lunes, 10 de noviembre de 2014

ROMANCE DE LA EX-HONORABLA

Mil novecientos ochenta
y una inicial democracia.
Ya decidieron las urnas
que Jordi Pujol ganara
y fuera el Molt Honorable
de su tierra catalana
y, por longeva, se puso
en San Jordi una butaca
que, a lo largo de los años,
Jordi Pujol ocupara,
con pinta de “hombre de estado”
que era lo que le molaba.
Leyendo libros antiguos
de la historia catalana
vino a descubrir derechos
que, al principio, le extrañaban
porque, a él, en este asunto
le satisfacía su Marta.
Allí los nobles tuvieron
El “derecho de pernada”
y se lo acopló, a lo zorro,
para asuntos de finanzas;
porque “la pela es la pela
y es alimento del alma”.
Filosofía profunda
que en religión transmutara;
ungió de sacerdotisa
y de papisa a su Marta
que en aquesta religión
vino a bautizar su casta.
Si los musulmanes tienen
su negra piedra sagrada
y se van hasta La Meca
para poder adorarla
y a limpiarse los pecados
con un rito de pedradas…
Si los cristianos tenemos
la basílica romana
donde hoy el Papa Francisco
vela por la fe cristiana…
Marta Ferrusola y Jordi
y nutrida vastagada
(que son siete los infantes
aunque no sean de Lara)
se montaron su basílica
en una banca andorrana
y allí encerraron sus pelas
para poder adorarlas
y, como la pela es pela,
vinieron a hacer sagrada
y la ofrendaban tributos
porque la pela engordara
y basase el paraíso
para el día de mañana.
Montada en “coche oficial”;
con los sus Mossos d’Esquadra,
no fuese que un alma hambrienta
pudiese robar a Marta;
más algún infante que otro,
pagando gastos España,
peregrinaban al mes
y, a veces, a la semana
Doña Marta  y su cortejo
a basílica bancaria
a confesar sus pecados
con que su hacienda aumentaban,
quedando libres de culpa,
ya que los depositaban
con fe en el confesionario
que todo lo perdonaba.
Como la mordida es sucia
la confesión la lavaba
y, en penitencia, los réditos
les imponía la banca;
secreto de confesión
a esta gente amparaba;
así quedaba en secreto
la riqueza acumulada;
porque la “pela es la pela
y es alimento del alma”,
cosa que no tiene claro
nuestra religión cristiana.
De religión pasó a secta
y se añadieron sectarias
personas muy testaferras;
prosélitos de confianza
que fueron, como los apóstoles,
por esas tierras lejanas
distribuyendo las pelas
en bancos y empresas varias:
por santas,  en paraísos;
secretas, por confesadas.
“Autopista del dinero”
decían a la aduana
de aquella Farga de Moles
de tanto ver  la Marta
con su séquito y boato
frecuentemente cruzarla,
con prohibición de escrutinio
que, en ella, tenían los guardias.
Con tanto peregrinaje
ganaba indulgencias Marta
lo mismo que los infantes
y, en vida, las disfrutaban
con sus cochazos de lujo
por si, en “más allá”, no hay nada.
Montada en coche oficial
y con sus Mossos d’Esquadra
con tanto peregrinaje
ganaba indulgencias Marta:
indulgencias para Jordi,
indulgencias pa la casta,
también para testaferros
y empresas implicadas;
la indulgencia es un gran mar
donde todos se bañaban.
¿Quién podría contar hoy
las indulgencias ganadas?
La indulgencia es infinita,
cuando indulgencia es plenaria.
La ruina de Cataluña
es la riqueza de castas,
que buscan la independencia
para evitar ser juzgadas;
no tiene otro misterio
la independencia buscada.
¿Votarán el 9N
ex honorable y ex honorabla?
Estoy seguro que sí,
y que lo harán con gran gala,
con el aplauso de las mismas
gentes que han sido robadas.

       (Calpe, 7 de Noviembre de 2014)


1 comentario: