lunes, 26 de septiembre de 2011

ROMANCE DE LEIRE PAGIN ( III )

--¡Hombre, Gaudioso, por fin apareces! Hace dos días que no has dado señales de vida; te echaba de menos; pensé que estabas enfadado con migo.
--¿Por qué había de estarlo? No encuentro razón alguna ni motivo para enfadarme con mi padre. ¿No rompes aguas? Pues, bueno, me aguantaré; si te comprendo.
--Es que… ¿Es preciso un motivo?
--Qué quieres que te diga, Eloy, yo no soy como Pepiño Blanco, que se enfada sin motivo.
--¡Coño, Gaudioso! ¿No te cae bien ese puñetero? Si le ves, y parece salido de unos ejercicios espirituales de Loyola.
--¡Coño, Eloy, te has dado cuenta! Efectivamente, le ves con esa cara de meapilas irredento y ese piquito de gorrión cohibido y supones que va enfrascado en profundas meditaciones sobre las postrimerías y farfullando un rosario por la bajini.
--Es que si lo reza por lo altini, se le cabrean en el Partido que son rojos, ellos, y ostentan el ateísmo, como Azaña, que un buen día subió al estrado de Parlamento y dijo: “Dios no existe, le he matado yo”
--Joder, Eloy… ¿Así, por las buenas? ¡Qué tío!
--Pues, ya ves, Gaudioso, por las buenas. Calvo Sotelo, que estaba en su banco de la oposición, se levantó y preguntó: “¿Cómo lo ha matado su Ilustrísima?” Y Azaña, que era muy suyo, le contestó: “Por decreto, Señor mío, por decreto; porque soy el Presidente de la República y no tengo que dar explicaciones, coño.
--¡Joder con el Presidente!
--Sí, Gaudioso, era un demócrata puro, no como los de ahora.
--¿Se te pasó el enfado con los recuerdos de la abuela de la Ministra y tu madre?
--El tiempo es un buen tranquilizante, Gaudioso.
--Pues cuéntame lo que sucedió, por aquel entonces.
--Pues verás, Gaudioso, los hechos sucedieron como me los contó ella y, hace unos años me los confirmaron tres viejos de mi pueblo que aún viven.
--Cuenta, cuenta; que me tienes en ascuas.
--Tenía yo menos de tres años, Gaudioso; la hermana que me sigue solo tenía unos meses. Era el año cuarenta y dos (año, por cierto, muy delicado para hablar por hablar). Mi madre, Araceli, a la que llamaban “Lelis, en el pueblo, o la “Sagüilla” como esposa de mi padre, bajó a la botica de Sabero, sita en la Plaza de los árboles junto al Cuartelillo de la Guardia Civil. Mi madre, Lelis, se encontró con unas amigas de Sabero y, hablando, le dijeron que en Sabero, por aquellos días, no había nada de nada: ni aceite, ni azúcar, ni pan, ni patatas, ni arroz, ni bacalao (claro, que ¿para qué querían el bacalao, si no había arroz?) No había nada ni en la tienda de ultramarinos ni el Economato de la Empresa.
--¿Y…?
-- Pues que mi madre, Lelis, vino a contestarles, con un  poquito de cachondeo, pero sólo con un poquito: Eso será en el Economato y en la tienda; porque acabo de estar en casa de mi hermana Argenta y allí no falta de nada; hay de todo: patatas, aceite, arroz, pan, chorizos, alubias y… hasta un jamón.
--La Pajina, que pasaba por allí, pegó la oreja y, acto seguido, continuó hasta el Cuartelillo; porque Argenta era la esposa de Zolaina y mi tío, a su vez, era el jefe de Falange Española Tradicionalista y de las JONS (¡casi nada!, en el pueblo) y a la Pajina, en aquellos tiempos de escasez y racionamiento, le pareció ofensivo que la Lelis dijese lo que había en casa del jefe de la Falange en  unos tiempos de escasez y racionamiento; Podía ser muy mal interpretado. Así que procedió, como era su oficio, a poner una denuncia en el cuartelillo.
--¿Qué le paso a Lelis, tu madre, después de la denuncia?
--Al día siguiente, a media mañana, aporrearon la puerta, que daba a la carretera, de la casa de mi madre con la culata de los mosquetones y gritaron: “¡Lelis, Baja!... ¡Coño, baja inmediata-mente!” Y mi madre, se recogió el mandil y bajó a la calle. Los guardias le pidieron las manos, la esposaron y se fueron con ella por la carretera hasta el cuartelillo de Sabero.
--Y… ¿Después, qué pasó a Lelis?
--Pues lo menos que podía pasarle a la pobre. Porque un vez que entrabas en el cuartelillo (al cruzar el umbral ya eras culpable) venía: medio litro de aceite de ricino, que le hicieron tragar (por si estaba estreñida); a continuación media docena de hostias, para que no hablase por hablar; después la afeitaron la cabeza y la pasearon, esposada, por los cuatro pueblos del valle, para que escarmentasen todos y no hablasen por hablar. Recuerdo todavía, a pesar de mi corta edad, acariciar aquella cabeza, monda y lironda, de mi pobre madre y sentirla llorar, a escondidas. Eso hizo la Pajina, abuela de la Ministra y madre del gilipollas de José María, su padre; ahora son rojos de toda la vida, dicen.
--¡Joder con la Pajina, Eloy! No me extraña que se te revuelvan los hígados en cuanto ves a la descendencia en cualquier sitio. ¿Sabes lo que te digo, Eloy?
--¿Qué, Gaudioso?
--Que lo peor de la Falange fue su descendencia; tenían el semen podrido, te lo digo yo. ¿Seguimos con la nieta?
--Vamos allá, Gaudioso.

ROMANCE DE LEIRE PAJÍN ( III )

La Pajín llegó a Madrid,
cobijada, y a la sombra
del árbol de ZP
que es árbol de espesa fronda,
a dirigir y a mandar
que son cosas que la molan .
A la vera de Pepiño
se convierte en su gramola,
creciendo en el desparpajo
y pareja en la persona.
No ha superado el insulto,
la acusación machacona,
las culpas son siempre ajenas,
Rajoy todo lo cuestiona,
no arrima el hombro al proyecto
y en nada nos colabora
y, para colmo de males,
tiene a gala la deshonra
de las corbatas de Camps,
los trajes que la encabronan
y obstaculizan que Alarte
gane valencia y poltrona.
Hay cosas que la jeringan,
que la chinchan y joroban
como que en el Parlamento
las pandas opositoras
pidan modificaciones,
cambios de leyes y normas
que, siempre, les rechazamos;
aunque, después, la Teutona,
esa antigua fracasada
que ahora gobierna en Europa,
se las pida a Zapatero
y ZP las imponga,
sin discusión, por decreto,
como se gobierna ahora:
pura democracia fina
sin discusiones ni broncas.

¿Qué tiene Leire Pajín,
la rubita pechugona,
que los mítines calienta
y que a Zapatero adora?
José María, su padre,
y su madre, la Iraola,
tienen ya media provincia
y muy pronto tendrán toda:
Concejalías, Consejos,
Direcciones y mamolas,
ONGS, que dicen ellos,
que son perfectas bicocas,
con jugosas subvenciones
que regala la retoña,
que, para orgullo paterno, es
Triministra y Senadora
y promocionó el pinganillo
porque habla cinco idiomas
y en ellos quiere expresar
los logros de su persona.

¿Qué tendrás Leire Pajín?
¿Vendrá de cuna la potra?


     (Madrid, 18 de Marzo de 2011)

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