ROMANCE DEL DESPELOTE

Ayer llegó, desde Asturias,

Lara Alcaraz, con su fueros,

invitada a un balcón

del Nacional Parlamento

a presumir desvergüenza

y a enseñar sus tersos pechos;

tetas, dicen los vulgares;

ubres, dicen los camperos;

mamas, la dice el mamón

que allí mama el alimento

y, en la mujer recatada,

se cubren, por ser los senos.

En esta época oscura

de burlas y cachondeos,

a dar pol saco al Estado

tiene cualquiera derecho

por libertad de expresión

y porque les sale de esos

atributos de entrepiernas

que vienen a ser los sexos;

nunca iguales, a la vista;

son de diferente aspecto:

en las hembras, hendidura;

en los varones, cencerros

por aquello del badajo

que cohabita con los huevos.

Cuando hay penetración

de miembro en el agujero,

resulta gratificante,

si se acierta en el meneo.

El normal llama a este acto

un acto de amor sincero;

coito, dicen barraganas;

polvo, los barriobajeros;

quiqui, dicen los castizos;

follar, dicen los mostrencos;

pinchito, llama Arturito;

jeribeque, Don Anselmo

que, a fuerza de ser un tímido,

viene a resultar un muermo;

taca-taca, dice Aurora

en el fragor y el estruendo

de una discoteca guay,

si la soba con los dedos

o la palma pretenciosa

los pezones de sus pechos

Alfonsito, el guapetón,

que es un ligue temporero.

Un día Lara Alcaraz

se afilió al movimiento

que se dicen “chicas femen”;

muy feminista, por cierto,

que luchan por la igualdad

del uno y el otro sexo

que sería universal

de no andar Corán por medio.

Pero la Ley Natural

difiere de este concepto:

en la una, es hendidura;

en el otro, complemento

y, unido el uno a la otra,

causan natural efecto

de reproducir la especie

por no dejar de desierto

la ocupación de este mundo

que Dios fijó por decreto.

Reclama Lara Alcaraz,

con su “femen”, el derecho

de folgar a discreción

y darle gusto a su cuerpo

y, si el coito se hace causa

viniendo a causar efecto,

derecho a abrirse de piernas

para asesinar al feto,

ya que esta Lara declara

la posesión de su cuerpo

y hacer con él lo que plazca

porque está en su derecho,

ya que es “su arma política”

la desnudez de su cuerpo.

--“¡El aborto es sagrado!”.--

Grita y nos muestra sus pechos

destruyendo teorías

de la igualdad de sexos;

el hombre los tiene planos,

duros y, algunos, con pelo.

--“¿Es el aborto sagrado?”.--

Es otra contradicción

del feminismo de género,

pues sagrado viene a ser

veneración y respeto

a todo aquello que atañe

como divino concepto,

como el Derecho a la Vida

que Natura dona al feto:

ente humano en desarrollo

y portador del derecho.

Pero Lara, la asturiana,

ya que procede de Oviedo,

nos grita y vocifera

con despelote y estruendo

que, como el cuerpo es suyo,

ella puede hacer del cuerpo

las acciones que le plazcan

eliminando defectos

como abultación del vientre

de la preñez, por ejemplo;

se pasa por la entrepierna

la Ley de Causas y Efectos.

Yo le digo a la asturiana

que el cuerpo es suyo, en efecto;

pero el huésped que admitió

con su goce y regodeo,

solo está en ella de paso;

viene a ser crimen horrendo

asesinar visitantes

por ocupar el salón

y abrir puerta desde dentro.

Hubo un ruso que invitó

a su amigo a un evento

y, de vodka hasta las cachas,

troceó para alimento;

un juez ruso sentenció

que, aun estando muy hambriento,

era asesinato horrible

y le encerró seis decenios.

La Lara, vociferante,

vino a faltar al respeto,

cabalgando barandilla

del balcón del Parlamento

en un perfecto topless

cabalgando, a lo vaquero,

gritó: “¡El aborto es sagrado!”

a miembros del Parlamento

que son los representantes

de la dignidad del Pueblo.

Si la aplaudió Cayo Lara

por ser un “vacuo elemento”,

no justifica el topless

ni desvergüenza al  respeto.

Visto en su desnudez,

Lara tiene hermoso cuerpo

mas, su conducta proclama

la escasez de su cerebro.

Lara, si tu propia madre,

acogiéndose al derecho

que despelotada exiges,

hubiese matado al feto,

hoy no estarías tocando

los cojones al Congreso

y a todo el Pueblo Español

que los tiene allí de electos.

Aunque negasen Bibiana

y el nesciente Zapatero,

un cigoto ya es humano

y a nacer tiene derecho.

¡Coño, con las feministas!

Follan, sin discernimiento

mas se niegan a asumir

la Ley de Causas y Efectos,

descuartizando, a capricho,

un ser humano indefenso,

que admitieron, por su gusto,

como huésped pasajero.

       (Calpe, 11 de Octubre de 2013)