jueves, 21 de marzo de 2013

ROMANCE DE LOS CATORCE INFANTES


ROMANCE DE  CATORCE  INFANTES.

 

(Infantes de Lara  -  Infantes Pujoles)

 

A La Montaña Leonesa

 

Narran viejos cronicones

que en  el Bajo Medioevo

el ambiente era insalubre

y escaseaban longevos,

ya que el clima era muy duro

con largas lluvias de acero:

muchos diñaban a espada;

a otros, mataba el veneno;

también, estaban los moros

que gustaban segar cuellos

con sus corvas cimitarras;

pocos llegaban a viejos

y así, entre lanzas y dardos,

palmaban muchos mancebos

con sufrimiento de madres

y los padres en cabreo.

En esos tiempos antiguos,

a finales del milenio

primero del calendario

que seguían los Conventos,

con el fin de ir fechando

cualquier acontecimiento:

bodas reales, bodas nobles,

así como nacimientos

en castillos almenados

de Reyes y Caballeros;

también databan batallas

con victoriosos y muertos.

En Salas, pueblo de Burgos,

en castillo adusto y fiero

moraba Gonzalo Bustos

con el acompañamiento

de la “Nata de  Castilla”,

que eran sus propios Mancebos,

altos, fermosos, galantes

y muy valientes guerreros.

Su tío, Ruy de Velázquez,

un “hi de puta”, tremendo,

vino a liar a los mozos,

entre consejo y consejo,

pa que “bajasen al moro”

por alijos de dineros.

Los Infantes no pensaron,

por ser Nobles Caballeros,

que su tío apalabrara

con Almanzor un acuerdo

para que, cerca de Córdoba,

instalase siete cepos;

así que, en aquesta trampa,

les cogió de prisioneros.

En  Salas oyó noticia

Gonzalo Bustos con duelo

y acudió hasta su cuñado

para pedirle consejo.

El cabrón de Ruy Velázquez

le puso cara de bueno

y le lacró una misiva

pal General Sarraceno;

y Gonzalo que se pensó

regresar con sus Mancebos

para quitar a su esposa

el luto que había por ellos.

Almanzor deslacró el sobre

y se descubrió el secreto,

dado que Ruy había escrito:

“me matas al mensajero”,

Sin comentar con Gonzalo,

fue a buscar al cortacuellos

que cortó siete cabezas

y, tras enterrar los cuerpos,

mandó en un arca de roble

siete cabezas al pueblo;

dejando a Gonzalo Bustos

en Córdoba prisionero.

Hoy, Salas de los Infantes

revive en el Romancero

el llanto de aquellos días,

cuando volvieron Mancebos

y enterraron en la iglesia

siete cabezas sin cuerpos.

Eran “Nata de Castilla”

y Castilla lloró en duelo.

Nada que ver con Infantes

que canto en mi Romancero:

siete Infanzones tunantes

que, a escote, les concibieron

el Jordi y la Ferrusola

en plan de distraimiento

y enseñaron esas artes

de apalancarse los euros

que dijo “no eran de nadie”

la Ministra del Mostrenco;

mas, si miras con detalle,

verás que son los del Pueblo.

A siete Infantes de Ladra

en ladrones convirtieron

entre Jordi, Prenafeta,

de la Rosa y otros ciezos.

No son expertos en armas,

mas lo son en trapicheos,

en urdir tejemanejes,

en cobrar tantos por ciento,

en montar falsas Empresas

que esconden en recovecos

donde, en túneles profundos,

se escaquean los dineros,

esos que “no eran de nadie”

siendo dineros del Pueblo.

A la Banca Catalana

le dio un sablazo tremendo

que, entre dimes y diretes,

quedó en delito obsoleto.

¿Cómo puede un Honorable

robar sin discernimiento?

Por saber que el Tribunal

solo tiene jueces ciegos

cuando delitos afectan

a Servidores del Pueblo.

Así, en esta confianza,

fue formando a sus Mancebos,

que han llegado a millonarios

entre manejo y manejo.

Por arrobas se llevaron

los billetes de quinientos

hasta Andorra, hasta Suiza,

por extraños recovecos,

transportándolos por sacas

en lujosos maleteros.

Jordi Pujol les decía,

entre consejo y consejo:

--“Estos son dinero santos

y, por tanto, van al cielo

de paraísos fiscales

por ser puros, por netos,

ausentes de confesión

como de arrepentimiento;

los Santos suelen pasar,

sin ostentación, al Cielo”.--

Los Infantes Millonarios

más la “Pasta” del Abuelo

podrían sacar de ruina

a Cataluña, su Pueblo.

Solo, dando un pellizquito

a sus millones de euros,

podrían pagar Farmacias,

Hospitales y a los viejos.

¡Qué diferentes Infantes

nos cantan los Romanceros:

unos, “Gloria de Castilla”;

otros, “Ladrones del Pueblo”.

 

      (Madrid, 29 de Diciembre de 2012)

 

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