El tío Arturo, empecinado,
cubre testera
con gorra;
tiene un burro, Nicomedes,
nombre que avala
su historia
ya que el burro
hocica cardos
y, desque tiene
memoria,
sueña con
alfalfa tierna,
y algún nabo o
zanahoria.
De potrillo
probó alguna
y le supieron a
gloria
y ahora sueña
que te sueña:
con las zanahorias
soña;
sueña con nabos
orondos;
sueña con hierba
jugosa;
sueña con
trigales tiernos,
con alfalfa y
achicorias.
Nicomedes come
poco;
siempre está
atado a la noria
trabajando, como
burro,
unas jornadas
muy longas
ya, que entre
pitos y flautas,
el burro pasa
diez horas,
sin contrato y
paja en negro,
dando vueltas a
la noria;
es un trabajo
cansino
que a Nicomedes
desloma.
Saca agua pa
regar
una huerta que
está próxima
al pozo do saca
el agua
que riega las
zanahorias;
pero, solamente
paja
encuentra de moratoria
a la hambruna de
otro día
que tendrá la
misma historia:
cardos y paja
reseca
para llenarse la
andorga.
Nicomedes mira
el huerto
pero, si hasta
allí se asoma,
el tío Arturo
saca el basto
y a bastazos le
desloma;
el burro llora,
en rebuzno,
los palos que
Arturo dona
y se acuerda de
su madre,
por lo bajo y
como en broma,
porque la madre
de Arturo
pudo ser buena
persona.
Cuando Nicomedes
mira
los brotes
verdes que asoman
en los plantío
de nabos,
de patatas y
achicorias,
piensa que
cuando maduren
puede que cambie
la historia
y, acaso, le den
ración
de papas o
zanahorias
que le puedan
compensar
las vueltas que
da en noria.
Nicomedes se
mosquea
pues cuando la
madurez
de los nabos y
achicorias
parece que está
en su punto,
por la noche
alguien las roba;
queda el plantío
en barbecho
y Melquiades se
encabrona
rebuznando
explicaciones
al tío Arturo,
el de la gorra.
Melquiades
pierde esperanzas
que se marchan,
por si solas,
ante el vacío
del huerto,
dejando al burro
en congoja.
Pero Arturo da
razones
y Melquiades se
acomoda
pues cuando
llueven desgracias
el burro siempre
se moja;
Arturo abre el
paraguas;
mantiene seca la
gorra;
pero Melquiades
se empapa
desde el hocico
a la cola.
--“Nuestra
desgracia, Melquiades,
es una desgracia
histórica;
nos, trabajamos
el huerto;
tú, le riegas
con la noria
y, cuando el
fruto es maduro,
viene España y
nos lo roba.
Es una verdad
antigua;
no es una verdad
de ahora:
con lo que nos
producimos
es España la que
engorda”.--
Melquiades gime,
en rebuzno;
la explicación
le encabrona
y le rebuzna al
tío Arturo
que escucha bajo
la gorra:
--“Si yo me mato
a regar
de sol a sol con
la noria,
pienso que me
eslomo en balde
si viene España
y nos roba.
Yo desde la
cuadra vi,
moviéndose entre
las sombras,
una manada de
amigos
llevándolas por
arrobas;
yo no vi ningún
chorizo;
que eran
butifarras todas,
pues llevaban
barretinas
y el español usa
boina”.--
Entonces el tío
Arturo,
apoyándose en la
historia,
le fizo al burro
Melquiades
su narración
fabulosa.
--“Esta tierra
fue un gran reino
antes de la
España Goda;
si Fernando se
casó
con Isabel la
Católica,
ni Pujol ni yo
le dimos
permiso para la
boda.
Va para
trescientos años
que las tropas
españolas
vinieron a dar
pol saco
y tomaron
Barcelona;
el reino se fue
al carajo
y, desde entonces,
nos roban.
Yo, Melquiades,
te prometo
que voy a
cambiar la historia.
Te llevaré hasta
la cumbre
donde hay hierba
muy jugosa;
tendrás, por
día, dos cestos
de nabos y
zanahorias;
decidiremos
destino
y por senderos y
trochas,
por caminos
empinados,
atajos y
corredoiras,
te llevaré a un
paraíso
y viviremos a
solas.
Romperemos los
amarres
de esta España
que nos roba
y disfrutarás de
pastos,
de nabos y
zanahorias;
vivirás tiempos
felices
y te hartarás de
achicorias”.--
Quedó Melquiades
pensando
con su inteligencia
monda
si el tío Arturo
le engaña
y tanta promesa
oronda
se quedase, con
el tiempo,
en realidades
lirondas.
Bajó Melquiades
la oreja
y se marchó hasta
la noria
para emprender
su camino
en ruta
circulatoria.;
que, si
Melquiades es burro,
aquí paz y
después gloria.
(Calpe, 2 de Octubre de 2013)
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