Una tromba
torrencial
descarga en
Andalucía
que viene a
aguarle la fiesta
a la Presi
Susanita.
Cae una tormenta
gorda
sobre campos de
Sevilla
que, si miras con
detalle,
es, más bien,
gota muy fría;
escandalera de
rayos;
grandes truenos,
a porfía;
bajan aguas
turbulentas
bajo puentes de
Sevilla
y, tras inundar
las calles,
hasta San Telmo
se arriban
haciendo flotar
alfombras;
descubriendo
casquería
que aquesta
Junta ocultaba
para no herirnos
la vista;
que, aunque la
vergüenza es poca,
aún queda alguna
reliquia .
Llevaba la Juez
Alaya
su larga
temporadita
pescando en
aguas revueltas
truchas, barbos
y algún Midas
y hoy nos trae,
bajo el paraguas,
toda la nasa
llenita.
Tras pescar los
gordos barbos
que millones
repartían
para hacer puras
doradas
los besugos que
querían;
siempre peces
del PSOE
o gentes de las
familias:
suegras,
esposas, cuñadas,
compas de toda
la vida,
además de a Ruiz
Mateos
y hordas
sindicalistas
y, porque nadie
faltase,
también sobrinos
y tías.
Con anzuelo de
dos dientes
se pescó Merca
Sevilla,
cebados de
indiscreción
más alguna que
otra cinta
que un
descontento aportara
a la propia
policía
y que las grabó,
a lo puta,
por no pagar la
mordida.
Hasta el Juzgado
llegaron,
desde la
Comisaría,
informes muy
vergonzosos
que cogió la
Merceditas;
ella, en el río
revuelto,
vino a pescar un
Rey Midas
al que gustaban
los güisquis
y esnifar la
cocaína;
(mas, era una
hombre jovial,
como más tarde
diría)
vicios de los
prepotentes
que de la ley
desternillan
al encontrarse
amparados
por la Junta de
Sevilla.
Trasegaban los
millones
que Hacienda
reponía
a ese “nido de
reptiles”
que Guerrero
dirigía.
Cuanto más
secaba el nido
más millones le llovían
y el desfalco
fue durando
trece años y
algún día.
Esta cifra
incalculable,
exenta de
tutoría,
fue montada por
Maleni
cuando Chaves
presidía
y hoy defiende
Don Manuel,
diciendo que no
sabía
pues la Cumbre
del Poder
hace difícil la
vista
a esas cosas de
inferiores:
gestiones o
tropelías;
son gentes de
confianza,
si no, no las
nombraría.
Este Barón en
Suresmes
(Congreso de la
Tortilla)
vino a coger
chollo padre,
pues, siendo
buen Gonzalista,
se hocicó en un
buen pezón
y se hocicó de
por vida.
Hay quien nace
ya político
y lo es toda la
vida.
Cuando Chaves se
marchó
(cosas de Iván y
Paulita)
a ser
Vicepresidente
que, acaso, ni
merecía,
vino a dejarle a
Griñán,
gran amigo de
por vida,
el sillón
presidencial
de Junta de
Andalucía;
el derecho de pernada
este sillón
incluía.
Mas, Griñán le
traicionó
(más falso que
una tortilla
confeccionada
sin huevos)
cuando salió de
Sevilla
le dejó con culo
al aire
en la cumbre
socialista,
porque tenía
redaños
y odiaba
bicefalía.
Tras años de
poner trabas,
de insultar a
Merceditas,
de quererla
refutar,
porque el
proceso seguía,
negando le los
archivos
que la Juez les
requería;
viéndola tirar
de caña,
pescando más
Reyes Midas,
hoy esquivan el
anzuelo
que puede joder
sus vidas.
Los mil
quinientos millones
devoraron estos
Midas
y se dicen
inocentes
del robo a su
Andalucía
más un millón de
parados;
por enriquecer
familias
o llevárselos,
de extranjis,
a los Bancos de
Suiza.
Pero, estos
Presidentes…
¿se puede saber
que hacían?
¿Asistir a
grandes cenas;
a suculentas comidas;
presidir los sus
congresos;
a leer, lo que
escribían
los sus sabios
asesores
y hacerse gorda
la vista
por no ver de
confianzados
los robos y
tropelías,
que hombres de
su confianza
practicaban a
porfía?
¿Se rascaban los
cojones
a una, o a las dos
manitas?
¿Y
responsabilidad?
Ellos no la
conocían
que, al ser cosa
de mindundis,
al Poder no le
atañía.
--¡Hasta ahí
podíamos llegar!”.—
Dice Chaves a
Zarrías
y, en eso,
asiente Griñán,
inocente por
manía.
Si Chaves es
inocente
e inocente es
Zarrías,
¿por qué ha de
ser él culpable
si, tan solo,
les seguía?
(Calpe, 14 de Septiembre de 2013)
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