Por la sierra de
Madrid
cabalga la flor
y nata
de la UGT
madrileña
sobre tres
soberbias jacas:
las jacas van
relucientes,
que son tarjetas
doradas
con un galope
sin freno
pues va a
asaltar la Caja
de ese noble
sindicato
que le da
prestigio a España.
Por la sierra de
Madrid
tres caballeros
cabalgan
buscando buenos
pesebres
sobre tarjetas
doradas
que no precisan
de pienso,
solo una cuenta
en la Caja.
No asaltarán
diligencias;
solo a llenarse
la panza
en restaurantes
de lujo
de exquisiteces
en Carta.
Cuando se
sientan a mesa
ya no hay prisa
para nada
solo comer y
comer
acompañados de
charla,
descojone, a
tutiplén,
y recuerdos a la
Caja
do parará la
factura
por la tarjeta
dorada.
--“Santiago,
¿qué te apetece,
hoy, para llenar
la panza?”--
--“Mira, Manuel,
me apetece
una buena
mariscada;
después, lo que
dicen “todo”
con alubias de
la Granja”.--
Macario piensa
que es poco;
viene a tomar la
palabra:
--“¿Y si,
después, tres lechones
cortados con
porcelana?”.--
--“Pues bajemos
a Segovia,
bella ciudad
castellana;
es una ciudad
turística;
hay restaurantes
a manta
con sus
especialidades
de lujo para la
panza.”.--
Dijo Santiago
Tamame
y acarició su dorada;
Secretario
General
de la UGT y gran
macarra,
a Manuel Sánchez
Cifuentes
de quien su
puesto heredara.
--“Vamos a
Cándido o Duque
tienen menú, que
te cagas”.--
Cabalgan tres
caballeros
sobre tarjetas
doradas
y cruzan con su
apetito
el Puerto de
Guadarrama;
abajo espera
Segovia,
bella ciudad
castellana,
y, al lado de
acueducto,
van a disfrutar
pitanza.
Hoy es Sábado;
el Domingo
se acercarán a
Pedraza;
en el Mesón de
Manrique
o en el Hostal
Zuloaga,
que no son moco
de pavo,
se zamparán, por
la cara,
unos lechazos al
horno
que es, también,
buena pitanza;
el despilfarro
no importa;
tres corderitos
al horno
que pagarán con
dorada.
Si entran euros
a montones,
ellos gastan a
paladas
y aquí paz y
después gloria
y satisfechas
las panzas.
--“Reconocerás
que Dios
les hizo una
gran putada
al dar estómago
a pobres
que se han de
partir el alma
pa comer unas
lentejas
y, pa más inri,
sin nada”.--
Dice Santiago a
Manolo
mientras pela
una cigala.
Para empujar su
langosta
Macario bebe del
cava
y, tras un
sonoro eructo,
contesta de
recordada:
--“Ahora me
viene el recuerdo
de cuando yo
trabajaba
y, así, de
pascuas a ramos,
me tomaba una
fabada
o un cocido
madrileño
muy escaso de
pringada;
por entonces, ni
en sueños,
pensaba estas
mariscadas”.--
--Si el trabajo
fuese bueno
los ricos lo
requisaban”.--
--“Menos mal que
vino el chollo;
de liberado
empezaba
a disfrutar
mejor mesa;
cuanto menos
trabajaba
mejor comía,
¡rediós!”.--
--“Coño, con las
barricadas;
grandes
manifestaciones
y, después, a
celebrarlas
que el berrear
cansa mucho”.--
--“Menos que el
pico y la pala”.--
--“¡Qué carrerón
hemos hecho!
Nunca me lo
imaginara”.--
--“¿Y qué me
dices del chollo
de las Tarjetas
Doradas?”.--
--“Nunca pude
imaginarme
tanto dinero en
la Caja”.--
--“Si aquí no
paga ni cristo”.--
--“Pero vienen a
llenarla
subvenciones a
porrillo”.--
--“No olvides
facturas falsas;
que, en eso,
somos maestros;
y, encima, todos
las pagan”.--
--“Si
Administración es lerda
justo es
aprovecharla”.—
Y comían y
comían;
más que comer,
devoraban.
En Madrid, mesas
de lujo
los días de la
semana;
Sábado, Domingo
y Puentes
buscaban por
toda España
estrellas de
Michelin
con sus tarjetas
doradas.
Más de mil
quinientos euros
en una sola
tacada.
--“¡Qué chollo
es la UGT
si sabes
aprovecharla!”.--
Tres angelitos,
tres vientres
que, año tras
año, gastaban
sus buenos cien
mil eurazos
con sus tarjetas
doradas.
Prepotentes, ni
pensaron
que el Banco las
controlaba
y un ERE puede
aportar
parados con mala
baba
que suelen sacar
las cuentas
para luego
publicarlas.
¿Qué hacía
Cándido Méndez?
Pues se
empadronaba en Babia
y aprovechaba
los lujos
de muchas
facturas falsas:
hoteles de cinco
estrellas
con yacusi y con
sauna.
Su Sindicato es
honrado;
lo jura por
Rubalcaba,
quien, a lo puta
y callando,
da por buenas
sus palabras.
Tres honrados
caballeros
vuelven por
Navacerrada;
corrieron la
juerga padre
con sus tarjetas
doradas.
¿Las cubre el
Sindicato?
No, los
gilipollas de España.
Si, a escote,
todo es barato;
hasta grandes
mariscadas
que nunca olerá
un pobre
viviendo vida
muy larga.
(Madrid, 7 de Diciembre de 2013)
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