Hubo un tiempo
en que el deporte
fue glorioso y
casi excelso;
España ganó
medallas
en mundiales y
europeos;
algunas, en
olimpiadas;
en fútbol y
baloncesto
nuestros
gloriosos equipos
acaparaban
trofeos;
además de otros
deportes
donde éramos
punteros;
como en tenis
fue Nadal;
como en el golf
fuera Sergio.
Fue tanto
nuestro prestigio
que José Luis
Zapatero
se autonombró de
Ministro,
con su aire
pinturero,
y asumía los
aplausos
de España y del
mundo entero;
que en eso de la
humildad
le gustó ser el
primero;
por eso no
destacaba
ni en la
sensatez ni en seso.
Entre las
pruebas mayores
Hubo un “maratón
tremendo”
que duró más de
diez años.
Se derrocharon
esfuerzos
en
competitividad,
cada cual, por
ser primero
y colgarse la
medalla
de oro sobre su
pecho,
tras derrochar
pasta gansa
en vez de correr
kilómetros.
Y fue una lucha
enconada
la maratón de
banqueros
que, en personas
sedentarias,
requiere de
mucho esfuerzo
y son dignos de
alabanza
todos los que la
corrieron
ya que duró
largos años
que, en correr,
es mucho tiempo.
La prueba
patrocinada
por Caja Madrid,
primero,
y siguió
patrocinando
Bankia, poniendo
el dinero.
Pusieron metas
volantes
en numerosos
comercios
donde sumaban
los puntos
y se sumaba
dineros;
cada cual iba a
lo suyo
ignorando al
compañero.
Antes de dar la
salida
Barcoj asignó
los números;
dorsales, que eran
tarjetas
con los números
en negro
do apuntaban los
controles
al pasar por los
comercios,
por los grandes
almacenes,
lo mismo que en
restaurantes
donde reponían
de esfuerzos
y en joyerías de
lujo
por medidores del
tiempo,
o por agencias
de viajes
para aumentar
los kilómetros.
Fue una maratón
soberbia;
mas, corrieron
en secreto
ya, que al ser
solo amateurs,
no querían que
los medios
alabasen a los
rápidos
o
criticasen lentos.
La prueba era
privada
y los puntos, un
secreto;
no se molestase
un jefe
al pasarle un
consejero
y le hiriese en
el orgullo
que, en eso, el
jefe es primero.
Algunos eran
constantes
corriendo sobre
el terreno
con cantidades
iguales
semanales en
cajeros
y, así, pellizco
a pellizco,
iban aumentando
euros.
Pero en las
metas volantes
Barcoj y Blesa
eran ciervos
con esprines
rapidísimos
y veloces como
el viento,
sumando más
puntuación
que todos sus
compañeros.
Tan solo hace
dos semanas
que este maratón
tremendo
nos sacó
Goirigolzarri
a la luz, desde
el secreto,
y les puso las
medallas
que ganaron con
su esfuerzo.
Medalla de Oro a
Barcoj;
ganó con
merecimiento
pues se anotó en
el dorsal
su medio millón
de euros
y, aunque le
faltó un pelín,
se le pueden dar
por buenos.
La Plata a Moral
Santín,
cofundador del
Izquierdo
partido, que
dicen IU,
donde desprecian
dinero;
pero en el
último esprín,
con espuma sobre
el belfo,
sus
cuatrocientos cincuenta
mil, anotó en
puntos negros.
Al recibir la
medalla
con entusiasmo
aplaudieron
dado que, de un
comunista,
no se espera
tanto esfuerzo.
Morado llegó Morado
y recuperó el
aliento
en cuanto cruzó
la meta
comprobándose
tercero;
una medalla de
bronce
le viene de
anillo al dedo
a quien puntuó
en mostrador,
evitando los
cajeros,
porque sabía que
así
los puntos son
más secreto;
o sea, no dejan
huella;
demostrándose de
experto,
con
cuatrocientos cuarenta
puntos en
dorsal, muy negros,
ganó medalla de
Bronce,
pues Morado fue
tercero.
Con coronas de
laureles
y medallas sobre
el pecho,
fueron trepando
hasta el podio
y los demás
aplaudieron.
¡¡Loor a los
ganadores!!
¡¡Loor a Grandes
Chupópteros!!
Pues disecaron
pezones
y hasta chuparon
los cuernos.
(Calpe, 14 de Octubre de 2014)
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