reclama las Actas.
Griñán dice ser secretas;
que no le importan al Juez
los acuerdos que estuvieran
contenidos en las mismas
por estas causas concretas:
que esas son cosas muy suyas,
son asuntos de conciencia,
intimidad y amoríos
que a nadie más interesan.
Son secretos oficiales
lo que las Actas encierran:
hay fundaciones, muy suyas,
hay fundaciones, muy nuestras,
hay chanchullos, donaciones,
hay regalos, hay prebendas,
cosas que afectan a Chaves,
cosas que a Griñán afectan
y muchas cosas que al Juez
ni atañen, ni le interesan.
Lo asegura hasta el Fiscal
porque se lo dijo un menda
que lleva la Dirección
de la Fiscalía entera.
“Los asuntos del PSOE,
(Pumpido se lo recuerda),
son de “pecata minuta”
y en España no interesan
bagatelas semejantes;
mientras los de la Derecha
tienen “pecados mayores”
como el “Asunto Correa”.
Los tres trajes de Francisco
solo a Pumpido interesan;
por ser un “cohecho impropio”
de esos cohechos que aterran”.

Vienen las lluvias a Chaves,
a Griñán, granizo y piedra,
del Juzgado, la riada;
una puta primavera
que pudrirá el socialismo
dando floración a Arenas.

(Madrid, 6 de Abril de 2011)

No hay comentarios:

Publicar un comentario