(In Memoriam)
Si hay un
político eterno
es Alfredo
Rubalcaba.
Desde la cuna
tenía
su ideología
marcada:
chupaba la teta
izquierda,
la derecha despreciaba
y, así, su madre
tenía
las mamas
descompensadas;
enflaquecía la
izquierda
y la derecha se
hinchaba
y, a veces, era
preciso,
por el alivio,
ordeñarla.
Por mamar de
única teta
creció en figura
aflautada,
cabezón de tipo
chivo
y una nariz
impostada.
De joven, era
ligero,
al ser sus
carnes livianas,
y corría el
condenado
como impulsado
por alas.
Las carreras del
colegio
casi siempre las
ganaba,
(patas de veloz
vicuña
o de gacela
endiablada
por el patio del
colegio
y los campos de
Cantabria).
Hoy tiene cara
de chivo
con la nariz
importada,
como gruesa
magdalena
que se empapase
en la taza
hasta dejarla
escurrida,
escuchimizada y
flácida.
Hoy le paga Anís
del Mono
un Royalty, por
la cara.
Panoramix de
Solares,
el druida de
“poción mágica”
que da fuerza a
Zapatero
si se le bajan
las ganas.
Bono le tiene
por liebre
mas yo le tengo
por rata
porque del campo
no sabe
lo que sabe de
cloacas.
¿Distingue al
ave de presa
de la que es ave
de caza?
¿Sabe que el
faisán es ave
de familia gallinácea,
procedente del
oriente
y casado con
faisana?
Estudió química
oral
y fusión de la
palabra.
A veces
pronuncia flores,
sea en ramo o en
guirnalda;
otras, son
palabras duras
como mortales
pedradas;
pero su mejor
virtud
es que sabe
barajarlas:
entremezcla la
verdad
con mentiras calculadas
y crea la
confusión
y no hay forma
de explicarlas,
si son verdades
a cuadros
o son mentiras a
rayas;
él se sale con
la suya;
sale, entre
pitos y flautas,
se sale por
peteneras
o sale a la pata
llana
en escaqueo
constante
cuando las
preguntas mancan.
Él puede
contradecirse
cien veces en
una charla;
mas, al final,
suelta un chiste
y se le ríe la
gracia.
El fusiona su
discurso
como quien hace
tisanas.
Gil Lázaro le
pregunta
por faisán, cada
semana,
y, al ser
pregunta engorrosa,
por Úbeda va de
caza,
pero no de los
faisanes,
si acaso de
alguna garza,
pues sus cerros
son famosos
para grandes
escapadas.
En el Congreso
frecuenta
los cerros, cada
semana.
Tiene el examen
chupado,
si le examinan
mañana,
de los trajes
que Correa
a F. Camps
regalaba:
sabe el paño, el
apresto,
las costuras,
las solapas,
el color de los
botones,
si de hueso, si
de plata,
si están
correctos de sisa
y, en pantalón,
dónde carga.
En este
examen Alfredo
nos saca “Summa
cum Lauda”.
“Si es que hubo
chivatazo,
fue cosa de
cuatro guardias,
putos
insubordinados
que se fueron de
parranda.
Txikitos de Txakolí
aclararon las
gargantas
con los dimes y
diretes,
cotilleos, tiqui
tacas,
rumores de
marujonas,
radio pasillo,
en las aulas,
correveidiles de
fatuos,
cuentacuentos de
criadas,
radio macuto de
mili,
confidencias de
redadas
que planifica,
en secreto,
el Comisario de
guardia”.
“Son pecadillos veniales,
“Son pecadillos veniales,
deslices de las
gargantas
que se pueden
absolver
con penitencia
de gárgaras”.
Puede ser la
explicación
que dé, un día,
Rubalcaba
en lugar de las
sandeces
del “sin ti yo
no soy nada”,
que tanto gusta
a la cla,
y responde con
palabras
que Gil Lázaro
merece
por pedirlas con
constancia.
El, del faisán
solo sabe
que es una ave
escabechada;
en casa se la
traen siempre
del Híper en una
lata.
(Madrid, 30 de Marzo de 2011)
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