martes, 11 de febrero de 2014

ROMANCE DE LA LISTÍSIMA


En las tierras extremeñas,
tierras duras con encinas
que proporcionan bellotas
a varias razas porcinas,
pasan cosas sorprendentes
que, la verdad, me fascinan.
Parce ser que profetas
en las tierras palestinas
vaticinaron, de antiguo,
(Isaías como Elías)
que en tierras de patas negras
una estrella surgiría
para asombro de las clases
que hoy las decimos políticas.
Si es que hay mujeres muy suyas;
si se ponen de parida,
suelen alumbrar estrellas
que son estele rarísimas;
un solete con luz propia
y esplendor en la familia.
Cuando nació la Mejuto
y lloró por bulerías,
y no con el desespero
que suelen la neo nacidas,
su madre vino a besarla
y dijo a toda familia:
--“Es día de regocijo;
pues he parido una lista”--
La abuela, que la escuchó,
cogió en brazos a la niña;
la miró con complacencia;
examinó sus pupilas
y le corrigió a la madre
que, también, era su hija:
--“Hija, te quedas muy corta
que no es lista, es listísima”.--
Entre besos y arrumacos
se fue creciendo la niña
y traía del colegio
todas las notas buenísimas.
Aunque ella sabía todo
al ser, ya joven, muy lista
se fue hasta  Salamanca
a estudiar la Medicina.
Tras los cursos generales
se especializó en Familia
y, viéndolo como escaso,
quiso más especialista
y fue a realizar al MIR
la rama de Cirugía.
La gloria de los quirófanos
por trabajadora y lista:
con el bisturí sajaba;
con la aguja recosía
a unos, con punto de cruz;
a otros con una vainica.
Resultaban un primor
los trabajos de María;
todo el mundo la elogiaba;
mas ella no presumía
y respondía al halago:
--“Yo soy persona sencilla;
no me halague, pues me sube
el pavo hasta la barbilla”.--
Después, pasó a gestionar,
dicen, que con maestría
de Mérida el Hospital;
ella lo sub dirigía
y se hizo merecedora,
por trabajadora y lista,
de irse hasta Almendralejo
donde un Hospital había,
llamado Tierra de Barros
y, allí, sí que dirigía.
Guillermo Fernández Vara
que la Junta presidía,
buscando una estrella excelsa
de ella tuvo noticia:
--“Dicen que en Almendralejo
está una doctora lista
que dirige con primor
el Hospital. Cosa fina
su modo de dirigir
como experta  ejecutiva.
Dicen que está muy formada
en cosas de cirugía
y, aunque es un tanto mandona,
la zagala es guapita”--
Y Vara vino a nombrarla
Consejera en Medicina,
que es lo mismo, pero en corto,
lo que se dice Ministra.
Allí fue creando amigos;
los favores concedía
y así cazaba “notables”,
como pájaros, con liga.
Pasaron los cuatro años
y las urnas ofrecían
un futurible dudoso
al Partido Socialista.
Se recontaron los votos
y gano Izquierda Unida,
pues con sus tres Diputados
salió bisagra o manija.
Hubo dimes y diretes;
hubo acuerdos y porfías;
hubo varios contubernios;
los zurdos no decidían
si adosarse a la Derecha
o a los menos Progresistas.
Florecieron los rencores
por las antiguas paridas
que, antes, habían sufrido
de los mismos socialistas
que ahora pedían su apoyo
para no irse de salida;
así que dieron su apoyo
a Monago y a su lista.
Por eso, a última hora,
la Mejuto, que era lista,
se preparó un buen futuro
y convocó, muy deprisa,
antes de dejar el puesto,
pues le quedaban dos días,
una plaza cojonuda
para ganarla ella misma.
¿Confeccionó el cuestionario?
¿Preguntas dificilísimas?
De momento fueron muchas;
ciento cincuenta y distintas;
algunas inteligibles
y otras con muy mala chicha.
Al tener tantos amigos
en rama de Medicina,
se montó un tribunal,
precisamente, a medida;
amigo y subordinado
el tribunal presidía.
Ciento cincuenta preguntas;
ella todas las sabía
y ya, puesta a contestar,
ella contestó toditas;
sin andarse con rodeos
las contestó de corrida.
Dicen los maledicentes
que las preguntas sabía;
es posible que respuestas
se las llevase ya escritas.
El Presidente y amigo
le vino a hacer rebajita
de un cero sesenta y siete,
porque el diez ya cantaría
manejos inconfesables
para hacerla superlista.
Pero ella protestó
porque todo lo sabía
y era un Suma cum Laude
lo que ella merecía.
A tres  sesenta quedó
el segundo en seguirla.
La Mejuto cogió el chollo,
como seguro de vida,
y la justicia quedó,
otra vez, más que jodida.
Seis millones de parados;
los chollos en carestía;
por eso se inventó el suyo
para el resto de su vida
la Consejera Mejuto
y demostró ser listísima.

   (Madrid,  3 de Febrero de 2014)

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