Sube, que sube,
que sube,
trepa, que
trepa, que trepa,
escaló la
Malenita
a las cumbres
más excelsas
de economía y
política;
siempre mamando
la teta
de los
Presupuestos Públicos;
eso sí, con
gentileza
ya que es
muy comedida
y nunca dolió
las prendas
al demostrar
Malenita
su vacío de
cabeza.
De vez en
cuando, este mundo
recibe, con gran
sorpresa,
un ente
privilegiado;
lo que se dice
una estrella.
Fuera un quince
de Febrero;
mil novecientos
cincuenta
y dos más, que
habían pasado,
si echamos bien
las cuentas.
En San Fernando
de Cádiz
se ocupaba la
partera
atendiendo a una
señora
que hacía de
parturienta
y, como había
roto aguas,
en cama se abrió
de piernas.
Apenas tuvo
trabajo
ese día la
partera
pues era una
niña “lista”
la que asomaba
cabeza
y, al ser un
tanto volátil,
se escurrió entre
las piernas.
La comadrona que
oyó
llorase por
peteneras,
cogió en brazos
y exclamó:
--“¡Nos ha
nacido una estrella!”.--
Vino a preguntar
la madre:
--“El bebé ¿es
nene o nena?”.--
Contestó la
comadrona:
--“Es Ministra o
menestra;
me inclino por
lo primero;
no tiene aspecto
de berza”.--
Quedó la madre
feliz;
quedó la madre
contenta
ya que augurio
prometía:
tendría siempre
una teta
del Erario, pa chupar
y vivir como una
reina.
En las aguas
bautismales
la llamaron
Magdalena;
aquella agua la
lavó
de pecado y de
vergüenza;
del uno, tendría
más;
de la otra, ni
somera,
pues pa vivir de
política
es sobrante la
vergüenza.
Ya, en sus años
de infancia,
cuando asistía a
la escuela,
en cuanto
alguien presionaba
les decía
Madalena:
--“¡Antes
partía, que doblá!”--
y se quedaba tan
fresca.
Le gustó tanto
la frase
que la mantuvo
de enseña
y la pronuncio
en las Cortes
con coraje y
desvergüenza.
En la Autónoma
estudió,
en trece años,
dos carreras:
las Ciencias
Empresariales
y Economía a
conciencia.
Si aprendió o no
aprendió,
es cosa que aún
no demuestra;
no lo ha
necesitado
para subir su
escalera.
Fue educadora, a
distancia,
por no conceder
presencia
y la meten en la
Junta
de Consejera de
Hacienda;
como pretendía
Fomento,
en cuanto puede
fomenta
y se hace fomentadora
la muy ilustre
Magdalena,
fomentando a su
marido
hasta una
presidencia.
Azafata Honoris
Causa
nombró la Aviaco
a Malena;
cuatrocientos
cuarenta y cuatro
viajes gratis,
por la jeta,
fue los que hizo
la andoba
en cuatro años
apenas.
Hoy se celebra
un combate
en el ring de
propia Audiencia
en el peso de
los gallos
según anuncia la
prensa:
dos mujeres
correosas
se enfrentan
entre las cuerdas.
La una, con Ley
en puño;
la otra, con no
recuerda.
--“Cómo voy a
saber todo;
yo firmaba en mi
mesa
y no iba a leer
papeles
de cosas que no
interesan”.--
--“Diez años
estuvo usted
en Consejería de
Hacienda
y vino a tejer
un nido,
cual laboriosa
cigüeña,
para llenar de
reptiles
sin llevar,
siquiera, cuenta
de los reptiles
que entraban
ni los que
tomaban puerta;
ya que cubrió,
de antemano,
con una manta
muy densa,
ocultando a
inspecciones
y a Tribunales
de Cuentas”.--
Fue un buen
directo al mentón
dado con la mano
diestra
y, dando tumbos,
Maleni
se vino contra
las cuerdas.
Le responde con
no-sé.
--“¿Quién con el
tiempo recuerda
los papeles que
firmó
en una larga
carrera?
Yo firmaba
muchas cosas
y firmaba sin
leerlas;
que yo era muy
importante
para andar con
bagatelas
y ojeaba los
papeles
con total
indiferencia.
Eran de mi
confianza;
no eran personas
ajenas
las que traían
papeles,
para firmar, a
mi mesa”.--
Así siguió este
combate
que relatará la
prensa.
Puñetazos al
mentón,
puñetazo a la
cadera
y Maleni
respondía
al golpe con no
recuerda.
Así, en el
primer combate,
si llevamos bien
las cuentas,
gana a los
puntos Alaya
y lo pierde Magdalena;
pero habrá otros
combates
dignos de tener
en cuenta.
El combate es
inicial
y se avecina
tormenta.
(Calpe, 9 de Octubre de 2013)
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