jueves, 22 de diciembre de 2011

ROMANCE DEL MASTUERZO

ROMANCE DEL MASTUERZO


Es Casimiro Curbelo,
desde hace veinte años,
Presidente del Cabildo,
también miembro del Senado;
Es Virrey de la Gomera,
según dicen sus paisanos:
señor de horca y cuchillo
en el su terruño oceánico
con derecho de pernada
en Cabildo y aledaños.
Como político, es
socialista de secano
y tarugo prepotente
según consta en atestado.
Don Casimiro Curbelo,
como Senador Canario,
viene, frecuente, a Madrid
por las dietas y el salario
que cobra por sestear
en su sillón del Senado.
Dicen que una vez habló;
aunque nadie ha recordado
si sobre asunto mayor
o sobre asunto liviano;
si fue un discurso lo suyo
o si fue silbo canario;
como gomero, le silba
su verdad al más pintado;
cual si fuese una reliquia
de aquellos tiempos de Franco
cuando la razón estaba
en los cojones del cargo.
Esta vez vino a Madrid
para cerrar el Senado
por eso de vacaciones
que se toman en verano;
pero esta vez Casimiro
vino bien acompañado
por su hijo Aday Curbelo
y su buen amigo Paco.
Tras una copiosa cena
de manjares, bien regados
con vinos de muchos sitios
con el fin de compararlos,
emprendió su correría
con el amigo y su vástago,
por la noche de Madrid,
a cierto lugar mundano
donde el pito hace de pito,
se yergue y va al carajo
y, aunque ciego, va derecho
a través de los hierbajos
que cubren monte de venus
en busca del hueco cálido
por aquello del instinto
que tiene muy arraigado.
Al lugar lo llaman GOLA,
club de alterne prestigiado
con empleadas variadas
de figura y de tamaño:
unas con el culo altivo,
otras con el culo bajo,
de pechuga exuberante
o con los pechos mermados;
pero todas, según dicen
quienes por allí pasaron,
muy expertas en las lides
del más antiguo trabajo.
Curbelo traía consigo
una toña como un piano;
el niño, mas inexperto,
una juma del carajo;
Francisco Javier Darías
también llegó acompañado
de una borrachera excelsa
por el vino trasegado.
Eligieron barraganas
y entraron en reservado
y, en principio, nadie supo
los asuntos contratados.
Se suponen roces suaves
por pechugas y aledaños;
se suponen manos tontas
hurgando lugares bajos;
en fin, dimes y diretes
que no están muy confirmados.
De pronto bajan del cielo,
en comitiva, los santos
que se enmierdan tontamente
en blasfemias y palabros.
Todos pudieron oír,
porque gritó fuerte y claro:
“que yo me meo en las putas;
que yo a las putas no pago”.
Prepotencia de cacique,
prepotencia de borracho
que del lugar de fornicio
expulsan los empleados.
“Yo, Presidente en Gomera;
yo, Senador en Senado,
exijo cierren el Club,
exijo cierren el antro
que un Senador de prestigio
no puede ser expulsado,
por las buenas, a la calle
de ningún lugar mundano”.
Dijo en la Comisaría.
Descojonó el Comisario,
pero con modales finos
y un tono muy educado
pidió dijesen las causas
para hacer el atestado
que un negocio no se cierra
porque lo pida un borracho.
Entonces surgió el cacique
como en los tiempos de Franco.
--“¿Vosotros, sabéis quién soy,
con quien os jugáis los cuartos?
Yo soy Senador y puedo
hundiros la vida a ambos”
Recriminó a los Agentes
que les reclaman sus datos:
DNI identificativo
pa levantar atestado.
--“Sois policías fascistas
que el PP tiene comprados
para así perjudicarme
como Miembro del Senado”
--“Quiero que os muráis de cáncer
vosotros y vuestros vástagos”.
Así, entre insultos mayores,
patadas y puñetazos,
quiere imponer el cacique
los cojones de sus cargos:
Presidente de Gomera
y Senador del Senado.
Él, es él y sus cojones;
los polis y el Comisario
son, simplemente, mindundis,
son simples subordinados
que han de achantarse la muy
ante un Miembro del Senado.
Dicen la verdad los niños;
nunca mienten los borrachos
que de desnudan con vino
y se muestran, confiados,
con sus miserias al mundo
y quedan catalogados:
Curbelo es un puto facha,
aunque capullo empuñado
muestre pidiendo los votos
para seguir dominando.
¿Un Servidor de lo Público?
No. Es un mastuerzo primario.

(León, 20 de Julio de 2011)

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