domingo, 4 de septiembre de 2011

ROMANCE DEL BOTELLON

--Pero me puedes decir, Gaudioso, alma de cántaro, ¿qué haces levantado a estas horas de la madrugada?
--Pues, tú, no andas muy allá, por lo que veo, Eloy, ¿estás desvelado?
--He tratado de ver la televisión; pero a estas horas la oferta es detestable. Pero tú, ¿sabes la hora que es?
--Pues, Eloy, no tengo ni idea, en el útero hay demasiada humedad como para llevar reloj. Como nunca me has regalado uno sumergible.
--¿Para qué quieres un reloj, Gaudioso?... Si, a ti, el tiempo no te importa ni te apremia.
--No sería malo saber lo que duran estos espantosos coñazos de los viernes y sábados noche.
--Si estuvieses contando el tiempo, te resultaría un infierno, como me sucede a mí.
-- ¿También te molestan estos escándalos del botellón?
--A mí, a todos los vecinos del barrio y hasta al cadáver de Don Claudio, que debe de estar alborotado bajo la losa; pienso que, si no tuviese encima mil kilos de granito, se volvía a levantar en armas para aplacar estas hordas vandálicas.
--Pero, ¿hay muchos vándalos allá afuera?
-- Como todos los botellones; calculo que habrá más de mil cabras locas pegándole a la litrona, a los cubatas, a los calimochos, dando alaridos para no entenderse, poniendo la música de sus coches tuneados a máxima potencia, emborrachándose sin límite, devolviendo las pastilla por las aceras, meando por los portales, metiéndose mano por pechugas y bajos, y algunos “bautistas”, anunciadores de seres humanos, metiéndose, sin discreción alguna, en esos lugares pantanosos, donde antiguamente dormía el pudor.
--La verdad, Eloy, es que esta noche la escandalera es pistonuda; ¿no tienen otra forma de divertirse los jóvenes?  
--Hombre, Gaudioso, hay otras formas,  pero a estos jóvenes de ahora, les resultan más aburridas: En cuanto a relaciones sociales, es que no tienen ni color. No es lo mismo jugar a los bolos, por un ejemplo, que tocar los mismísimos perendengues a toda una barriada. ¿No oyes como insultan, cuando se abre una ventana y les recrimina su actitud?
-- Y, ¿cuántos decías que habría?
-- Me asomé a la terraza, hace un rato, yo calculo que más de mil.
--¿Tantos?...
--O más.
--En fin, Gaudioso, trata de volver a tu útero; que de tanto entrar y salir cuando te apetece, tienes el cordón umbilical hecho unos zorros.
--Si es que, Macho, aguantar estos escándalos en posición fetal es… como inaguantable.
--Y no protestes, que es peor.
--Si, hace un rato, les gritó el vecino de arriba, les dijo: “Tened compasión, coño, que mañana yo tengo que trabajar”.
--Y… ¿qué le contestaron?
--Le gritaron, a coro: “¿y tú, que tienes trabajo, te atreves a quejarte? ¡Desgraciado, jódete! ¡Así te veas sin curro y no nos pegarás la vara con “no me dejáis dormir”! ¡Empleado de mierda! Después, le tiraron botellas vacías y le rompieron algunos cristales. Y la Policía sin aparecer.
--El botellón lo metió el Alcalde Tierno Galván en la Constitución, sin referéndum ni nada; lo mismo que Rubalcaba metió a los del 15M. Están amparados por la Constitución y son intocables.



ROMANCE DEL BOTELLÓN

La noche del botellón
del veinticinco de Mayo
la luna platea Madrid
con sus parques engüerados
de orines y vomitonas,
de tetrabrik y de vasos,
de botellas de cristal
y de botellas de plástico.
Bacanales de estudiantes,
otros que no han estudiado,
unos que trabajan poco,
otros nunca han trabajado,
unos púberes adultos,
otros púber iniciados;
pero todos con alcohol
divinamente enmoñados.
Hay borracheras de tinto,
también toñas como pianos,
cogorzas de kalimocho,
hay papalinas de órdago,
jumeras de cuba libre,
verborreas de borrachos,
teas que llaman merluzas,
vientres de orujo preñados,
una enorme escandalera
y vecinos cabreados.
Son las noches de los viernes
y también las de los sábados:
es futo de la “movida”
que parió Tierno Galvano,
padre de las libertades
de los “ni-ni” liberados
que, con parrandas etílicas,
honran al Gran Ilustrado.

                  (Madrid, 18 de junio  2011)

No hay comentarios:

Publicar un comentario