miércoles, 18 de julio de 2012

ROMANCE DEL "PARTO CANSINO"

ROMANCE DEL “PARTO CANSINO”

La Señora Andalucía,
tras treinta años preñada,
un buen día llegó a parto
y empezó rompiendo aguas
pariendo Merca Sevilla;
hizo de partera Alaya,
comadrona experta en fórceps
además de Juez honrada.
Unos partos fueron simples,
otros fueron por cesárea;
unos fueron unitarios;
otros parejas atadas
cual si fuesen siameses
unidos por las espaldas.
Todos resultaron Midas
con las sus manos doradas:
modelan de oro a parientes,
amigos y camaradas,
sindicalistas de pro
y personas disfrazadas;
todos “pobres criaturitas,
humildes, necesitadas,
con tendencia a buena vida
difícil de conquistarla.
En el quirófano frío
del paritorio de Alaya
fueron naciendo los Midas
en cadencia acompasada;
unos nacieron riendo;
otros, nacidos, lloraban
y, al recibir dos azotes
en las sus pudendas nalgas,
unos decían silencios
y algunos hasta cantaban.
Francisco Javier Guerrero,
Rey Midas de grande fama,
le cantó por bulerías
y, más tarde, La Traviata:
cantó el “nido de reptiles”
que la Maleni donara
con el permiso de Chaves
(ahora se “llama a andanas)
pa dorar a discreción
y sin controlarle nada,
un gran montón de millones
que él mismo administraba
y daba pa dorar tanto
que hasta su suegra dorara
(y mira que es caso raro
hacer, de “jibia”, dorada).
Tras Midas nació su chófer,
amigote y muy drogata,
que cantó, por puterío,
las juergas que se pegaban,
pagando con las “mordidas”
que su jefe le donaba.
Como nacieron mellizos
la partera limpió grasas,
les limpió de sangre y mocos,
les puso en cuna enrejada;
podrían desamorrarse
si los ponía en la cama.
Otro parto, ya con fórceps,
porque apenas asomaba
al venir de atravesado
y no pasar la ventana,
fue Don Antonio Fernández,
Consejero, por sus actas,
que a la presión de los fórceps
le cantó “Luisa Fernanda”
de Tenor, en Do Mayor,
el Aria a la Juez Alaya.
Ésta, escuchó la canción
y le aplaudió las nalgas,
recostándole en la cuna
debidamente enrejada,
no fuese a caerse el niño
dando vueltas en la cama.
Ahora viene un parto duro,
“cansino”, donde los haya,
y la comadrona tiene
su paciencia muy agotada.
Este Midas, al despiste,
dice que no sabe nada
y a las noventa preguntas
dice que se “llama a andanas”;
ya la Juez dice aburrirse
pues no nace ni en cesárea.
En este “parto cansino”
que ya dura dos jornadas,
apenas si asoma testa
con la su boca cerrada
porque dice que le oprimen
los “labios de la ventana”
por ser nonato fornido
y tener anchas espaldas.
A este Midas, tardo nato,
Don Juan Márquez, le hace gracia
el saltarse las preguntas
como en carrera de vallas:
unas las salta en silencio,
otras las roza y las salta
con un “nacer tan cansino”
que la partera está harta.
Juan laboraba oprimido
por una presión, tan alta,
que donaba en los pasillos
ayudas solicitadas
por Jefes o Diputados
para Empresas señaladas
dado que no tenía tiempo
para poder estudiarlas;
se destruía información,
no fuesen a cotejarla.
Alega todo legal;
la inercia estaba marcada
por Midas antecesor
con unas reglas muy claras:
“Millones, a mogollón;
no hay que dar cuenta de nada;
al amigo y al pariente
empobrecidos, les salvas;
lo que pidan Superiores
(aquí, el que pide, manda)
das preferencia absoluta”.
No reconoce mangancia.
Doscientos cinco millones
pide la Juez de fianza
por los costes de nacer
cuando a él le de la gana
y los desgarros que pueda
ocasionar en “ventana”.
Resulta el “parto cansino”.
La comadrona se cansa
y exige al Midas nonato
que permanezca en su casa;
ha de adquirir nuevos fórceps
para que el nonato nazca.

(León, 8 de Julio de 2012)

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