lunes, 23 de febrero de 2015

ROMANCE DEL RETORNO (Memoria histórica de nuestra democracia)

Las puertas de par en par.
Todos los brazos abiertos
al regreso de los unos,
que llevaron los dineros,
y de los otros, también,
que sólo llevaron sueños,
su hambre de libertad
y la música en sus versos.
Volvió Rafael Alberti
con sus mares y sus cielos,
con las lágrimas de espuma
en sus ojos marineros,
con sus palabras azules
como olas de misterio,
con sus palomas perdidas
sin saber si mar o cielo,
con sus hogazas de amor
a corazones hambrientos.
Volvió Rafael Alberti
con su pluma y su tintero
donde fueron a abrevar
miles de poetas yermos,
que antes cantaron pantanos
y ahora a los ríos abiertos.
Cobijados a la sombra
del aclamado maestro,
propiciaron recitales
mesas redondas, congresos,
hocicando en los pezones
de jugosos presupuestos,
y dejaron proclamado,
sin que duda hubiese en ello,
que las musas eran suyas
por ser, tan sólo, ellos diestros
en sacar hermosas rosas
con el puño, del estiércol;
por cantar la libertad;
por gritar, a grito abierto,
¡ya nunca nos moverán!
porque ahora están los nuestros
decidiendo la cultura,
determinando la bello,
sirviendo, ¡que ya era hora!,
mesa, mantel y cubierto,
y, sobre el mantel, angulas
cochinillos y corderos,
espumosos del Vallés
y dulces vinos del Duero,
para animar las reuniones
de los múltiples congresos.

Volvió Rafael Alberti
con sus racimos de versos
a la alameda perdida.
Allí acudieron, a cientos,
poetas, de media pluma,
negados, de cuerpo entero;
inundaron la alameda
gorriones de pico hambriento
que, si no cantaron antes
exquisiteces al pueblo,
fue a causa de la mordaza
impuesta por el Gallego.
Ahora podrían decir,
a la sombra del abuelo,
todo aquello que callado
guardaban en el coleto
por culpa de las censuras
del glorioso movimiento.

Así en España brotó,
entre congreso y congreso,
la poesía verdadera
de la pluma de los genios:
la palabra libre, libre,
sin la atadura del verso,
sin la argolla de la rima,
sin métrica y sin acento.
¿No hizo Jiménez poesía
con el peluche Platero?
¿Porqué atarse al pareado,
o al rígido soneto,
a la silva, a la quintilla,
o al escuálido terceto?
El verso se ha de cortar
por donde estime el maestro:
verso largo, largo, largo...
verso corto, breve, escueto;
que la belleza no está
en medir la voz con metros,
ni en el propio contenido;
está en su tono bermejo
porque es el color del alba
cada día en los desiertos.
Quedaba el asunto claro,
entre congreso y congreso,
y Carmen dijo a Felipe
tomase conciencia de ello.
Con el retorno de Alberti
mecenas se hizo el gobierno
y elaboraron poesía
mancos del brazo derecho.

                                      (18 de Marzo de 1998)


No hay comentarios:

Publicar un comentario