martes, 9 de septiembre de 2014

ROMANCE DE MARTA FERRUSOLA


Esta hembra ex honorable,
(Pajín dice ex honorabla,
ya que se ha de distinguir
chorizo de butifarra)
venía de sus asuntos
con la su cabeza baja
escudriñando las losas
por si un euro se encontraba
ya que caen chuzos de punta
en la familia sagrada
del que fue Molt Honorable
hace poco, casi nada.
Ahora han cambiado los tiempos;
la fortuna está enclaustrada
con su voto de silencio,
no vaya a ser detectada
por “¿qué coño es la UDEF?”
y pueda ser confiscada
por la Hacienda de Montoro
que estrechó la manga ancha.
Ésta, ahora, ex honorable
que hace poco fue gran dama
por convivir con Don Jordi
y calentarle la cama,
ha perdido prepotencia;
ha perdido la prestancia
desde que su gilipichi
dijo tener olvidada
una fortuna cuantiosa
en una banca andorrana,
fruto de herencia paterna
que nunca fue declarada,
acaso, por no ser cierta,
simplemente imaginada.
Ella, que trajo a este mundo
siete infantes de camada,
les formó para el trabajo,
acaso, subvencionada;
no les quería en el paro,
si no robando a mansalva
que es como se hace fortuna
forrando riñón y espalda.
Para los cursos tenía
hombres de su confianza
doctorados en chanchullos
con eficiencia probada:
uno era Félix Millet
que en Palau desfalcaba;
otro era de la Rosa
que a los árabes robaba;
dirigía Prenafeta
gran chorizo y gran macarra.
La formación, cojonuda;
doctores con nota alta
en el arte del ordeñe
cuando un teto que cataban:
mangoneos, subvenciones,
comisiones por la bravas
que, aunque eran silenciosas,
grandiosamente rentaban.
Así, vete tú a saber
la cuantía de la huchaca,
que, por no pagar impuestos
a la nuestra puta España,
evadían con soltura
los millones que afanaban.
Desde que empezó Don Jordi
hasta hace unas semanas,
Doña Marta Ferrusola
fue la diva catalana,
sagrada para la tribu
con honores de gran dama
y, cuando vendía flores,
la Xunta se las pagaba,
lo mismo que Barcelona
y ciudades catalanas
que pagaban sobre precio
por lo bien que decoraba.
Ésta, ahora ex honorable
(Pajín dice honorabla,
pues vino a pulir la lengua
con la su amiga Bibiana)
fue una dama prepotente
porque Honorable amparaba
y, en cuanto a la independencia,
lideresa, lideraba.
Dijo sobraban charnegos,
los moracos y negratas
que desdicen la pureza
de la raza catalana.
Como han cambiado los tiempos,
quien a la prensa buscaba
para decir sus paridas
y salir en las portadas,
hoy se escaquea de lujo
de las plumas y las cámaras.
Venía de sus asuntos
con la cabeza muy baja;
llegó una periodista
y, antes que la preguntara,
de ese desfile de perlas,
naturales o implantadas,
surgió una voz melodiosa
con poesía delicada,
bella cual ramo de rosas
que a su San Jordi ofrendara
y a la humilde periodista
recitó estas palabras.
dijo: “¡Váyase a la mierda!”
y se nos quedó tan ancha.
Así, el aura prestigiosa
que tenía la gran dama
se fue, de huida, al carajo,
pues habló cual barragana.
Desaparecía vergüenza;
el prestigio se exiliaba
porque se pilló en renuncio
a la familia sagrada.

   (Madrid, 7 de Agosto de 2014)

No hay comentarios:

Publicar un comentario