Cuando el COI
tuvo noticias
de este maratón,
tan largo
y prolongado en
el tiempo,
algo así, como
inhumano;
miró
dorsales-tarjeta
y los puntos
anotados.
Comenzaron las
sospechas
de no estar todo
muy claro,
pues personajes
maduros
a más de poco
entrenados,
que vivían de
capricho
y en sistema
sedentario,
no era normal
que corriesen
una maratón diez
años
sin sufrir un
puto esguince
en un pie o en
una mano,
ningún tirón
muscular,
ningún calambre
o lumbago
como suele
suceder
en esos partidos
largos
con empates
persistentes,
cuando hay que
prorrogarlos
y caen, cual
higos maduros,
futbolistas muy
entrenados.
Dudaron miembros
del COI
y, algunos,
mucho dudaron
como dudó manos
limpias
y otros muchos
ciudadanos
que hicieron
reclamaciones
en la sede de un
juzgado.
¿Fue una maratón
honrada?
¿Fue un correr
limpio y diáfano?
¿O, por el contrario,
fue
un maratón con
amaños?
Los puntos del
tal Barcoj
los vieron
exagerados,
pues un hombre
de su edad
no es posible
esprinte tanto
con velocidad
más propia
de un avestruz o
de un gamo.
Podría haber
algo turbio
en un dorsal,
tan ufano
que, sin reparar
en barras,
hubiese ido
sumando
los puntos, al
buen tuntún,
con criterio
poco honrado.
¿Cómo es posible
que Blesa,
un gilipichi
aznarado
y amigo de la
Esperanza
corriese
esperanzado,
con total
impunidad,
pisoteando el
asfalto,
como liebre
perseguida
por un
persistente galgo
y nunca la su
conciencia
se le hubiese
despertado
para decirle:
“Oye, para;
que tres pueblos
te has pasado
con el safari de
África
y los leones
cazados.
¿No ves que la
gente piensa
que esos son
lujos muy caros”?
Mas, la
conciencia ni pío;
debía estar en
letargo
por lo menos,
por lo menos,
desde inicio de
aznarato;
y, además, de
poco uso
la conciencia
coge callo.
A pesar de tanto
Ritz,
consiguió llegar
el cuarto
y apañó el
primer diploma;
cuatrocientos
mil eurazos
y otros treinta
y siete mil
en mandangas y
regalos.
¡Coño, con el
Miguel Blesa!
Que nos salió
espabilado,
si no para
dirigir
sí para
multiplicar gastos.
Ramón Ferraz
llegó el quinto,
justamente, tras
el cuarto
y recogiendo el
diploma
vino a quedarse
tan ancho
con sus cuatrocientos
mil
solo en un pelín
escasos.
Viendo estos
personajes
y los puntos
anotados
sobre
dorsales-tarjeta,
como se han dado
más casos,
los dirigentes
del COI
se vuelven
desconfiados.
Les han exigido
orina
por si corrieron
dopados.
Se les quitarían
medallas,
diplomas y demás
gastos
en el caso de
encontrar
en las orinas un
rastro
y, como a
Contador
un gran Tour le
fue quitado,
les harían
devolver
la leche que se
mamaron.
El anti-dopin
del COI
al FROB le ha
interesado
y piden se pase
al juez
los últimos
resultados;
que son veinte
mil millones
los que el
pueblo ha soltado
para rescatar a
Bankia
de la ruina que
dejaron.
Éste es el gran
delito;
por él deben ser
juzgados
y encerrados, de
por vida,
puesto que ya
disfrutaron.
(Calpe, 128 de Octubre de 2014)
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