Desde que empezó
este juego
que, unos, dicen
democracia;
otros, merienda
de negros
y, algunos partidocracia,
nadie pudo
imaginar
los chollos que
preparaban
los primeros que
llegaron
a ocupar nobles
estancias,
donde existía un
poder
porque ellos lo
instalaban.
Dieron vuelta a
la tortilla;
como la
descojonaran,
ellos cogieron
los huevos
y al pueblo dieron
patatas.
Como un Gobierno
era poco
pa enchufar
tantos gualdrapas,
la tarta patria
partieron
en diez y siete
tajadas
y, cada cual, en
su mesa
a gusto la
disfrutaba
que, como eran
familia,
en familia se
cebaban.
Al principio,
unos llegaron
con las chaquetas
de pana
que era, en el
mundo obrero,
el uniforme de
gala.
Otros llegaron
vestidos
con sus trajes y
corbatas,
símbolos de
clase media
y gentes
acomodadas.
Otros, con hoz y
martillo,
calzando sus
alpargatas,
liberados de
grilletes
y dueños de su
palabra,
tras haber
estado mudos
mientras Don
Claudio mandaba.
Con su yugo y
con sus flechas
en camisas
azuladas
surgieron cuatro
nostálgicos
que no apañaron
tajada
por aquello del
desdeño
y su epíteto de
fachas;
no jalaron una
rosca
aunque Blas
Piñar gritaba
representando
valores
que a nadie le
interesaban.
Como ya iban
siendo muchos
los que del teto
mamaban
iba escaseando
leche;
los impuestos
aumentaban
en progresión
aritmética
y el pagano se
quejaba
de servicios
recibidos,
porque no le
compensaban.
El Pacto de la
Moncloa,
do todos
participaban,
hubo consenso
total
para hacer la
gran putada
a los salarios
obreros
que al IPC se
ajustaban,
valorando por
igual
a los rentables
que a maulas;
al ámbito
productivo
se le inoculó
galbana,
que el sudar o
el no sudar,
al fin, lo mismo
cobraban.
Además de hacer
gobiernos,
Cortes y
empresas variadas,
que llegaron a
llamarse
empresas
paraleladas,
por hacer lo
mismo que otras,
pero salían más
caras
al enchufar los
amigos
con sueldos que
son burradas.
Pero, el chollo,
chollo padre,
lo pillaron en
las Cajas
dirigidas por
personas
muy impuestas en
la Banca,
que hacían obras
sociales
y, a pesar de
eso, ganaban.
Estas fuentes de
dinero
las vieron como
unas tartas
sabrosas, a toda
prueba,
y ricas, como
pitanza.
Por eso, las
apropiaron
y gente de
confianza
partidos y
sindicatos
pusieron para
mamarlas:
familiares,
compañeros,
gentes poco
preparadas
que, en cuanto
vieron dinero,
se lo llevaban
pa casa,
(al fin y al
cabo, lo hacían,
antes, cuando
trabajaban)
no fuese a
quebrar el banco
y se quedasen
sin nada.
Sueldos
abracadabrantes;
dietas, sin
viajar ni nada;
gastos,
representativos;
seguros para el
mañana;
y todo esto, a
lo bestia,
sin andar con
zarandajas,
tiquismiquis de
conciencia
o vergüenza
constatada.
Así, de tanto
robar
y hacer regalos
a manta:
créditos a los
partidos
que después les
condonaban;
lo mismo que a
sindicatos
que en devolver
igualaban;
créditos a
constructoras
así, sin más,
por la barba;
eran personas
amigas
y de total
confianza,
que iban a crear
riqueza;
después no crearon
nada
por culpa de una
burbuja
que la crisis
reventaba.
Si eras amigo de
un Presi,
de presidente de
Caja
te ponían en
tres días
por amistad
demostrada,
sin exámenes ni
leches,
simplemente, por
la cara,
que el cariño y
el afecto
con canonjías se
pagan.
¿Qué no tienes
puta idea
de balances ni
de nada?
Fuera las
preocupaciones;
consejeros a
mansalva
te ponen pa
asesorarte
como se gasta la
pasta.
Montaron así el
poder
en el seno de
las Cajas
y, como eran
profanos,
fueron aptos pa
arruinarlas,
sin andarse con
miserias,
totalmente por
las bravas;
que hacer las
cosas a medias
propio es de
gentes pacatas
y, ellos, tenían
poder
que los Partidos
les daban.
Esta fue la
champion liga
que con ZP
jugaban
y, según el de
las cejas,
ganaban por
goleada.
Es lástima que
las cárceles
no estén, aún,
preparadas
para empadronar
banqueros;
Elpidio metió la
pata.
(Calpe, 11 de Octubre de 2014)
Muy bien conseguido mi estimado amigo.
ResponderEliminarMejor no se puede describir.
ResponderEliminar