ROMANCE DE JORDI PUJOL Jr.

A Jordi Córdoba Martínez

A mí, de niño, mi madre

me ponía mala cara

o me sacudía un cachete,

aunque dolía en el alma,

dado que no permitía

que yo hiciese cosas malas,

cual robar peras al cura

o al Tío Sindo manzanas.

A Jordi, que fue el primero

de siete que parió Marta,

porque el bajito Pujol

no dejaba de acosarla

y, cuando un gordito acosa,

siempre termina en la cama.

Cuando dejó de parir

por no quedar más preñada,

les daba curso intensivo

de la gramática parda.

Ella, que es muy activa,

no podía estar parada

y, teniendo un Honorable

calentándole la cama,

puso un negocio de flores;

vino a tener tal demanda

que dejaba a Cataluña

totalmente engalanada;

le llovían los pedidos,

diez o doce a la semana;

como pedía la Xunta,

la Xunta se los pagaba

y, muchas veces, con creces

por lo bien que decoraba.

Así, llovían las pelas,

después, los euros en caja;

Jordi, que era despierto

y que en todo se fijaba

vino a preguntar un día:

--“Mamá, mamacita Marta,

¿por qué hay negocios que cierran

y otros ganan mucha pasta?

¿por qué hay negocios parados,

pero el tuyo no se para?”.—

--“El secreto de un negocio

son las influencias altas;

usa el nombre de tu padre

y Cataluña te ampara.

Papá, como es Honorable,

me da exclusiva en las plantas;

si decoro la ciudad

es Maragall quien me paga;

él me soltó un  fortunón

cuando celebró Olimpiadas

y me nevaron las pelas

como nieve en la montaña”.—

--“Pero, mamá, soy pequeño;

¿cómo un negocio montara,

si yo tengo pocas pelas

y una Empresa cuesta pasta?”.—

--“Si tú metes las propinas

del Domingo en una huchaca,

cuando tengas mayoría

podrás montar unas cuantas.

Los sacrificios de hoy

son los lujos de mañana”.—

Así ensañaba a Jorgito

la florista mamá Marta,

explicándole en detalle

la su gramática parda.

--“Tú montas muchas Empresas

sin empleados ni nada,

que vienen a salir caros

entre sueldos y mandangas,

seguridades sociales

y hacen huelgas por la cara.

Solo necesitas “nombres”

que sirven pa lavar pasta”.—

Fueron pasando los años;

con mayoría alcanzada,

Jordi Pujol, ya guaperas,

da un martillazo a la huchaca

y florecieron millones

como las flores de Marta.

Las lecciones de su madre

en la gramática parda

le sirvieron pa ganar,

a lo tonto, millonadas.

Como le gustan los coches

les compra de marcas caras

y los va coleccionando

como cromos en su infancia.

El Juez Ruz anda de loco

escrutando las cloacas

que van de Empresa en Empresa

y algunas son muy largas:

desde México a Uruguay,

de Madrid al Mar de Plata.

Lo que más escama al Juez

son las Empresas fantasma,

que carecen de empleados

y gastan dinero a manta;

con estas pérdidas gordas

de los impuestos se salva

y no suelta un puto euro

para la Hacienda de España;

porque roba, roba y roba

a la que será su Patria.

En las Empresas Vacías

que no le producen nada

hay espíritus malignos

que en teléfono se gastan

cientos de miles de euros

para no decir palabra;

pero lo gordo del caso

es lo que le despilfarran

en viajes por todo el mundo

y, total, para no ver nada;

además le aumentan gastos

pagando facturas falsas.

Le comen los beneficios

y se esfuman las ganancias.

¿Tengo treinta y dos millones?

¡No me jodas!  ¡Amos, anda!

Si tengo las mis Empresas

completamente arruinadas;

os lo juro por mi padre

y mi mamacita Marta.

Pero tiene un testaferro,

llamado Javier Villalba,

que le montó las Empresas

por las que euro circulaba

para que borrasen huellas

de por dónde paseaban.

¡Líbrenos Dios de Pujoles!

Escondamos nuestra pasta.

(Madrid, 16 de Abril de 2013)