Cuando ZP notó
que la crisis
asomaba,
le dijo a Elena
Salgado
economista
liviana:
--“Date una
vuelta pol campo,
ya que eres
avispada,
y mira si brotes
verdes
van asomando en
las ramas;
la gente empieza
a quejarse
y es preciso
darle alas.
Yo quiero un
pueblo optimista”.—
Le dijo el
Cantamañanas
a la Ministra
que puso
de economista
ilustrada.
Así salió la
Elenita
por las tierras
asoladas
y veía brotes
verdes
donde no había
ni grama;
así, lo decía a
Europa;
así, engañaba a
España
mientras la
Banca y la Industria
se hundían en la
hondonada,
las gentes
empobrecían,
el paro se
disparaba
y el “Gilipichi”
de turno
la Champions
Ligue jugaba.
Vieron tantos
brotes verdes
que fue una
selva africana
y, por ser
competitivos,
nos puso al
nivel de Ghana.
Después
cambiaron los tiempos;
Rajoy heredó una
tarta;
vino a rematar
pastel
con una guinda
escarchada
que se cayó
desde el Guindo
más no sé si
madurada.
La tarta era de
gruyere
y cubría con la
nata
los agujeros
enormes
de la gran deuda
heredada;
después, nos
parió la abuela
una prima
casquivana
que, por comer
tanto Erario,
continuamente
engordaba;
era la ruina
absoluta;
era la ruina
ilustrada.
De pronto, una
palabreja.
Alguien sacó de
la manga
“la
Competitividad;
y, de ponto,
esta palabra,
expresión tan
deportiva,
se convirtió en
una manta
que
justificaba: el paro,
las industrias
clausuradas,
las bajadas de
salarios,
las pensiones
congeladas,
la desaparición
del crédito,
el rescate de la
Banca,
multiplicación
de impuestos,
sociedad
depauperada,
y el aumento de
las colcas
en la Caritas
Cristiana.
Rajoy cogió
Patria en ruina
y la mantiene
arruinada.
Aunque escogió
un gran experto,
según gritaba su
fama,
resultó un
depredador
de carteras
ciudadanas.
Un economista a
medias;
no tiene las
cosas claras;
al no entender
de ganado,
no entiende que,
si a una vaca
se la ordeña sin
medida
y no la das
hierba o paja,
se queda en los
putos huesos,
o séase, en vaca
flaca.
Cuanto más nos
sube impuestos
menos ingresos
recauda.
De tanto
hacernos recortes
la tijera está
mellada.
Desde el
principio, Montoro,
sabe que la gran
tajada
está en la
Administración
y no se atreve a
tocarla
por, si acaso,
algún Barón
o algún Presi de
las Taifas,
al ver que
pierden los chollos
sus gentes bien
enchufadas,
pusiesen grito
en el cielo
volviéndose
alborotadas.
Hablemos de
Dedoindustria,
fruto de la
Dedocracia
que cuesta
muchos millones
y no nos produce
nada.
Dedoindustria
hoy día tiene
unas nóminas tan
amplias
que en España no
hay recursos
para poder
sufragarlas;
viene a ser pozo
sin fondo
que llenamos, a
la trágala,
a fuerza de
deuda inmensa
que no hay forma
de pagarla,
si no es
saqueando bolsas
de gentes
depauperadas.
Todo comenzó, a
lo tonto,
como empiezan
las burradas.
Había tantos
hambrientos
de poder y de
mangancia
cuando murió el
Tío Francisco
y surgió la
Democracia
que un Gobierno
era poco
para enchufar
tantos maulas:
parientes,
socios, amigos…
y los Padres de
la Patria
se nos pusieron
de parto,
cual las abuelas
preñadas
que paren los
hijos tonto:
fueron diez y
siete Taifas
con Ministerios
y Cortes,
con Empresas
Subsidiadas,
con Fundaciones
prolijas
y Observatorios
de nada,
Asesores, a
barullo,
personas de
confianza
que no tienen
puta idea
y, sin embargo,
se pagan.
Así creció
Dedoindustria,
fruto de la
Dedocracia.
De este inmenso
despilfarro
y porque quede
constancia:
veintidós mil y
quinientos
que disfrutan
estos mantas
solo en coches
oficiales,
costos,
choferes, más nafta
nos suman unas
facturas
que es difícil
sufragarlas.
Si miramos el
Senado,
ese Asilo de los
Maulas
que no cabían en
listas
y era preciso
enchufarlas
por lo mucho que
sabían
y ese mucho que
callaban;
son cincuenta y
dos millones
por sestear en
la nada;
si les quitas
pinganillos
no entienden
puta palabra.
Entre unas cosas
y otras,
inventaron, de
la nada,
tres mil
quinientas Empresas
que nos cuestan
mucha pasta
con ciento
sesenta mil
personas
asalariadas,
unas con sueldos
normales
y otras con
sueldos burradas.
Mire Usted,
Señor Montoro,
levante veda a la
tala;
déjenos amplios
calveros
y cada uno a su
casa;
que se busquen
sus trabajos
aunque las colas
sean largas;
no tiene España
posibles
pa alimentar
tantos maulas
que viven de
puta madre
mientras el
humilde paga.
¡Qué chollo la
Dedoindustria
para la gente
adedada!
En provecho de
los suyos
la parió la
Dedocracia;
con el cambio de
una letra
quedan las cosas
más claras.
para que el
pueblo entienda
por donde se va
la hogaza.
(Madrid, 3 de Julio de 2013)
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