A Liliana
Velásquez
Se dice que era
riquísima
en tiempos no tan lejanos
la tierra que
Dios donó
al pueblo
venezolano.
Tierra que
atrajo emigrantes:
los gallegos,
los canarios,
más gentes de
otros lugares
que se fueron
integrando
y fueron creando
industrias
o trabajando los
campos.
Venezuela, un
País rico
que ha ido
depauperando,
en parte, por la
incultura;
en parte, porque
robaron
quienes debían
mirar
por las Arcas
del Estado
y dar servicios
correctos
al pueblo
venezolano
que es quien, a
fuerza de impuestos,
va alimentando
el Erario.
Andrés Peres fue
a la suyo
que, al final,
tuvo logrado;
el pueblo se
empobrecía,
pero enriquecieron
capos
amigos de los
amigos,
del poder y de
los cuartos.
En este
batiburrillo
viene un
“iluminado”
que dio, unos
años antes,
fallido Golpe de
Estado.
Hugo se metió en
Campaña;
la hizo
vociferando ;
como enviado de
Dios
fue quien voceó
más alto
y fue
arrastrando las masas
en plan
revolucionario.
Luchador contra
el Imperio
de los
norteamericanos,
en deriva hacia
la izquierda,
llegó a Cuba de
los Castros
y estos le daban
ideas
por petróleo
regalado.
Voceras
impertinente;
pesado, cual
vaca en brazos;
capaz de parlar
diez horas
por la tele y
por la radio
y mantenía en
las diez
prepotencia y
desparpajo,
lanzando grandes
proclamas
o bailándose un
fandango.
Él incautó, por
las bravas,
las industrias y
los campos,
sin pagar lo que
robaba
pues robaba pa
su Estado.
Así, la industria,
pal Pueblo;
y, para el
pueblo, los campos;
como todo era de
nadie
nadie quiso
trabajarlos.
Todo se iba a la
ruina;
todo se iba al
carajo.
Subvencionaba el
petróleo;
subvencionaba a
los Castro
y se pasaba la
vida,
Don Hugo,
subvencionando
pa formar su
coalición
de Imperio
Bolivariano.
A la Prensa
Independiente
amordazó,
expropiando.
Solo existía su
voz
para los
venezolanos;
unos, le
aplaudían mucho;
otros, silbaban
por bajo;
pero allí solo
valían
sus normas, por
sus colgajos.
Un día fue,
enfermo, a Cuba
y de Cuba dio el
gran salto
que le llevó al
“más allá”
y, en “más
allá”, hoy es Santo.;
le canonizó
maduro
para apropiarse
del mando.
Ahora Maduro se
encuentra
los almacenes
mermados
por la escasez
de alimentos
y decidió
racionarlos:
Él decide, cada
día,
el Menú Venezolano:
los lunes, un
poco chichi;
los martes, un
par de mangos;
miércoles, unas
sardinas
porque hay que
comer pescado;
jueves,
arroz con dos huevos
y tomate, por
cubanos;
el viernes
patatas viudas
y, si no hay
patatas, nabos;
el sábado
sabadete
un chorizo y dos
boniatos;
el domingo es
especial
el Menú
Venezolano
ya que Maduro
permite:
de primero,
sopicaldo;
de segundo, una
ensalada,
dos muslitos y
un banano
que viene a ser
un tercero
con su postre
incorporado.
Del higiénico
papel,
pa controlar
vaciados,
se permiten tres
hojitas
los miércoles y
los sábados;
también pueden
limpiar dientes
cuando hay pasta
en el mercado.
Desde el cielo,
inspira Chaves
(hoy santo
venezolano)
transmutado en
pajarito
con sus mensajes
trinados.
Así, con suaves
piitos,
Maduro va
gobernando
con las
consignas del cielo
más consignas de
los Castro
y va conduciendo
a ruina
al Pueblo
Venezolano.
Así, cuando en
los Comicios,
las buenas
gentes votaron,
fueron unos a
Capriles
y otros al No-Madurado;
pero, al hacer
el recuento,
siguió consejos
de Castro:
--“Tú cuentas a
conveniencia;
no consientas
recontarlos;
así lo hacemos
en Cuba
y siempre ganan
los Castro;
esta fórmula no
falla
y siempre
saldrás ganando”.--
Él no dice
claramente
si fue
inspiración del Santo,
si se le ocurrió
a él solito,
o fue idea de
los Castro.
Cuando sea el
Comunismo
en Venezuela
instaurado,
nadie tendrá
nada propio;
todo será del
Estado;
pero los precios
serán
los que decida
el mercado.
Fidel ya les
racionó,
largamente, a
los cubanos;
lo mismo que, en
los cuarenta,
a España racionó
Franco.
Este puede ser
el quid
del Menú
Venezolano:
o sea, los
lunes, chichi;
los marte, un
par de mangos.
Son las Leyes de
Maduro
que, hasta hoy,
no ha madurado.
(Madrid, 14 de Junio de 2013)
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