domingo, 12 de febrero de 2012

ROMANCE DE LA SENTENCIA

ROMANCE DE LA SENTENCIA

La sentencia del Supremo
trae revuelta a toda España.
Unos, dicen que fue justa
y, por lo tanto, la acatan;
otros, dicen que es injusto
que a Baltasar de la Mancha
siete jueces del Supremo
ejecuten su venganza
despojando de puñetas
a una figura togada,
siendo el juez más deslumbrante
en los juzgados de España.
Juez Estrella, dicen unos,
porque sale en las portadas
de revistas y de prensa
ocupando muchas páginas;
le dicen Juez deslumbrante
que alumbra en tierras lejanas
y siempre va acompañado
de repiques de campanas.
Felipe y Guerra mataron
a Montesquieu, por la espalda,
y dejaron la justicia
del pueblo politizada.
La justicia es como un río
que dos riberas encauzan:
por un lado, la derecha;
al otro, la izquierda llaman ;
los conservadores beben,
los progresistas se empapan
del agua que lleva el río,
mas difieren en las causas
que a los unos interesa
y a los otros les espanta.
Ley es el agua que corre
y muy lentamente avanza
por no disponer de medios
y unas cuantas mojigangas
que, a veces, cierra en cajones
alguna importante causa
para sacarla a la luz
si la suerte viene manca.
El juez Baltasar Garzón,
que es producto de la Mancha,
como son el azafrán,
el ajo y la remolacha,
ha sido experto en abrir
muchas y variadas causas;
en mucha de ellas acierta,
mas fracasa en otras tantas
dado que sus diligencias
no son bien justificadas
y algunas de ellas esconde
por si viniesen mal dadas;
ejemplo, el caso del Gal,
que a Felipe acojonaba,
lo dejó, durmiendo en paz,
porque Felipe le abraza
y le coloca tras él
para entrar en gobernanza.
Mas, no salió el Ministerio
que este manchego soñaba
y empezó a abrir los cajones,
con tal arte y con tal maña,
que el primero que aparece
es el GAL. Es cosa extraña.
No fue la simple justicia
que fue rencor y venganza.
La Ley, en este País,
mismamente, como el agua,
pertenece al español
y a todo español alcanza
en igualdad, por derecho;
la Constitución lo manda,
aunque haya espabilados
que no comparten ni el agua.
Así, va avanzando el río
y van fluyendo las aguas,
dibujando sus meandros
sin que a nadie satisfagan.
Ya lo dijo Pablo Iglesias:
“no hay que andarse con mandangas;
la ley, cuando es favorable,
es preciso el acatarla;
mas, si es desfavorable,
pasamos entre las nalgas”.
Esta vez el juez Garzón
se invistió de Torquemada
y puso una Inquisición,
en uso de la artimaña,
para descubrir secretos
que la propia Ley ampara
entre reos y abogados.
Pasó la Ley por la manga
ensuciando las puñetas.
Prevaricación se llama
esta conducta ilegal
que la propia Ley rechaza.
No busquen tres pies al gato
que la cosa está muy clara;
siete jueces del Supremo,
en su justicia, declaran
que Garzón prevaricó
quien la hace la paga.
Por la ribera derecha
los altos chopos acatan;
en la izquierda, los zarzales
inventan sucias marañas
de injusticias y fascistas
que a su “gran estrella” empañan.
Y grita la turbamulta,
y ladran los perro flautas,
y sufre el Supremo insultos,
y es que, en una dual España,
la Izquierda tiene derechos
que la derecha no alcanza;
porque la Izquierda progresa
y la Derecha se atrasa.
Ya nos dice Villarejo:
“Es una casta el Supremo
al servicio de Venganza”.
¡Joder, con el ex fiscal
que se ha salido de casta.

(Madrid, 11 de Febrero 2012)

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