lunes, 19 de septiembre de 2011

ROMANCE DE RODIEZMO ( I )

--Hola, Gaudioso, ¿te encuentras bien?
--Buenos días, Eloy, ¿por qué me lo preguntas?
--Como ayer no apareciste por aquí, pensaba que podías sentirte mal.
--Sabes de sobra, Eloy, que yo no puedo sentirme ni bien ni mal. Tú me hiciste pasar por muchas circunstancias, buenas y malas, hasta que decidiste dejarme aparcado en el útero, sin nacer.
--¡Cómo añoro, Gaudioso, aquella época de las circunstancias! Ahora sólo tengo pastillas.
--Pues yo ni eso. Ayer te vi tan enfrascado en tus recuerdos que no quise molestarte.
--Tú nunca molestas, Gaudioso, a fin de cuentas, eres mi hijo; me consta que, aunque muchas veces te las hice pasar muy putas, tú me quieres como a un padre.
--Preferiría quererte como a una madre. A ver si un día te pones de parto, coño.
--Pues, si vienes ayer, hubiésemos comentado sobre los años de la posguerra y aquellas circunstancias. Tú, también los viviste.
--Pues vistos desde ahora, aquellos tiempos tuvieron su encanto. Yo los recuerdo como el tiempo de las hostias. A pesar de las pertinaces sequías, cogíamos unas cosechas cojonudas.
--No es del todo desacertada esa apreciación, Gaudioso.
--Si es que las recogías sin  haberlas sembrado, coño.
--Ten en cuenta que eran fruto del sistema.
--¡Joder con el sistema! Eran fruto de la mala uva del Don Claudio de los cojones.
--Pues, cuando le veías en el NO-DO, inaugurando pantanos o entrando bajo palio en una catedral, tenía cara de buena persona.
--La verdad, Eloy, es que nunca le traté; no era el caso. Pero, ¿sabes lo que más me chinchaba del enano cojonudo, que lo era?
--Tú me dirás, Gaudioso, ¿qué era?
--Las normas estrictas que tenía el “angelito” de enrolar los números para la Guardia Civil y los Grises de la porra.
--¿A qué normas te refieres?
--Tenía, el muy cabroncete, un gestor de personal que examinaba de la talla de guante y el número de bota; los guantes de talla XXXL y las botas del número cincuenta para arriba.
--Y… ¿eso?
--Si entrabas en sospecha, te caían unas hostias de las que entran tres en una docena, macho. ¡Qué hostias!
--Pero, sospecha… ¿de qué?
--Mira, Eloy, tú sabes, como yo, que el qué les importaba un rábano; lo más importante para un guardia  era poder desahogarse, había mucha tensión en los cuartelillos, por aquellos entonces.
--Y… ¿Si te cogían infraganti, meando fuera del cacharro, por ejemplo?
--Entonces te venían las coces en la terminación de la barriga; de ésas entraban coz y media por docena.
--Ahora los tiempos han cambiado, Gaudioso.
--¡Coño que si han cambiado! Ahora nos gobierna ZP por la gracia de las urnas y la absurda esperanza de millones de gilipollas que siguen pensando que el PP son los hijos de Don Claudio. A propósito de ZP, el otro domingo, ¿fue la romería de Rodiezmo?, ¿estuviste allí?
--Ni yo ni ZP estuvimos. Yo por la mera razón de que nunca he asistido y ZP porque ya el año pasado le faltaron cojones;  ya han sido demasiadas las promesas de Rodiezmo que se han quedado durmiendo el sueño de los justos. Pero puedo decirte lo que pasó en 2009, porque me lo contó un amigo de confianza, que sí estuvo. Te contaré.


ROMANCE DE RODIEZMO
               
                    ( I )

Cuando termina el verano
y aún no ha empezado el tempero,
para lucir el color
de ese bronce marinero
que se trae desde Canarias
donde fue de veraneo,
viste la toga de un sabio
para, así, cubrir un necio;
emprende viaje a León,
a la Campa de Rodiezmo.
Allí están, en multitud,
sindicalistas mineros.
Un mitin de romería
con romeras y romeros,
con tortillas y escabeches
y vino de los Oteros;
muy semejante a Suresnes
pero con baile y gaiteros.

Los chopos beben el río,
las peñas beben el cielo
y, dibujando las cumbres,
descojonan los rebecos.
Allí, pasando el domingo
pastan, como los borregos,
palabras, de unos y otros,
desatinos lisonjeros,
ilusiones, fantasías,
las esperanzas y sueños:
palabras grandilocuentes
cual tañidos de cencerros
y que aplaude la manada
cual si fueran a ser ciertos.
“Gratis total la autopista
que va de León a Oviedo,
dejando el Puerto Pajares
de reserva para ciervos,
vicuñas, osos y cabras,
lobos, gorriones y oseznos;
pueden seguir pasteando
toros, vacas y terneros”.
“Me dicen que hay una crisis
que preocupa a los mineros.
No habrá paro en vuestras minas.
¡Os lo juro, compañeros!
Todo el carbón que extraigas
os lo comprará el Gobierno.
Si cerrase alguna Cuenca,
pues no hubiese más remedio,
habrá industria alternativa;
como sucedió en Sabero,
(  tierra que quiere Pajín,
cuna de padre y abuelos ).
Hoy se fabrican morcillas,
empleando a siete obreros
y es industria de prestigio
en el campo chacinero.
En el campo cultural
luce el Museo Minero
como un faro de atracción
para divisas y euros”.

                  (Continuará)

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