martes, 29 de julio de 2014

ROMANCE DE JAUME MATAS

ROMANCE DE  JAUME  MATAS

Ex Ministro, ex Presidente,
adicto al Duque de Palma,
por lo visto; al Medio Ambiente
porque Aznar le regalara
un Ministerio tranquilo,
y lo dejó como estaba:
en verano hacía calor;
en Primavera aireaba
y brotaban las cosechas,
como el trigo y la cebada;
las rosas, lirios, geranios,
lo mismo que antes pasaba
y se destruía la fruta
con cierzos y granizadas.
En Verano, sin embargo,
unos calores que asaban;
la gente humilde, iba al parque;
y pudientes,  a la playa.
Otoño con gotas frías
que todo lo arrasaban
y, como en antiguos tiempos,
en los inviernos nevaba
y, cuando salía el sol,
al no calentar, helaba.
Me quieren decir, ¿Qué hizo
el Ministro Jaume Matas
por arreglarnos el clima,
si lo dejó como estaba?
Cuando Aznar vio que en las Islas
las gentes estaban hartas
de un gobierno de izquierdas
que tan mal les gobernaba;
o acaso, harto de él
porque el tiempo no cambiaba,
le sacó del Ministerio
y le desplazó hasta Palma,
como cabeza de lista
para  elecciones tempranas.
Con su cara de mindundi
de no haber roto una taza;
con su expresión de buenazo
y honradez acrisolada,
vino a sacar mayoría
de adictos y gentes hartas.
Hay que ver las apariencias
cómo a votantes engañan
y, éstos, sacan sinvergüenzas
que hacen lo que viene en gana;
así ganó Presidencia
cosa que a él le encantaba.
Se vio dueño de las Islas
el cuitado Jaume Matas
y gobernó para sí
y para amigos de casta.
Y se soñó un faraón
y, cual tal, edificaba
las sus cosas a lo bestia
pues dinero le sobraba.
Así, surgió el Palma Arena
para  rodar sobre tablas
las bicis de los ciclistas
en mundial de mucha gala.
Cuarenta y ocho millones
por la obra terminada;
más surgieron incidentes
que el precio multiplicaban:
que si faltan diez tornillos
para fijar unas tablas;
que si diez paneles sueltos
necesitan unas grapas;
que si se rompió un codillo
en la tubería del agua;
día tras día subían
como olas en la playa.
Así el contrato acordado
pronto se multiplicaba
por dos, por cuatro, por ocho
y el engorde no paraba.
Allí robó todo cristo
y aquellos cuarenta y ocho
hasta noventa llegaban;
como la pasta era tonta,
se acopló el Duque de Palma
a arramplar varios millones,
así, sin más, por la cara;
justificó sus razones:
le calentaba la cama,
después de un gran braguetazo,
nada menos que a una infanta,
segunda hija del rey
y era yerno del monarca.
Al final, el Palma Arena
resultó trama endiablada
porque salían delitos
allí donde el juez hurgaba.
Iban pasando los meses,
los años también pasaban
mientras su caso seguía
y las cosas se liaban.
No le quedó más remedio
al juez que hacer separatas;
separatas en racimo
que fueron des racimadas
para enjuiciar, una a una,
y dictar sentencias varias.
Y ya tiene el angelito
dos sentencias confirmadas;
y está ·”paseante en cortes”,
en libertad prolongada
porque ha pedido el indulto
a sus viejos camaradas.
Como el indulto le niegan
por chorizo y por gualdrapas,
se irá a vivir a la cárcel
de la ciudad segoviana;
mas, será por poco tiempo:
a seis años sentenciaran
rebajando a nueve meses
porque no fuese tan larga
y se le fuese a amurriar
el pedigrí de la casta.
Ahora entrará en la cárcel
por un caso, en separata:
exigió a un hotelero
que, en amistad, contratara
a Maite Areal, su esposa,
y sin currar le pagara
cuarenta y dos mil eurazos
sin pegar un palo al agua.
Hay que ver qué cosas hacen
Presidentes, por la cara.
Matas ha tantos delitos
durmiendo en las separatas,
que al ritmo de la justicia,
de lentitud demostrada,
puede que los nietos paguen
alguna sentencia, a pachas.
Puede que, en fin de los tiempos,
cuando a todos convocaran
al valle de Josafat
Dios mismo le reclamara,
con la su voz justiciera:
--“¿Jaume Mataaaaaas!..  ¡Jaume Mataaaaas!...
Vente para acá, chorizo,
que aún quedan diez separatas”--.


     (Madrid, 14 de Julio de 2014)

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