lunes, 13 de febrero de 2012

ROMANCE DE LOS SINDICATOS

ROMANCE DE LOS SINDICATOS

Los siete años que, en Babia,
pastaron los pastizales
de los montes de León
y sus colinas feraces,
rumiando hierbas jugosas
en la hondura de sus valles,
olvidaron las protestas;
se olvidaron de las calles;
olvidaron las pancartas,
las bocinas y los cantes
reclamándole al Gobierno
más beneficios sociales.
ZP, que conocía,
de antiguo, los pastizales,
puesto que en ellos moraba
por periodos anuales
y disfrutaba en las Babias
de sus hermosos paisajes,
mientras pensaba en Moncloa
su ectoplasma. Disparate
que nos trajo donde estamos:
todos con el culo al aire.
En las Babias, se reunían,
por ser bellos los lugares,
el prepotente “ojos glaucos”
y líderes sindicales
en pro de una Paz Social
en los campos nacionales.
Con bisturís subvenciones
fue cercenando las partes,
que les cuelgan a los toros,
hasta conseguir caparles
y dejar en simples bueyes
los toros fieros de antes.
Meriendas, cenas, reuniones,
diálogos interminables,
Vicepresidentes Aptos
llegó ZP a nombrarles.
Todo por la Paz Social:
un dinero interminable
para relojes carísimos
y vida “de puta madre”
Les interesaba el paro,
los ERES interminables;
pues de estos nidos sacaban
comisiones a raudales
por decir que asesoraban
a quien se iba a la calle.
¿Cuántos puestos de trabajo
crearon estos tunantes?
Solo interesa formarlos;
no interesa colocarles
pues perderían millones
de las arcas nacionales
por cursos de formación
de resultados fatales:
parados muy preparados
que emigran a cualquier parte.

Como ha cambiado el Gobierno,
se nos vuelven viscerales;
recuperan los mondongos
y embisten en todas partes.
Vuelven a hondear banderas
republicanas, de antes,
las mismas que sus ancestros
hondeaban por las calles
cuando celebraban fiestas
con fallas conventuales
y masacraban las monjas.
a los curas y a los frailes
porque privaban derechos,
coartaban libertades
y eran de misa diaria
sus costumbres ancestrales.
No consideró Garzón
llevar a los tribunales
a Don Santiago Carrillo
por Paracuellos y tales
millares de masacrados.
No eran actos criminales:
consecuencia de festejos
y verbenas populares;
lo que se dice, en jaranas,
ser daños colaterales.
La España Republicana
celebraba libertades
y la quema de conventos
eran las fallas normales.
Estas hordas progresistas
se demuestran como tales
y embisten contra el Gobierno
y embisten a tribunales,
porque el poder absoluto
debe seguir en la calle:
“no, a un gobierno fascista;
no, a fascistas tribunales”.
Hoy, el “Dogoberto Méndez”
con el “Toxo Ladra Calles”
amenazan con hacer
nuevas fallas nacionales:
“lo que se quema en Valencia
puede arder en cualquier parte”.

Espabílate, Rajoy,
quita las armas dentales
a estos putos perro flautas;
que no muerdan, aunque ladren;
se mantengan de sus cuotas;
no de ayudas nacionales,
donde maman mis impuestos
y yo no soy sindicable.
Que cada perro se lama
sus cipotes personales.

(Madrid, 13 de Febrero de 2012)

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