lunes, 12 de noviembre de 2012

ROMANCE DE "LA GALANTERÍA"


ROMANCE DE “LA GALANTERÍA”

 

A Ana Belén Aparicio Gómez

y a todas mis maravillosas amigas de Facebook

 

Ana Belén Aparicio me ha hecho una pregunta y una petición: “¿Qué era la “Galantería? ¿Fue una especie extinguida? Por más que la busco, nadie ha podido demostrarme indicios de su existencia. Si la conociste, Eloy, dime como era, porfa; y así, si un día aparece en cualquier recoveco social, yo pueda reconocerla.  Deprisa y corriendo, he escrito este Romance que la dedico con cariño  y hago extensiva la dedicación a todas mis amigas; de ese modo, si algún día aparece, de improviso, podréis reconocerla. Fue virtud, que mereció la pena en el trato social. Todas sois libres de leer, compartir, imprimir y estudiar; a lo mejor, por un casual, algún día, alguien la resucita y podríamos hacer costumbre de uso diario. Sería hermoso.

 

Me dice Ana Belén

que hoy la “Galantería”

parece haberse exiliado;

quiere que de ella escriba

porque aprendan los muchachos

que usan “camaradería”:

trato confiado y basto,

como enervante sin tila,

pero carente de encanto

para relaciones íntimas

donde ensueño cuenta más

que la alocada caricia.

El vuelo de mariposas

que, antes, las damas sentían

al calor de unas palabras

preñadas de fantasía,

que subían dulces llamas

a las rosadas mejillas,

hoy no disfrutan las damas,

pues dicen que no se estilan,

que toda palabra dulce

viene a ser cursilería.

Nos hemos vuelto “gañanes”

carentes de fantasía

y hemos perdido el respeto

que a las damas se tenía,

cual paraísos de sueños,

en épocas muy distintas.

Comprobamos que “Igualdad”

que vino a imponer Pajina,

con la Aído y la Jiménez

y las hordas feministas,

asolaron la dulzura

porque eran progresistas,

al ser propio del progreso

lo burdo y la grosería

y sembraron de aridez

las flores más exquisitas:

el respeto en el amor,

el pudor en la caricia,

las palabras con sus mieles,

cuando palabra es poesía

cargada de sentimientos,

que viene a ser sinfonía

regante sobre las almas

de flores de fantasía;

flor emergente de arrobo

con que encienden las mejillas.

Si nos vamos a Edad Media

que fue una época antigua

donde brutos del carajo

que luchaban con inquina

a mandobles y lanzazos

y se sacaban las tripas,

volvianse unos donceles

de educación exquisita

en presencia de la Damas;

las Damas eran ermitas

donde el Doncel les rezaba

sus plegarias más sentidas

como a Ángeles del Cielo,

como heredades divinas

que donó la Providencia

para que fuesen queridas,

amadas y respetadas,

fuentes de hijos e hijas.

En el entonces, remoto,

los trovadores seguían

senderos hasta castillos

con alforjas de poesía

por despertar en Doncellas

los sueños y fantasías;

mientras, un Doncel de Corte

sobre mano blanca y fina

sembraba el amor de un beso

que en el alma florecía.

Eran los tiempos antiguos

de honor y “Galantería”.

Fueron pasando las siglos;

fueron cambiando las vidas

y, con el Romanticismo,

regresó la fantasía

de amor, no correspondido,

y las estrofas dolidas;

cuando un amor rechazado

venía a crear suicidas.

Extremo de galanteo

ofrecer la propia vida:

ellos, morían de un tiro;

ellas, morían de tísicas;

la Dama de las Camelias

murió como rosa herida.

 

Solo pretendo enseñar

a “Mostrencos” de estos días

lo que yo vine a aprender

madurándome en la vida:

que no hay norma más correcta

que usar la “Galantería”;

ya que es virtud en el hombre

pues implica pleitesía:

reverente acatamiento

que termina en “Cortesía”;

una flor, un beso en mano,

un requiebro, una sonrisa,

un mirar con limpios ojos

y ver estrellas que brillan

en los ojos de la Dama,

un poner miel en la voz,

un decir “Gacela Mía”,

poniendo sobre su oído

el calor de la poesía.

A una mujer haces Dama

(“Modorro”, que sí se estila)

dejad en casa el choteo

y usad la “Galantería”.

Demuestra tu educación;

recita palabras finas;

sé Garcilaso, en Toledo;

en Valladolid, Zorrilla;

y sé Manrique, en Las Navas;

y sé Bécquer, en Sevilla;

pues nunca se gana un cuerpo

si el alma no está encendida

por dulces besos de amor

y la voluntad rendida.

Modorros del XXI,

dejad “camaradería”

y ser tiernos con las Damas:

usad la “Galantería”;

será relación más bella;

correspondencia, distinta.

Pero del Romanticismo

evitad manía suicida;

ya que fue una cosa tonta

de pasión mal entendida.

 

     (Calpe, 10 de Noviembre de 2012)

 

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