lunes, 22 de septiembre de 2014

ROMANCE DEL VIRREY ZARRÍAS


Al fin, recibe Zarrías
una nota del Juzgado
con que Mercedes Alaya
le notifica imputado
y le pasará al Supremo
los estudios realizados
por si ellos ven conveniente
llamarle para juzgarlo;
pues, como listo político,
el andoba está aforado.
Decía de él Ruiz Mateos
que ejercía virreinato;
en tierras de Andalucía
era, cual mano de santo,
para conseguir los ERE
cuando estaban amañados,
siendo él muy eficiente
aunque resultase caro.
Este eminente calvito,
muy orondo y bien cebado,
que siempre actúa a lo puta
y ríe con desparpajo,
hizo carrera política
a Manuel Chaves pegado:
confidente y consejero
y, más que amigo, un hermano.
Se dijo en los mentideros
y ahora se está demostrando
que Gaspar Zarrías era
el Virrey y el puto amo
con un poder de la hostia
que ejercía de ensombrado.
La cara ponía Juan Lanza
que le hacía los recados
y, en compensación, Zarrías
le dejaba irse forrando
y él se forraba a lo bestia;
al ser muy poco ilustrado
y no saber contar bien
lo que metía en el saco.
Un día dijo su madre
a los polis, que buscando
hurgaban en la su finca
los alijos enterrados,
que pa coger una vaca
y hacer con ella un asado
tenía su hijo millones
honradamente ganados.
Ella le pensaba listo
y lo estaba demostrando.
Pero su Juan solo era
un buen siervo y un mandado
que al jefe, Gaspar Zarrías,
le cumplía los recados:
uno, ejercía el poder;
el otro, se iba forrando;
todo era miel sobre hojuelas
y los millones al saco.
Hoy se sabe que Juan Lanza
les cobraba a los “rumasos”
seiscientos mil euros negros
por cada ERE logrado
y, siendo cinco los ERE,
tres millones afanados
que iba cobrando Juan Lanza,
en Somosaguas, a plazos.
Cuando Juan Lanza ya era
el turco descabezado,
siguió Zarrías viviendo
debidamente aforado,
pues le llevó Manuel Chaves
a Cortes de Diputado;
así siguieron los dos
bien mamados del Erario
y presumiendo ante el pueblo
que les está aún pagando,
de políticos ilustres
y caballeros honrados.
Como Gaspar es bajito
tardó Alaya en encontrarlo
en el sembrao de chorizos
en el que estaba escardando.
Pero, al fin, son tantas pistas
que la Juez ha ido encontrando,
que ha decidido Mercedes
nombrarle como imputado
y mandárselo al Supremo
por estar muy aforado.
Que el propio Javier Guerrero,
Secretario de Trabajo,
y Don Antonio Fernández,
Consejero, mal nombrado,
le soltasen los millones
a un “ex” del sindicato
viene a resultar absurdo;
daban lo solicitado
no por ex sindicalista,
si no por “voz de su amo”.
Si chaves, Griñán, Zarrías,
fuesen hombres tan honrados
como ante el pueblo aparentan,
ya se hubiesen encerrado,
motu proprio, en Albolote
para purgar sus pecados.
Decían servir al pueblo
pero lo estaban robando.
Se necesita ser “jetas”
para seguir disfrutando
de los impuestos del pueblo
riendo descojonados.

    (Madrid, 10 de Septiembre de 2014)


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