Tras muchos años
de ausencia
de plumíferos
punteros
que prestigiasen
la lengua
con algún libro
de mérito
y la hispana
librería
solo ofreciese
folletos:
“el hágase a sí
mismo”,
“libro pa
ilustrar mostrencos”,
“Felicidad está
en ti,
húrgate los
recovecos”,
“Cocina para
novicios
por un estelar
maestro”,
“Monte su propio
taller,
haga sus propios
arreglos”,
¿Qué sabemos de
los ovnis?
existen más
universos”,
“Los polvos de
la Eduviges,
¿por qué Juan
aguanta cuernos?”.
En fin, temas
literarios
que llevan
cultura al huerto.
De pronto, como
una luz
venida de otro
universo,
nos surgen, como
las setas,
políticos
memorieros
y vuelve la Edad
de Oro
y el negocio de
libreros,
que pronto verán
las colas
a la puerta del
comercio.
Perfeccionistas
de idioma,
literatos sin
complejos
que al pan le
llaman hogaza,
pero al vino
Campo Viejo,
Marqués de
Riscal o Protos,
o Vega Sicilia
añejo.
Nos vuelven al
Siglo de Oro
de los Lope y
los Quevedos,
de Góngora y
Calderón,
y, acaso, la
Vida es Sueño;
el Quijote de
Cervantes
y un Garcilaso
en Toledo.
¡Albricias!,
letras hispanas
Que surgen los
Memorieros
a alumbrar
oscuridades
y aumentar
conocimientos.
Son plumas
oportunísimas
y que engrandecen
el género
de lustrar sus
propios nombres
con sus veraces recuerdos
y ocultar
debilidades,
errores y
mangoneos,
con los que
ellos se lucraron
mandando el País
al huerto.
La verdad es la
verdad,
mas poca verdad
veremos.
Memoriales de
González
resultarán incompletos;
pero no hay que
preocuparse,
montó fundación
pa eso:
enterarse de su
historia;
recopilar cada
hecho,
desde guaje en
vaquería
do ya mamaba del
teto;
su fervor de
falangista
y cantos de
Campamento,
la tortilla de
Suresmes,
los femeniles
deseos:
“queremos un
hijo tuyo”
le decían al
excelso,
cuando llegó a
Presidente
con ochocientos
mil puestos
de trabajo pa
pardos;
cuatro millones
y medio
dejó en colas
del INEM;
eso está en el
“no recuerdo”.
Están en mismo
capítulo
los soberbios
mangoneos
de Matesa, de
Filesa
y las maletas de
Ollero,
los que
engordaron con AVE;
con Olimpiadas,
lo mesmo;
en la Expo de
Sevilla
Pellones fueron
dineros.
Sobre estas
cosas banales,
cual llevar
España al huerto,
las podremos encontrar:
“capítulo no
recuerdo”.
Solbes presenta
memorias:
pone a su Presi
de lerdo
porque no le
hacía caso
a economistas
consejos.
No nos dirá
cuando estuvo
en anterior
Ministerio
con Don Felipe
González:
nos arrasó los
viñedos
y nos dejó media
España
con los campos
en barbecho
y talaba los
olivos
porque subiesen
los precios;
fue exigencia de
Bruselas
por bienestar
europeo.
¿Explicará los
chanchullos
de Vice de
Zapatero?
¿Por qué negó
ENDESA a EÓN
y a ENEL de la
dio de premio?
¿Acaso fue, por
si acaso
me meten de
Consejero,
si se ponen mal
las cosas
y he de salir
del Gobierno?
Esto, no nos lo
dirá
pa que no nos
enteremos
cómo se cosechan chollos
tras salirse de
un Gobierno.
El asunto queda
oculto:
“capítulo no
recuerdo”.
Pero hablará de
sus logros
y detallará sus
éxitos
y que dejó a ZP
de Ministro
crisi-entero.
¡Coño, si hasta
el propio Aznar
nos describe sus
recuerdos!
Contará los
muletazos,
que siempre
fueron de pecho,
“¡márchese,
Señor González!
Váyase y no sea
sieso,
que está dejando
a esta España
con el culo
pajolero”.
Y se fue el
Señor González,
cargado de
aburrimiento,
porque sacó
pocos votos
aquel día del
recuento.
Dirá que no
pilotaba
el Prestige, ni
de lejos;
la foto de las
Azores
a él se la
dieron con queso;
si mandó tropas
a Iraq,
González hizo lo
mesmo;
él, sí les mandó
a la guerra;
yo los mandé de
recreo.
Nos dirá que a
él las urnas
no le echaron
del Gobierno;
fue al “adedado
Rajoy”;
los moros
dinamiteros;
un delito que
mandó
a todo el PP al
huerto
y terminó en
gran desgracia
porque escogimos
un necio.
En fin, Aznar,
como todos,
tan solo hablará
de éxitos;
que la mesa del
Oval
la usaba de
zapatero.
Los errores
cosechados…
“Capítulo no
recuerdo”.
Y, por si aún
eran pocos,
sale el nieto de
su abuelo
(el fusilado, no
el facha)
y nos suelta sus
recuerdos.
Presumirá de
crear
la igualdad de
los sexos;
que legalizó a
los gais
un matrimonio correcto
y liberalizó el
aborto
para que
fuésemos menos
españoles, en
futuro;
nos llegasen
extranjeros
y, en pocos
años, España
será mora, a
bajo precio.
No nos dirá los
millones
que regaló al
extranjero,
ni los trece mil
millones
que les hurtó a
los abuelos
para arreglar
las aceras
de las ciudades
y pueblos;
decía, pa
bajar paro
creando muchos
empleos;
un negocio
cojonudo
para quien hizo
letreros.
Empleados
temporales, que
costaron veinte
mil euros,
al mes, que
ellos no cobraron
y a otros
enriquecieron.
Yo pienso que,
entre los cuatro,
van de vender
mucho menos
que nuestra
Belén Esteban,
chula “Princesa
del Pueblo”.
Lustre, lustre,
lustre y lustre
para listos y
pal lerdo.
Y todos los
cambalaches…
“Capítulos no
recuerdo”.
(Madrid, 4 de Diciembre de 2013)
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