A Elvira Quintero
Éste, que fuera Honorable
(con el honor de la capa
que cubría a un gran truhan
de “jeta” mistificada,
o séase, un hábil zorro
vestido con piel de cabra)
ha labrado una fortuna,
debidamente ocultada,
que, de tener voluntad
y un poco de amor a España,
podría, en un santiamén,
borrar la crisis nefasta,
madre del paro brutal
y de prima casquivana.
Jordi nació pequeñín,
le acogieron en dos palma
y llegó al mundo llorando
como un simple gualdrapa;
pero, por esa costumbre
tan ancestral catalana,
en lugar de los chupetes
chupó talones de banca;
el chaval no crecía mucho
pero es verdad que engordaba
y, como ganaba mucho,
pronto se compró una calva.
Dado que Cupido es ciego,
la Ferrusola le atrapa
y, por darla mil caprichos,
emprendió carrera en banca;
mas, por razón de insaciable,
gastaron juegos de cama,
revolcón a revolcón,
hasta montar la camada
compuesta por cinco infantes
que acompañan dos infantas,
sumando los siete infantes
distintos a los de Lara:
unos, “Gloria de Castilla”;
otros, ratas catalanas
propensas al mamoneo
y al engorde de sus cajas.
Allá, en los años ochenta,
con su Banca Catalana
realizó tantos chanchullos
que el dinero se esfumaba;
así, que creciendo a Banco,
vino a quedarse en la nada.
Le procesaron los jueces
por si él se los llevara;
pero Jordi se enfundó
la bandera catalana:
--“Si me atacáis a mí,
atacáis futura Patria”.--
Así fue a tomar pol saco
la “justicia catalana”;
pasando a ser intocables
Honorables y Camadas.
Fueron pasando los años;
La Presidencia ostentaba
e inventó las comisiones
por las obras concertadas;
unas, fueron al Partido;
otras, fueron a las Trapas
donde rige el gran silencio,
allá, en Suiza instaladas.
Él, amante de la pela,
las pelas atesoraba
pa que heredaran sus hijos
en el día de mañana.
Así sigue, de intocable
en justicia catalana;
heredad que dejó a infantes
por ser miembros de su casa.
Caballeros, enfundados
en banderas catalanas,
enamorados del euro,
como de pelas la “calva”.
A Jordi, que es el mayor,
no le digas “tonto el haba”
porque es capitalista
(más bien, astuto pirata)
coge los millones sucios
se va hasta Andorra y los
lava;
algunos van a Argentina;
otros, a la mejicana.
Hoy figura en veinte Empresas.
Con su novia transportaba
los millones hasta Andorra
y, en ratos libres, la
hostiaba.
Después del primer varón
viene al mundo Doña Marta
que estudió arquitectura;
el Honorable le daba
contratos al por mayor,
que Cataluña pagaba.
Tras Marta viene Josep
el que Europraxis montara;
el muchacho hacía informes
para su padre y cobraba
a precio desorbitado
incluso cuartillas blancas.
Después vino al mundo Oriol,
un político con casta
propenso a los barrizales
donde amasa pasta gansa.
Su padre le hizo heredero
del Partido, por la cara.
Llegó a “Primo Zumosol”:
como jefe de camada
para montar ITVs
sin legalidad ni nada
y, así, mordida a mordida,
se va forrando el gualdrapa,
pues pretende financiar
una Patria Catalana,
donde montar su Justicia
con cárceles muy lejanas.
Pere Pujol Ferrusola
asesoraba Comarcas
desde su Consultoría ;
Generalitat pagaba
sus informes ambientales;
a lo mejor, ni informaba.
Mireia fue bailarina
y, puede, que hasta bailara;
después montó Fisioart
y ejerce fisioterapia.
Tras Mireia está Oleguer;
Puso ladrillos con gracia
y se montó veinte Empresas;
todas son inmobiliarias
y, así, entre unas y otras,
se va forrando de pasta.
Con una compró un complejo
en Bahía Gaditana;
fue polémica la compra
y Oleguer se llamó a andanas.
Para fundar sus negocios
sacan millones de casa
que hay para dar y tomar
ya que el padre acumulaba.
¿Quién le robó a Cataluña?
¿Fueron Pujoles o España?
(Madrid, 14 de Febrero de 2013)
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