miércoles, 30 de mayo de 2012

ROMANCE DEL "CUITADÍN"

ROMANCE DEL “CUITADÍN”

Somos un país complejo
con las gentes más diversas;
ya que España conformamos
gentes, razas y rarezas.
Nadamos contra corriente,
contra tifones y deudas
en compañía de primas
que, más que primas, son suegras:
desconfiadas, rapaces,
exigentes, puñeteras,
zorrunas, difamadores,
picajosas, torcederas,
correveidiles procaces,
bichas de mala conciencia
que con su sutil veneno
nos amargan, como a nueras.
Esta España es muy variada:
tiene gentes muy diversas,
intereses contrapuestos,
apropiaciones de tierras,
historias, que son chanchullos,
historias muy verdaderas;
ríos, para unos, privados
que los vecinos desean.
En este batiburrillo
con sus diez y siete escenas
hacen “Teatro del Mundo”
gentes que están en la higuera,
personajes muy sesudos,
rapa bolsas, robaperas;
los políticos honrados
y pajarracos de cuenta,
personajes habilísimos
que se adornan de prebendas
porque están y porque pueden
comer a dos carrilleras.
Almendros, que dan de todo;
pero nunca dan almendras.
Después, Justicia Divina,
que mira y juzga la escena;
pero ahora, aquí, en España
los jueces tienen faena
con políticos corruptos,
con los trincones de tetas,
con los rateros vulgares,
con terroristas de ETA,
con mafias organizadas
y con pájaros de cuenta.
Cuando un juez convoca a Matas,
van los chorizos en riestras,
porque son muchos los casos
que le atañen a este “prenda”;
ya le ven, tan poca cosa,
y ha hecho cosas tremendas.
Ahora están con caso NÓOS:
un Duque y un socio “jeta”
que le sacaron millones
por cosas que no están hechas
y el dinero se esfumó
por unas oscuras sendas
y se fueron a exiliar
más allá de la frontera
por evadir los impuestos,
así, sin más, por las buenas.
A Diego Torres llamó
el juez Castro, porque diera
alguna pista veraz
sobre estas cuentas secretas.
El juez hace mil preguntas;
Diego a ninguna contesta.
Él se limitó a decir
que el Duque ha de preferencia
y no habría de contar
algo que comprometiera
al Noble Duque de Palma
por ser miembro de Nobleza;
a más, de otras circunstancias
como yerno de Realeza.
Primero, que diga el Duque
y, según lo que dijera,
después hablaría él
y soltaría la lengua.
Hace el tiempo vino el Duque
desde tierras extranjeras;
no fue mucho lo que dijo:
se salió por peteneras;
su mente anduvo de caza
por los bosques de la sierra;
mas, dejó una cosa clara:
--“Diego Torres es un “jeta”
que me robó, cuanto pudo,
por motivos de conciencia--.
Así, dejó a Diego Torres
inmerso en plena Cuaresma,
tras de ponerse morado
en Martes de Carnestolendas.
Tras haber hablado el Duque,
reclama el juez la presencia
de su socio, Diego Torres;
pero su abogado alega
que Diego es muy timorato
y que el valor se le frena.
Es pacato, de por sí;
cuitado, mejor dijera;
mejor, diría “cuitadín”
y más simple que una berza
en un cocido gallego
donde los grelos imperan.
Al “cuitadín” timorato
el valor se le escaquea,
pues le acosan paparachis
y le acojona la prensa,
la televisión le asusta,
tiene una depre tremenda;
se le encogen los colgajos
y la lengua se le frena.
Sufre la presión mediática,
escucha cosas tremendas,
entre dimes y diretes
que le acosan en cadena
y el “cuitadín” tiene miedo,
por si se va de la lengua.
Que, ahora, no tiene ganas;
él, ya irá, en cuanto las tenga.
Promesa del “cuitadín”
que sale por peteneras.
(Madrid, 16 de Mayo de 2012)

No hay comentarios:

Publicar un comentario