En la tierra del
milagro
hay mucha
empresa fantasma
que la Junta
inventa y crea
para las cosas
más raras;
en realidad, sumideros
que reciben
“pasta” a manta
y luego se va
exiliando
sin saber dónde
se marcha.
Se dice que a
intermediarios,
bufetes y a
empresas varias
que la acogen,
porque son
empresas
hospitalarias.
Al ser la “pasta”
volátil,
la empadronan en
su casa
y después, por
si las moscas,
a capricho se
las gastan:
unos, se compran
chalés;
otros, compran
varias casas;
hay quien
invierte en terrenos
o en coches de
alta gama;
los hay,
también, ahorradores
muy devotos de
la “pasta”;
la envían a
paraísos
porque la ven
“pasta santa”.
Allí viven del
engorde
dado que no son
menguadas
por los
impuestos de Hacienda,
ni por otras
zarandajas.
Más tarde, hacen
rogativas
a las extrajeras
bancas
por si husmease
algún juez,
que los hay con
mala baba,
no le den suelta
a la muy
y la tengan
enclaustrada.
Después,
muestran apariencia
de personas muy
honradas,
un tanto medio
pudientes,
legales, donde
los haya,
que cumplen con
sus deberes
y a Hacienda no
deben nada.
Son las redes de
intereses
con las que “listos” atrapan
los millones, a
destajo,
en vez de pescar
doradas.
Porque nos sirva
de ejemplo,
hablaremos de
Vitalia,
niña que parió
la Junta
para regalar la
“pasta”
entre empresas
no solventes
o, simplemente,
arruinadas.
Como invertían,
de socios,
una parte les
compraba
aportando los
millones,
según ellos, pa
salvarlas;
mas, el dinero
es volátil
y en ellas se
evaporaba,
ocasionando más
pérdidas
que un ERE
solucionaba.
Más millones
para el ERE
y los obreros a
casa
con gorda
indemnización
si a enchufados
afectaba,
que el parado no
es igual
si es de vulgo o
es de “casta”.
Se cobraba por
salida
y pensión
asegurada.
Intervienen
Sindicatos
y hay que
aportarles más pasta.
A bufetes de
abogados
por elaborar las
actas
se les paga sus
minutas,
muy legalmente,
engordadas;
también, a
aseguradoras
que cogen la
“pasta gansa”
para pagar,
mensualmente,
cantidades
acordadas.
No olvidar
intermediarios,
conseguidores y
maulas
que, cobrando
sus mordidas,
las masticaban
en casa.
Un ejemplar
cojonudo
fue el conocido
Juan Lanzas
que fue a morder
los millones
como pa asar una
vaca.
Estas cosas son
posibles
porque el Erario
las paga.
Son fantasmales
empresas
porque contratan
fantasmas;
o sea, espíritus
turbios
aunque no vistan
con sábana
para que nadie
les vea
por los
despachos o salas.
Como
precaución, no acuden
a la empresa
para nada
y, así, nadie
les critica
como gentes
enchufadas
que no sufren
los recortes
con que al
funcionario abrasan.
Y vuelve la
burra al trigo
y, con la burra,
Vitalia.
Policías
espiritistas
con la güija
convocaban
a etéreos
trabajadores
que, sin dar un
palo al agua
ni aparecer por
la empresa,
divinamente
cobraban.
En Vitalia había
muchos;
hicieron una
redada
pues, guiándose
de olfato,
cazaron los
ectoplasmas.
Vino a caer el
sobrino
del que gobernó
España
a fuerza de
altibajos,
pero que montó
una casta.
Salidos de
vaquería
con el gen de la
mamada,
pezón público
que cogen
exprimen sin
dejar nada.
Don Juan María
González,
por su salero y
su gracia,
vivía de puta
madre
con nómina de
Vitalia.
De Vitalia
conocía
el nombre y el
anagrama
ya que constaba
en la nómina
que puntualmente
cobraba.
Por no molestar,
no iba
ni a un despacho
ni a una sala;
siendo espíritu
vagante
y gente
considerada,
no ocupaba los
espacios
ni, siquiera, en
ectoplasma.
Un buen día,
pidió un crédito,
que Vitalia
condonara
no se molestase
el tío,
si el préstamo
le cobraran.
Se dice que por
González,
no por Mejías,
ni nada,
le dieron el
chollo padre
y el título de
fantasma.
Y es que esta
Andalucía
hace cosas muy
extrañas:
enriquece
señoritos
que vienen de
buena casta
mientras a los
sus parados
deja sin unto y
sin grasas.
Dicen que la
obesidad
es una cosa muy
mala
ya que produce
el infarto
y quieren gentes
delgadas
porque en la
Sanidad
resultan mucho
más parcas.
Así la UCO cazó
con una güija, muy usada,
al sobrino del
ex Presi
cubierto con una
sábana
y se lo mandan
al juez
porque juzgue el
ectoplasma.
Como Juan María
González,
en Andalucía, a
manta.
Me fascina la
honradez
de los que allí
gobernaban
y hoy se acogen
al aforo
por cubrirse las
espaldas
y sonríen,
mientras chupan
el pezón de
hispana vaca.
(Madrid, 11 de Julio de 2014)
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