En este País de
pícaros,
rapa bolsas y
rateros,
sinvergüenzas
redomados,
asaltantes,
bandoleros,
veros arrebata
capas,
trincones y
descuideros,
chorizos y
butifarras
y doctos en
apañeo,
existen
comisionistas
con un trabajo
muy serio,
pues hacen de
intermediarios
en negocios y
manejos
donde se mueven
fortunas
y muchos
millones de euros.
Lo mismo que
queda harina
en uñas de
molinero,
o quedan
ennegrecidas
las uña de los
mineros,
que quedan entre
las uñas,
a éstos,
millones de euros.
Un intermediario
nato
es Ivancito, el
Chavero,
que, por ser
hijo de Chaves,
su padre le dio
un llavero
que abría todas
las puertas
de andaluces
ministerios;
lograba las
concesiones
pa amigos y
compañeros,
apañando
comisión
del veinte o
treinta por ciento.
Con este trabajo
honrado
de comisionista
serio
vino cosechar
millones,
ahorrándoles
papeleos
a Consejeros de
Junta
e, incluso, a
los compañeros
que hacían
grandes negocios
con el Erario
del Pueblo.
La cosa es
simplificar
los asuntos más
complejos
y tiempos
interminables
de trámite y
papeleo.
Así intermedia
Ivancito,
usando a Chaves,
de cebo,
y haciendo de
intermediario
amasa millones
de euros.
Los
comisionistas suelen
dar de la
amistad ejemplo
y demuestran
equidad
al repartir el
dinero;
amistad,
desinterés,
es cariño es lo
primero,
porque lo que es
tuyo es tuyo;
yo solo lo mío
quiero
y, así, hacen el
reparto
sin andarse con
rodeos.
Los
comisionistas son
como esos
marineros
que saben poner
las velas
en la dirección
del viento
y hacen sus
negociaciones
muy veloces en
el tiempo.
Comisionistas
amigos,
a veces, nos dan
ejemplo
cuando apañan comisiones
y reparten entre
ellos
con una equidad
sencilla,
sin andarse con
rodeos,
el fruto de su
trabajo
de honorables
rendimientos.
--“Toma,
Antonio, estos millones;
que el reparto
es el correcto
ya lo tuyo es
un diez;
lo míos, un
quince por ciento;
entre los dos,
veinticinco
como firmaron
acuerdo
los clientes
afectados
de este negocio
concreto”.--
Hoy un Juez saca
a la luz
un negocio de
los buenos
que ficieron
Hugo Chaves
y Rodríguez
Zapatero
firmado con los
abrazos
por parte de
dos mastuerzos
y, al margen, en
los carrillos
estamparon
sendos besos;
como el negocio
era gordo
la alegría no
fue menos.
Fue un
compromiso de ocho:
cuatro océanos
patrulleros
y otros cuatro
algo distintos
pues, tan solo,
eran costeros.
Con todo el
proyecto en marcha
de Chaves y Zapatero,
con Navantia a
todo trapo
estos buques
construyendo,
surgen los
comisionistas
(a lo puta y en
secreto)
que adivinan un
negocio
con beneficios
tremendos.
Por España, un
tal Collantes,
personaje muy
discreto,
pues no dijo ni
a su esposa
el rentable
contubernio
que con
Rodríguez Andía
estaba haciendo
en secreto.
Collantes,
presidió el INI;
Andía ex
directivo del mesmo;
cojonudos
alipendes
que formaron el
concierto
con listos
venezolanos
jubilados del
Ejército.
Estos chorizos
sublimes,
estos chorizos excelsos
le sacaron a
Navantia
cuarenta y tres
milloncejos.
no de pelas ni
bolívares,
que eran
millones de euros.
Para sacar la
tajada
Comisionistas se
hicieron
de un negocio
que firmaron
Presidentes de
Gobierno.
¿Llegó la
noticia a Chaves
o a Rodríguez Zapatero?
Me dijo un augur
que no,
porque era
asunto secreto;
idea de Andía y
Collantes
y jubilatas de
ejército.
Un día salió a
la luz
lo que antes fue
misterio:
repartieron los
millones
los astutos
“elementos”;
doce millones,
pa España;
para Venezuela,
el resto;
o sea, treinta y
un mil
pa jubilaos del
ejército
y cada uno cobró
millón y medio
de euros.
Andía cogió los
doce
y dio seis al
compañero,
que en amistad
con justicia
sin interés
torcedero,
el reparto se
hace a pachas
y aquí amor y
después cielo;
el cielo que un
millonario
se consigue sin
complejos.
Al ser gentes
importantes,
en sociedad, los
pendejos,
el asunto fue
enterrado
en un cajón por
un tiempo;
puede que porque
el chanchullo
durmiese un
sueño eterno.
¿Fue tráfico de
influencias
o comisionismo serio?
Ellos dicen lo
segundo;
el juez piensa
lo primero.
Puede que rían
de Ley
estos chorizos
excelsos;
ya que el caso
sucedió
en tiempos de
Zapatero.
(Calpe, 7 de Octubre de 2013)
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