Surge un gran
historiador
pa dejar las
cosas claras.
Tras hurgar los
entresijos
en las historias
pasadas,
ha descubierto
el espolio
de sus figuras
preclaras
que países
envidiosos,
el más pertinaz
España,
les depredaron
las glorias
a la nación
catalana.
Por esa razón
protesta
el pastor en la
montaña
y llora la
sirenita
en aguas
mediterráneas,
según la triste
canción
de la tierra
lampurdana.
¡Tiene cojones
la cosa!
Mas,
Cucurrull nos la aclara.
El saqueo fue
brutal,
hecho con odio y
con saña,
por fieros
depredadores
que en las
sombras se amparaban
para hurtar
celebridades
de la gloria
catalana
y dejarles putos
huérfanos
de sus figuras
preclaras.
Tras una pasta
cuantiosa
(superior pasta gansa)
el ilustre
Cucurrull
desentrañó las
entrañas
de la Verídica
Historia.
La Nacional
Catalana
Asamblea aporta
a Mas
las figuras que
faltaban
y justifican los
euros
que reciben, a
paladas,
con un estudio
profundo
tras quemase las
pestañas.
Cucurrull hurgó
en papiros,
siguiendo unas
pistas claras
y fue a
encontrar el origen
en pergaminos de
cabra
que, entre todas
las naciones,
fue la “Nación
Catalana”
la primera que
existió
y, como tal,
declarada.
Allá, en séptimo
siglo
antes de la Era
Cristiana
los gaditanos
robaron
la capital
catalana
y la llamaron
Tartesos,
siendo Tortosa
la Brava.
Él encontró los
papiros
en pirámide egipciaca.
y nos jura por
sus muertos
que es una
verdad diáfana
Este ilustre
historiador
que se quema las
pestañas
escardando en
incunables
las líneas medio
borradas
descubre la
antigua Grecia;
o sea, la Grecia
Magna,
que fue, en
realidad, origen
de “imperio” a
la catalana;
la nación más
poderosa,
si exceptuamos a
Vizcaya;
no vaya a enfadarse Otegui
y vuelva a sacar
las armas.
Roma era tan
poca cosa,
solo un montón
de covachas
hasta que ellos
llegaron…
Fundaron la Roma
Sacra
de lo que era un
poblacho
y se inventaron
la Banca
pa abastecer al
Senado,
para entubar las
cloacas,
financiar las
guerras púnicas
y pa conquistar
las Galias.
Cucurrull en
“Nova Historia”
reclama a los
españoles
que, en
actuación honrada,
les devuelvan a
Colón,
catalán hasta
las cachas,
miembro de Corte
del Reino
de la Nación
Catalana;
por tanto fue
Cataluña
quien vio tierra
americana.
También, reclama
el Quijote;
Cervantes lo
imaginara
y escribiera en
catalán
mientras tomaba
unas cañas,
en invierno, en
el Mesón;
en verano, en la
terraza
de famosa
hospedería
situada en la
Real Plaza;
nació en manco
en Alicante
que era tierra
catalana.
Santa Teresa, la
mística,
en Barcelona fue
nata;
pero San
Juan, “noche oscura”,
en su noche la
raptara
y la llevó en su
seiscientos
tras las
murallas de Ávila.
También a Americ
Despuig
se lo robó una
italiana
y fue Américo
Vespucio
porque el nombre
le gustaba.
Me admiran los
estudiosos
que se queman
las pestañas
hurgando en los
entresijos
por dejar la
historia clara.
Hoy le dono mis
estudios
de figuras muy preclaras,
que vinimos a
robarles,
usando de malas
mañas,
y Cucurrull no
encontró
en escrituras
borradas.
Viriato nació en
Figueres
y no en tierras
zamoranas;
El Cid es de
Sabadell
no de Vivar
castellana;
también Gerona
fue cuna
del que fue
Duque de Alba,
el que puso pica
en Flandes
y dio hostias
por Holanda.
¿Qué decir de
Carlos Quinto,
emperador y monarca,
natural de
Argentona
y Señor de su
comarca?
Severo Ochoa es
de Urgel,
le robaron los
de Navia,
lo mismito que a
Velázquez
las gentuzas
sevillanas.
Quevedo es de
Martorell,
se fue a cobrar
una pasta
a Madrid y no
volvió,
porque no le dio
la gana.
¿Qué decir de
Pedro, en Cruel,
y que, por
cruel, no reclaman?
¿Por qué ocultan
que nació
en el pueblo de
Igualada
y, adulto, se
fue a Montiel
a darse de
puñaladas?
--“Ni quito, ni
pongo rey”.—
Y el francés la
dio en la espalda.
Calderón es de
Ripoll,
como Lope es de Tarrasa;
el Gran Capitán
de Reus
y Pizarro, de
Vilafan;
Hernán Cortés;
de Manresa;
y de
Badalona, Wamba.
¡Qué jodido
Cucurrull!
Tengo célebres,
a manta,
pero hoy no te
doy más
porque no me da
la gana;
aunque pienso
que con éstos
Mas te dará
mucha pasta
en cuanto los
vea inmersos
en la “Historia
Catalana”.
(Madrid, 18 de Junio de 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario