jueves, 6 de noviembre de 2014

ROMANCE DE MARATÓN-BANKIA V


Antonio moral Santín,
cofundador comunista
que tuvo doctrina, a pachas,
con el  gran Don Julio Anguita,
anduvo un tiempo a lo pobre
porque IU requería
parquedad en patrimonio
y la honradez a la vista;
por eso Moral Santín
no nos dejó muchas pistas
de sus gustos personales
en su maratón con Visa
y, sin embargo, llegó
segundo con mucha prisa
pisándole los talones
a Barcoj; segundo en lista
de puntos cumulados
y, así, la plata conquista,
dejando atrás a Morado
que ya morado venía
con la espuma sobre el belfo
y rotas las zapatillas.
Vicepresidente en Caja
por dotes competitivas;
siempre pegado a Barcoj
y a Blesa que le seguía
realizó la maratón,
pero dejó pocas pistas
al pasar metas volantes
en los controles de Visa.
Santín corría en plan zorro
y las rutas que seguía
vienen  ser una incógnita
porque a él le convenía.
Fichaba en Zalacaín;
varias veces repetía
paso por este control;
acaso hambre tendría
y, amante de buena mesa,
vino a cogerle manía.
Pasó control en Los Remos
y aquí también repetía;
puede le guste el marisco
como a los sindicalistas
o como a mí, que me privo
por no tener negra Visa.
Fichaba en los Paradores
porque, de verdad, le privan
monumentos que conservan
las construcciones antiguas
con retazos de la historia
que fueron la historia misma:
monasterios, ya sin frailes,
conventos sin abadía,
palacios de antiguos nobles,
donde sus fiestas hacían
y castillos almenados
en las ariscas colinas
donde, unas veces, los moros
de cristianos defendían
y, otras, se defendieron cristianos
de fieras huestes moriscas.
Los hoteles con historia
al buen Santín atraían,
acaso, por los doseles
de las camas comodísimas.
Vino a correr los diez años
y era la constancia misma,
pues venía a repostar,
cada dos, cada tres días,
chupetones regulares
de trescientos con su Visa
en ubérrimos cajeros
que Caja y Bankia tenían.
Corría, como a lo puta,
o séase, a escondidas
de tenaces paparachis
o curiosos periodistas
que, en las metas volantes,
andaban buscando pistas;
podrían descubrir gustos
para prensa deportiva.
Como Santín es muy suyo,
cosa rara en comunista,
lo mismo que Juan Palomo,
lo guisaba y lo comía.
Con el paso de los años,
como el IPC subía,
él subió a cuatrocientos
los chupetones con Visa.
Más tarde, ya por inercia,
el chupetón aumentaría
hasta los seiscientos euros
porque a él más le cundían.
Pero, a lo tonto a lo tonto
y mondándose de risa,
en su maratón secreto
vino a cargar a su Visa
cuatrocientos cincuenta y seis
más quinientos de propina.
Los puntos acumulados
cuando él pisó la cinta
fue cantidad suficiente
para una plata prístina,
que es la que gana el segundo
porque ha corrido deprisa.
Cuando Santín subió al podio
todo el mundo le aplaudía,
reconociendo el esfuerzo
muy raro en un comunista.
Al final, formaron podio
tres soberbios deportistas:
Barcoj, Santín y Morado
que, en maratón tan larguísima,
consiguieron pagar todo
tan solo usando su Visa.
Loor  los vencedores
que son de pobres la envidia.
Yo, a hombres tan esforzados
la cárcel regalaría,
con pecados confesados
y con las huchas vacías;
pues la pasta y la conciencia
no son buena compañía.

    (Calpe, 28 de Octubre de 2014)


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