miércoles, 21 de septiembre de 2011

ROMANCE DE RODIEZMO ( II )

--Pues, para no haber estado allí, sabes muchas cosas de lo que pasó en la Campa. –Comentó Gaudioso, cuando leyó la primera parte de mi romance.
   Es que me lo fueron contando la prensa y personas que sí estuvieron presentes. Volvieron todos muy contentos, después de abrevar las palabras del ZP de los mismísimos. Dicen que parecía el mismísimo Júpiter Capitolino, pero en vaqueros, eso sí; se presta más con el aire sindicalista del evento. Ya sabes que, por aquel entonces, Cándido era en realidad Vicepresidente III en la sombra y tenía mucha influencia sobre ZP, el de la ceja; era preciso no hacerle de menos viniendo de tiros largos; el atuendo más conforme con la situación eran los vaqueros y el pañuelo rojo.
--¿Y dices que cantaron la Internacional?
--Sí, como las huestes de Lenin; es que le añoran al muy cabrón. Siguen pensando que la felicidad está en el paraíso comunista de la vieja Unión Soviética, que era algo así como lo de tu Don Claudio, pero a lo bestia.
--Allí, ¿También llovían hostias?
--Allí, con el “papacito Stalin”, con Veria, el Cruchov del zapato, y otros muchos elementos de cuidado, llovían, granizaban, nevaban… ¿No ves que la Unión Soviética está situada más cerca que nosotros del casco polar? Además, Gaudioso, allí tenían checas, gulag, paredones a manta y Siberia para las mínimas sospechas. Aquello era un paraíso para el politburó; para el pueblo, no tanto. Pero, ¿qué quieres  que te diga? Estos socialistas y sindicalistas lo añoran.
--Pero, ¿el hidepú de Stalin no mató a unos diez millones, más o menos, de rusos?
--Sí, pero los mató por disentir; no vayas a creer; motivos no le faltaban.
--Y luego ponen a parir, para los restos, al “bigotito” de los alemanes.
--Eran diferentes ideologías. Esto de las ideologías, Gaudioso, es muy importante a la hora de valorar los mismos hechos en las memorias históricas, no vayas a creer…
--¡Joder con las memorias históricas!
--Sobre todo la nuestra; pero como le habían matado a su santo abuelo, el Capitán Lozano, por republicano… ¿Qué quieres?... A lo mejor tenía sus razones.
--Pero, Eloy, es que a su abuelo no le mató un Régimen, como dice el nieto, por la mera razón de que el Régimen no existía, todavía. Según me han dicho algunos paisanos de León, que vivieron aquellos días y tienen memoria, aunque no sea histórica, le mataron por hidepú, en cuanto se enteraron que el ejército se había levantado en armas, no fuese a fallar el levantamiento y se quedasen tres alipendes de mucho cuidado jodiendo la marrana  a las gentes de León. ¡Qué cosas, coño, qué cosas!
--La historia, Gaudioso, se manipula con demasiada facilidad. Es como querer poner, a día de hoy, la Segunda República como un paraíso de justicia popular.
--Bueno, en eso, ¿qué quieres que te diga? Dicen que la justicia la ejercía el pueblo.
--Que se desahogaba quemando iglesias y conventos, matando curas y frailes, ricos y lectores del ABC. ¡No te digo!
--No me digas, Eloy, que te entiendo. Oye, ¿sabes si acudió Alfonso Guerra este año a Rodiezmo?
--¡Claro que asistió! El Guerra es un adicto a Rodiezmo, como otros a la coca o al vino.
--¿Tanto?
-- O más, Gaudioso, o más. En la Campa se desahoga, pone a parir al PP, dice de Rajoy cosas que no comentan dueñas y se emborracha de aplausos sindicales. Él está allí más contento que un tonto con una tiza.
--¿Tanto?
--O más. ¿No ves, Gaudioso, que ahora es simplemente Alfonso, decano del Parlamento? En Rodiezmo se explaya, dice los mismos insultos que cuando era Vicepresidente y se siente importante, como entonces.
--Sí, bien mirado, a Alfonso le quitas Rodiezmo y a “mienmano” y es que se queda en nada. Ya nadie le pide su opinión. Ahora es un ser anodino pasado de cocción. ¡Con lo que fue!
--Sí, Gaudioso, de ser Vicepresidente de España a ser mindundi político.
--¡Qué cojones tenía con el título de Vice debajo del brazo! Era insultador Summa cum Laudae. Y… ¡Qué poderío! Quería ir a la Maestranza a ver torear a su Curro Romero desde Portugal, llamaba y venía un Falcon 19 a llevarle a su hora. Seguro que ahora no se atreve.
--¿Seguimos con Rodiezmo, Gaudioso?
--Seguimos.

ROMANCE DE RODIEZMO


Aplaude la multitud
en la Campa de Rodiezmo
y el líder, más endiosado,
sigue y sigue prometiendo:
“trabajo habrá para todos;
el paro, un mal recuerdo;
las pensiones crecerán,
los subsidios, ni te cuento;
subirá al salario mínimo
un diez y ocho por ciento
y florecerá el consumo
porque bajo los impuestos”.
El AVE llegará, al fin,
desde León hasta Oviedo
en menos que un cura loco
babardea un padre nuestro”.
Con entusiasmo aplaudían
en la Campa de Rodiezmo
y arriba, sobre las peñas,
descojonaba un rebeco.
Cándido, Guerra, Pajín,
Blanco, Toxo y Zapatero
cantan la Internacional
con el tono en desacuerdo
y arriba, sobre las peñas,
descojonan diez rebecos
con las promesas de un dios
que, para colmo, es ateo.
Acabadas las tortillas
y el vino de los Oteros,
la gentes se dispersaron
y cada uno a su pueblo,
los sindicatos al trinque,
a la mina los mineros,
unos volvieron a Asturias,
a Moncloa Zapatero
a pasarse bajo el puente
las promesas de Rodiezmo;
sólo el sentido común
se quedó con los rebecos.

       (Madrid, 13 de Junio de 2011)

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