Si vas con
tu caña al mar,
donde
hay peces variados,
la pones
un buen anzuelo
y lo
lanzas bien cebado,
puede,
que al rato, uno pique
y de pez
pasa a pescado.
Si miras
la sociedad
y
encuentras de millonario
a un
tipejo que “quídam”
hace muy
poquitos años,
no te
extrañes si un día pica
un
anzuelo solapado
y le
veas, entre dos guardias,
debidamente
esposado,
caminar,
cabeza gacha,
en
dirección a un Juzgado.
Sabemos
que, si le pagas
a
Hacienda lo estipulado
de
acuerdo con tus ingresos,
patrimonio
acumulado,
a más de
los intereses
de tu
dinero banco,
quedas
en “luna Valencia”,
como
cualquier valenciano
que
llegaba a la muralla
con el
portón ya cerrado;
o séase,
un gilipichi
que en
la vida va tirando:
apurado
a medio mes
y a fin
de mes agobiado.
Hoy
atañe este romance,
por
tenerlo bien ganado,
a unos
linces en negocios:
un tal
Balín y Ángel Cabo.
Dios los
cría, ellos se juntan
y, sin
son espabilados,
arman
pifostios mayores:
cogen
los euros por sacos
y se
pasan los millones
(tómalos
tú, por si acaso;
con el
tiempo haremos cuentas
y lo
vamos arreglando).
Tenía
Blanco Balín
amistad
con Ángel Cabo;
como la
buena amistad
viene a
ser un gran regalo
que nos
concede la vida,
como a
la chita callando,
preñada
de afectos nobles,
muy
propensa a los cuidados,
con un
gran desinterés
y
tendente a los abrazos,
Blanco Balín
vino a dar
su
Empresa, como regalo,
a amigo
tan entrañable,
el muy
querido Ángel Cabo;
éste se
lo agradeció;
Balín
quedó descuidado
porque,
en verdad, la Empresa
le daba
mucho trabajo.
La
Asesoría Fiscal
(un
negocio saneado)
la viene
a cambiar el nombre
por
Valmur Don Ángel Cabo.
Pero aquesta
propiedad;
al mes
se nos fue al Juzgado
y,
aferrándose a la ruina,
pidió
suspensión de pagos;
Millones
debía a Belgueva
por caso
indeterminado;
y, así,
el dinero se fue
sin
saber cómo ni cuándo.
(el
director de Belgueva
era el
propio Ángel del Cabo)
Que si
él, que si Balín
dejaron
pufos por sacos
y se
quedaron los deudos
sin
pluma y cacareando.
Es la
contabilidad
con un
experto en amaños.
Este ex
Inspector de Hacienda,
debidamente
informado,
con el
amigo Balín
se montaron
un tinglado
que
segaban los millones
de un
modo desmesurado,
liquidando
mil Empresas
que
estaban en tiempos malos,
Así, la
Nueva Rumasa
ellos la
fueron comprando
de
acuerdo con Ruiz Mateos
y
terminó en un desfalco.
También
a Martínez Núñez,
que era constructor
berciano,
les
exprimieron su Teconsa
dejándole
de averiado.
Esta
pareja de ilustres,
Balín y
Ángel de Cabo,
entre los
pitos y flautas,
otro
chanchullo tocaron:
con
Gerardo Díaz Ferrán
Grupo
Marsan liquidaron
y unos
cincuenta millones
se
fueron en el desfalco.
Balín, gran
blanqueador,
hace los
millones blancos
por esos
mundos de Dios,
incluyendo
los robados
por el
Correa y su Gürtel
y los
pasa a exiliados:
unos,
por liquidación;
otros,
fueron de regalo.
En
Liechtenstein los millones,
debidamente
ocultados,
van
produciendo intereses
hasta
ser ex presidiarios.
Mientras
tanto, el tiempo pasa;
lentitud
en los Juzgados;
y en el
día de mañana,
cuando
pasen unos años,
se
olvidarán muchas cosas
y esta
pareja de “nardos”
vivirán
de “puta madre”
y,
encima, descojonados;
que si
Hacienda somos todos,
ellos no
entran en el ajo,
que el
dinero es el dinero
y hoy los
tiempos son muy malos.
(Madrid,
28 de Febrero de 2013)
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