(Romance
asesor gratuito)
Me crece la
confusión
con cada día que
pasa:
leo, escucho,
veo, oigo
y, en verdad, no
entiendo nada.
¿Se entiende
Usted a sí mismo?
Yo no entiendo
una palabra.
¿Nunca vino a
oír que moscas
no entran en
boca cerrada?
Parece que Usted
nos toma
por necios
tontos del haba
y echa la lengua
a pacer
mutando con
circunstancias;
si hoy nos
promete un “digo”,
mañana por
“diego” cambia
y las palabras,
clarísimas,
que Usted dice,
como el agua,
se nos revuelve
en las tripas
porque nos llega
enturbiada
por la puta
realidad
que, en
realidad, nos amarga
y las ruedas de
molino
ya no tragan las
gargantas
de millones de
votantes
que creímos sus
palabras.
¿Se entiende
Usted a sí mismo?
¿Desentraña en
las palabras
el significado
exacto
que, en la
lengua castellana,
viene a
explicarnos la RAE
porque se
entienda a quien habla?
Hay a quien las
mis preguntas
les pican, pero
se rascan;
no pasando de
ahí la cosa
y sin tomar represalias.
Nos dice, Señor
Rajoy:
--“que ganarán
la batalla
la justicia y
las personas
de bien; nunca
esos etarras
que sembraron
muerte y duelo
en todo el mapa
de España”.--
Mil veces ha
repetido
con similares
palabras
este concepto
preciso
con el que
soñaba España;
mas, la puta
realidad
nos dice que de
eso nada;
que usted tiene
un “plan de ruta”
y lo cumple a
rajatabla.
Siempre me picó
el saber
los asuntos que
trataran,
cuando inició su
Gobierno,
con Zapatero en
la Sala
de Moncloa. ¿De
qué hablaron?
¿De las nubes
que él contaba?
¿Halaron de
Deuda oculta
que había bajo
la manta?
¿Hablaron de que
la “prima”
se había vuelto
casquivana
y que, comiendo
sin tino
intereses,
engordaba?
Yo pienso, Señor
Rajoy,
que a Usted le
entregó unas cartas
de navegación,
precisas,
en las que las
coordenadas
marcaban sus
compromisos
con terroristas
etarras;
o sea, “la hoja
de ruta”
de concesiones
logradas
por los etarras
en Oslo.
Si él les regaló
a De Juana,
Usted, con
cáncer eterno,
les regaló a
Bolinaga.
Usted lo dijo
mil veces:
--“Ni la sal, ni
el pan, ni el agua;
se pudrirán en
la cárcel
por tantas vidas
robadas.
No más procesos
de paz
ni reuniones con
la banda;
ellos deben
disolverse;
deben entregar
las armas;
entregarse a la
Justicia
y pagar culpas
pasadas;
las víctimas,
que causaron,
son, para
España, sagradas”.--
O sea que, a fin
de cuentas,
palabras, solo
palabras.
Las sentencias
de Estrasburgo
suenan a hueca
campana;
se cumplen,
cuando interesan;
sino, agua de
borrajas.
¿Cuántos años ha
que espera
a que sea
ejecutada
la sentencia de
Estrasburgo
sobre espolio de
Rumasa
la familia Ruiz
Mateos?
Sería devolver
pasta;
víctimas con el
dinero
no pueden ser
comparadas.
¿Por qué tenía
la Audiencia
tanta prisa por
soltarla
a la cruel Inés
de Río,
terrorista de
Tafalla?
Si en algún
sitio es lentísima
la Justicia, es
en España:
trece años
Pallerols;
el Liceo, nunca
acaba;
ITV, año en
ciernes;
la de Pujol,
olvidada;
la Gürtel, va
para largo;
muchos años, la
Malaya;
once años el
Prestige
porque Aznar no
pilotaba;
y el faisán
viene a ser “X”
como Alfredo es
Rubalcaba.
Pero sentencia
Estrasburgo
y Audiencia se
abre de patas;
lo malo es que
el puyazo
ha jodido toda España.
¿Se entiende
Usted a sí mismo?
En esta infame
jugada
no se ha puesto
de perfil
es que se ha
puesto de espaldas.
El otro día fue
Viernes,
puerta de fin de
semana,
y, sin esperar
al Lunes
a que el Supremo
dictara
su opinión sobre
Parot,
la Audiencia
manda a su casa
a nueve
multi-asesinos
que en las
cárceles estaban;
hubo un empate a
ocho goles
y desempató
Marlaska.
--“Se acabó la
sopa boba;
la vida hay que
ganarla;
todos a la puta
calle
a currarse la
empanada,
txikitos y
txakolís
y txuletón a la
brasa”.--
Y se quedaron
tan anchos;
la Parot,
asesinada;
y el Lunes en el
Supremo
nos la dejan
enterrada.
A fin de
cuentas, siguieron
la “Hoja de
Ruta” marcada
por ZP y López
Guerra;
a año y muy poco
por muerte
no es una mala
jugada.
Quien hace un
cesto, hace ciento;
mejor, matar a
mansalva,
si con el crimen
primero
los otros van
por la cara.
¿Se entiende,
Usted, a sí mismo?
Nadie entiende
una palabra.
Después, convoca
a las víctimas;
maquilla dolor
en cara
y con expresión
doliente
les dirige unas
palabras:
--“Comparto
vuestro dolor;
mas, la ley hay
que acatarla;
me duele más que
a vosotros;
Zapatero me jugó
con unas cartas
marcadas;
yo he perdido la
partida;
un día habré de
pagarla”.--
Verá como ahora corre
Don Alfredo
Rubalcaba
a negociar
nuevos jueces.
Le salió bien la
jugada.
Que no espabila,
Rajoy;
es más sutil
Rubalcaba.
(Calpe, 16 de Noviembre de 2013)
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