ROMANCE DE LUIS BÁRCENAS
A Efrén Fernández Lavandera
El garrido Senador
escalaba Peña Ubiña
con un montón de afición,
sus botas, su soga y pica
en satisfacción de ansias
de ser experto alpinista,
lo mismo que ya era experto
en las cuestiones políticas.
Las cimas de su tierruca
se le quedaron raquíticas
y en busca de altas montañas
emprendió viaje a Suiza,
pues escalar altas cumbres
era su ansia infinita.
En vez de llevar cordajes
y botas en su mochila
llevaba, cual molinero,
los frutos de su maquila.
Vino a coronar Mont Blanc,
según él les repetía
a amigos y camaradas,
con la su esposa de guía;
pero fue visto en un Banco,
mas no se vio lo que hacía.
--“Fui a visitar a un amigo
que ha tiempo que no veía
pa charlar de nuestras cosas
e “intereses” de familias”.—
Contestó a quien preguntó,
sin duda, algún periodista,
un tanto extrañado, él,
de encontrárselo en Suiza.
--“Vengo a escalar las
montañas;
deporte que a mí me pirra;
también me gusta esquiar
y aquí hay nieve blanca y
fina;
sobre ella gusto esquiar,
pues mis esquís se deslizan
como en vuelo de gaviota
planeando en las marismas”.—
Esto dijo el Senador
al cándido periodista
que, ni en sueños, sospechó
fuese hasta allí a
enclaustrar “guita”.
Nadie sospechó otra cosa
de sus viajes a Suiza;
simplemente, a trepar montes
y a disfrutar nieve fina.
Un Senador con su porte,
de mirada inquisitiva,
de honradez acrisolada,
fijo, de antiguo, en las
listas,
de confianza absoluta
pa los jefes de sus filas
que le vinieron a dar
la su Caja con Manija.
En el Senado, su porte,
su verbo y su gallardía,
el aplastar a contrarios
con sardónica sonrisa;
de haber vivido allá en Roma,
a Cicerón quita silla.
A un Senador, por
“mastuerzo”,
vino a decirle un buen día:
--“¿Quosque tándem, Sir
Curbelo,
abutare cum paridas?
Las juergas con barraganas
implican pagos con “guita”;
dijo no pagar a putas
y lo que dice, va a misa.
no me parece correcto;
deje el Senado; dimita;
asuma su desvergüenza;
váyase para su isla”.—
Curbelo marchó a Gomera
acojonado y deprisa.
¡Qué poderío, señores!
Luis Bárcenas se imponía.
De la Caja del PP
era el custodio y el guía;
a veces, entraban euros;
otras veces, se salían;
y, de pronto, estaba llena;
de pronto, medio vacía;
acaso, por elecciones;
acaso, a sobres que iban,
de tapadillo, a un compadre
por callar lo que sabía;
pues para pagar silencios
buena mordaza es la “guita”.
De pronto, el Noble Tribuno
fue invitado a una comida
(como a “Bodas de Camacho”)
y él acepta a quien le
invita;
acaso, fue “motu proprio”;
o por “correa” que tira
prometiendo comisiones
por contratas conseguidas.
Se mentaban los millones
en susurros y a escondidas
y el honor se fue al carajo
y la honradez de “mordida”.
De pronto, un juez va de caza
con Ministro de Justicia,
con policía importante
y una fiscal distinguida;
abatieron unos ciervos
dejando la cosa lista
y montaron “Caso Gürtel”:
¿Políticos?... Retahíla
y el Honorable Tribuno
vino a caer en la lista.
Empiezan declaraciones,
en ésas, que llaman vistas,
y surgieron los tapujos
de muy honorables vidas.
Que si fue, que si no fue
Bárcenas al Banco, un día,
y salió con bolsa llena
pa comprar cuadros, decía;
a la semana siguiente
su esposa los devolvía
pues, según ella, los cuadros
no eran de buena firma.
El PP paga abogados
que “negocian” con Justicia;
le restablecen su “honor”
y cosa sobreseída.
Al fin, se encuentran
cordajes
de sus andanzas alpinas;
se le habían olvidado
en un Banco de Suiza
cuando visitó a un amigo
pa tratar de cosas íntimas:
como de sus veraneos
pues de “bermudas” vestían.
Veintidós millones, dicen,
entre botas, cuerdas, picas;
las picas fueron a USA
y las botas a Argentina;
las cuerdas las trajo a
España
aprovechando “amnistía”.
¡Joder, con el Senador!
Honorable parecía
y su honor y su honradez
fueron a pastar “mordidas”.
(Madrid, 22 de Enero de 2012)
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