Y vuelve la
burra al trigo;
y vuelve el buey
a la alfalfa;
y vuelve la
cabra al monte,
el rey del basto
a la estaca;
y vuelve a parir
la abuela;
y Bildu a su
matraca
porque les
conozca el mundo
de sublimes
Pazyfachas.
Vuelven con las
convecciones;
buscan gentes
cabreadas
que hay en el
mundo, a montones,
por diversas
circunstancias
y, con los
nuestros dineros,
les invitan a
brazadas.
Se envían los
emisarios
por las ciudades
extrañas
invitando a los
alcaldes
pa que vengan a
la Sala
a poner culo en
sillones
y aguantarles la
matraca
de demostrar
ante el mundo
que ellos son de
pura raza,
que conservan
lengua propia,
(la enfermedad
de garganta
que decía Pío
Baroja
al mentar la
lengua vasca),
conservan montes
y valles
que llaman su
Patria Vasca
y quieren pasar
por Reino
el Señorío de
Vizcaya.
Aunque el
concepto de reino
no les gusta a
los etarras
porque, al ser
de extrema izquierda,
la quieren
republicana:
Nación
Nazi-socialista
gobernada por la
estaca
y no andarse con
pamplinas
cuando sea
Patria Vasca.
Quieren que su
socialismo
sea a la
bolivariana
y, para
instruirse en ello,
tienen allí a de
Juana,
ilustrándose en
montajes,
en encaje de
patrañas,
en el mandar por
cojones,
con pistola, si
hace falta,
que allí
practica Maduro
con ejército y
estaca,
en modificar la
historia.
Chaos toma
notas, a manta,
toma txakolís
con pintxos
mientras se
rasca la panza
recordando los
ayunos
que celebrase en
España.
Don Juan Karlos
Izaguirre,
el alcalde
donostiarra,
gastó catorce
mil euros
que antes
sacó de la Caja,
para ir hasta
Hiroshima,
a pesar de la
distancia,
por si allí
sobró una bomba
de las que
antaño tiraran
ya que piensa
venga bien
en el arsenal
etarra;
si hay que
volver a matar
puedan hacerlo a
mansalva,
porque, matando
a poquitos,
cincuenta años
se pasan
y con la bomba
podrían
matar miles de
tacada.
Al alcalde
japonés
le ofreció una
butaca
en el salón del
Kursaal
para escuchar la
matraca;
pero el japonés
le dijo:
--“¿Para eso?...
¡Amos, anda!”.--
Pero acudieron
al Foro
Alcaldes de
varias plazas:
vino alcalde
palestino,
dígase de Cisjordania;
de Córcega y
Kurdistán,
de Salvador y
Bretaña,
vino el alcalde
de Belfast
por lo del Ira
de Irlanda;
pero lo dieron
plantón
el de Biarritz,
de Francia
y los alcaldes
amigos
de Durbán, allá
en Sudáfrica
y de la amiga
Bolivia
no vino el de
Cochabamba.
Con estos
mimbres tejieron
una cesta
puritana
donde Izaguirre
y colegas
iban metiendo
tabarras
sobre la Paz,
exigible;
sobre la Paz,
necesaria
tras este
conflicto bélico
entre la ETA y
España,
que dura cincuenta
años
y viene a ser
guerra larga.
Cansados de
enterrar víctimas:
más de
ochocientas de España
y, por la parte
de ETA,
por bombas
auto-explotadas
y algunas balas
perdidas,
pues de la
docena pasan.
--“Euskadi busca
la Paz;
una Paz que
niega España
y, desque parió
la abuela,
también nos la
niega Francia.
Bildu solo
quiere Paz
porque somos
Pazyfachas.
Estos dos
crueles Países
exigen a los
etarras
su disolución
total
y la entrega de
las armas,
sin una
negociación
y sin
concederles nada”--
A estos alcaldes
amigos
de las ciudades
lejanas
les piden un
manifiesto
con exigencias
etarras:
una amnistía
completa
sin la entrega
de las armas.
--“Esta entrega
no procedes;
motivos,
desconfianza,
ya que por un
tiquis miquis
pudieran volver
a usarlas.
Ha dos años que
en Ayete
donde estuvo
Koffi Anan
y otros
internacionales
de figura
demostrada,
firmaron un
Manifiesto
que no sirvió
para nada”.--
Así les habló
Izaguirre,
el ilustre
Pazyfacha
y, por
convencerles más,
siguió con la su
tabarra:
--“Bildu es
Pazyfascista;
la Paz es
nuestra palabra
y esta Paz se la
exigimos
a la opresora
España,
pues queremos
liberarnos
de esta opresión
que atenaza:
nuestra libertad
precisa
pa hacer lo que
venga en gana,
que es lo que
hacemos ahora,
mas, con menos
elegancia.
Queremos la
independencia
y ser Nación
Soberana;
pues nos ampara
la Historia
del Señorío de
Vizcaya”.--
Se manifestó
Izaguirre,
pacifista por
las bravas
y les pidió que
el Manifiesto
de Exigencias,
le firmaran.
Mas, no hubo Manifiesto;
solo alcaldes y
tabarra;
la proposición
de Paz
se quedó en humo
de pajas.
Llovía en San
Sebastián
y cada uno a su
casa.
No se sabe si
entendieron
con traducción
simultanea
alas lenguas
asistentes;
pero estos
Pazyfachas
pagarán todos
los gastos
con el Erario de
España.
De momento, los
cien mil
con que el Foro
prepararan;
quedan por sumar
los gastos
de traducción
simultánea,
hoteles, viajes
y dietas,
las bebidas y
las tapas,
el alquiler del
Kursaal,
el alquiler de
pantallas,
más ese montón
de horas
de la tele
donostiarra,
DVD pa
ciudadanos
que se darán por
la cara.
En fin, un
montón de euros
que paga la puta
España
para que monten
su Paz
estos tiernos
Pazyfachas,
pero, a fin de
cuentas, es
mejor que sus
algaradas.
(Calpe, 4 de Noviembre de 2013)
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