¿No fue, acaso,
Monedero,
el cerebro con
viruelas,
el nesciente
monetario,
el exento de
vergüenza
quien enseñó a
Hugo Chaves
cómo hundir a
Venezuela?
Por lo pronto,
él presume
de frecuentar su
presencia
con un despacho
adosado
al mismo de
presidencia;
era su tutor
mayor
y cobraba, en
consecuencia,
miles de euros
mensuales
que son tela
marinera.
Se dice vivió de
lujo
mientras
sembraba su idea
del leninismo
profundo
en aquella mente
yerma.
A pachas con
Fidel Castro
le metieron una
siembra
de comunismo
ideal
que solo ellos
recuerdan.
En Rusia se fue
al carajo
y ni está ni se
le espera;
el comunismo de
Mao
también en China
está en quiebra;
tan solo queda
ya en Cuba
y en el Norte de
Corea,
paraísos, que se
dicen,
donde todo el
mundo medra.
Dos países
comunistas
dirigidos por
dos prendas:
uno, dictador barbudo;
otro, cerdo que
se ceba
mientras el
pueblo en hambruna
a duras penas
navega.
En uno y otro país,
mientras están a
dos velas
los ciudadanos
de a pie,
los militares
progresan
en los campos de
medallas
persiguiendo las
estrellas.
Son belicosos
bravíos
a los que gustan
las guerras.
De militar, Hugo
Chaves
dio un
golpe y se fue a la trena
porque los
golpes de estado
solo los dan las
derechas
y son delito
mayor
que, si
fracasas, lo penas.
Más tarde, por
lo tranquilo,
con una voz muy
serena,
con sonrisa
paternal
en reportajes de
prensa
y, con tono muy
meloso,
iba enlazando
promesas.
Venezuela le
creyó
y le dio sus
papeletas.
En cuanto cogió
el poder
a su temple dio
la vuelta
y contrató de
asesores
a Errejón, a
Pablo Iglesias.
Luis Alegre y C.
Bescansa
para que diesen
ideas
de cómo hacer
comunista
a toda la
Venezuela.
Así empezó el
populismo
de incansable
verborrea;
o eras devoto de
Chaves
o te jugabas la
trena.
Y fue el papacito
Chaves,
como Pepe Stalin
fuera;
a Mussolini y a
Hitler
imitó la
verborrea;
mitineo interminable
que aburría a
las ovejas,
con el lema “Patria
o muerte”
y el futuro en
las estrellas.
Lo cierto es que
el pueblo iba
a la ruina de
cabeza
y Billetero le
dijo:
--“Expropia
cuanto te peta;
el capital pal
Estado
y los ricos a la
mierda”--.
Así surgió --“Exprópiense
las fábricas de
cerveza;
exprópiense los
comercios;
exprópiense las
empresas;
exprópiense latifundios
y foráneas
petroleras.
¿De quién es ese
quiosco?”--.
--“De la viuda Filomena”--.
--“Pues exprópiese
el quiosco
y que sea de
Venezuela;
si ya he
expropiado los medios,
¿por qué no
puntos de venta?”--.
Eran cosas de
Hugo Chaves
y los socios del
Coleta.
Ahora Nicolás
Maduro
va por la misma
vereda
y, para
justificarlo,
golpes de estado
se inventa
de un horrible “eje
del mal”
en Miami, en ABC
y en
pendejos de
Venezuela.
Dice que, contra
natura,
a él pretenden
darle puerta
y, con el fin de
evitarlo,
mete pendejos en
celdas.
Expropia la
libertad
a Don Antonio
Ledezma
como ya Leopoldo
López
cumple un año
tras las rejas,
por ser jodidos
golpistas
que van contra Venezuela
por intereses espurios,
mala leche y
desvergüenza.
Si España le
pone verde
y ABC de vuelta
y media
comentando las
verdades
de la actual
Venezuela,
volverá al exprópiense
los bancos y las
empresas
de los fachas
españoles,
si no corrigen y
enmiendan.
A su pueblo ya
expropió
libertades y
conciencias
y no les
expropia el hombre
porque no le
tiene cuenta.
Es más bruto y
abusivo
que el impuesto
de la renta
y no permite ni
a cristo
que se salga de
su senda;
o bien le aplaudes
sus logros,
o de cabeza a la
trena.
Me dicen que
Diosdado
dio romances de
este menda,
donde descojono
de él,
de Podemos y el
Coleta
y se cogió tal
cabreo
adobado con
rabieta,
que ha decidido
expropiarme
los amigos que
allí tenga;
me expropiará
sus afectos
ya que allí no
tengo empresas.
¡La madre que le
parió!
El brutal chofer
y “berzas”
que expropia las
libertades,
y que expropia
las empresas,
al grupo de partidarios
ha expropiado la
vergüenza.
(Madrid, 20 de Febrero