martes, 26 de agosto de 2014

ROMANCE DE PEDRO SOLBES

(¡Cómo se lo montaron los listos!)

Andaba Don Pedro Solbes
perdido por los noventa,
en los tiempos que Felipe
González de Gonzalera
gobernaba en esta España
(que era más suya que nuestra)
por los campos de Castilla,
arrozales de Cullera,
por pomaradas de Asturias,
naranjales de Valencia,
olivares de Jaén
y los pinares de Cuenca.
Ministro de Agricultura
de Ganadería y Pesca,
husmeaba por los campos
como si buscase setas.
No era lo suyo el arado
ni la guadaña en la siega;
ordeñando era un desastre
en las cuadras ganaderas
y, por redes y fletán,
Canadá nos hizo guerra.
Para regularizar
las cuestiones europeas
le convocaron a Solbes
y el Ministro fue a Bruselas;
iba dispuesto a luchar
a interés de nuestra tierra.
Volvió con orejas gachas,
con el rabo entre las piernas.
Se agradeció su discurso
y le dieron las tijeras
para que hiciera una poda
antes de la primavera,
pues, después, fluye la savia
y se desangran las cepas.
Le dieron cupos escasos
en los mares y en la tierra
y el “gili” venía contento
con el trato de Bruselas.
Le dieron cuatro palmadas,
seis sonrisas, diez lindezas,
doce abrazos cariñosos
y unas órdenes concretas:
cortar, cortar y cortar
campos, ganados y pesca.
Empezó matando cabras
y siguieron las ovejas,
después, siguió con los cerdos
y con las vacas lecheras,
dejándonos una cuadra
que ni Chipre la quisiera.
Si lo del ganado es malo,
peor fue lo de la pesca:
de merluza, diez quintales;
de anchoas, veinte docenas;
de pescadilla de pincho
le dejaron veinte gruesas
y, en asuntos del fletán,
Canadá ganó la guerra.
Dejó amarrada en los puertos
toda la flota pesquera.
Si malo fue lo del mar,
peor fue lo de la tierra:
tala en la Mancha de vides,
Lérida quedó sin peras,
sin pimientos quedó Murcia
sin cogollos La Ribera,
mermó el trigo de Castilla
y las cerezas del Tiétar.
Tras los logros conseguidos,
por precepto de obediencia,
le premió el Señor González
con la Cartera de Hacienda.
El “Enano de Tafalla”
fue a enseñar sus experiencias
a los dos Castros y a Cuba
y los dejó en la opulencia.
Lo de “Enano de Tafalla”
fue realidad, no apariencia.
Cogió un erario jodido
navegando hacia la niebla;
ya Solchaga había dejado
nuestra “pela” cual lenteja
con la lupa incorporada
y precisa para verla.
Si el campo dejó arruinado
por obediencia a Bruselas,
el Erario Nacional
mineando, bajo tierra.
Veintitrés, de cada cien,
buscan el trabajo a tientas;
con él sólo subió el paro
y los precios en las tiendas.
Por motivos de salud
puso a toda España a dieta
con los precios de Alemania
y salarios de Nigeria.
Adelantaron las urnas
y fue Don Pedro a la mierda
con Felipe, Rubalcaba
y toda la parentela.
Pasados los ocho años
vuelve el “trío calavera”
con Don Pedro, Rubalcaba
y un sucedáneo cualquiera
de aquel Felipe González
que era listo, (que lo era).
El sucedáneo, un mastuerzo
con sonrisa boba puesta,
un talante de la hostia
y sus cejas circunflejas;
pero en el trabajo, virgen.
Él nunca tuvo experiencia
que se le pide a un contable,
dependiente o dependienta,
pasante de abogacía,
fontanero o peluquera.
De diputado, el botón
pulsa cuando se lo ordenan.
De la inspiración divina,
mejor no presuponerla
dado que el lerdo es ateo,
no cree en la Providencia.
Zapatero a Pedro Solbes
puso a dirigir Hacienda
y éste se sintió feliz
porque el arca estaba llena:
un déficit negativo,
superávit en las cuentas
y un prestigio universal
que nunca España tuviera.
Pero el “memo de León”
sólo le dio la chequera
para pagar y pagar,
pagarle cada ocurrencia:
fueron agujeros negros
que devoraron estrellas.
Dejó arruinado el Estado,
pero fue por obediencia.
Lo único que hizo bien,
que lo manejó a conciencia,
fue el tejemaneje ruin
de las empresas eléctricas:
entregando Endesa a Enel
realizó su grande siembra.
Dos años de disimulo
y recogió la cosecha:
ciento quince mil, del ala,
no es un sueldo de miseria
por soltarles un consejo
si, acaso, se lo pidieran.
Mamando Aznar de Fenosa,
mama Felipe en Endesa
y, ahora, Pedro Solbes
mamando de la otra teta.
Nuestros políticos son
bichos a tener en cuenta.

                        (Madrid, 9 de Abril de 2011)


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